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Robocop

Una foto robada, para que no se enoje ESPNdeportes.com

JOHANNESBURGO -- Ahora que se conocen los finalistas me agarró nostalgia. Extraño pasar los días en Pretoria, aunque muchas veces critiqué cuestiones relacionadas a esa rutina.

De más está decir que hubiera querido ver a la selección argentina el 11J en Soccer City. Por eso mis tardes ya no son las mismas lejos del Centro de Alto Rendimiento, donde se alojaba el plantel de Maradona.

En las largas y habituales esperas por cruzar las barreras de la Universidad, había un personaje que acaparaba la atención: Robocop, como apodé al policía que vigilaba las inmediaciones del bunker argentino.

En una ocasión abandoné la camioneta para caminar por las apacibles calles del barrio. De repente, sentí un escalofrío y un alivio prácticamente inmediato. Robocop se acercó hacia mi y me marcó la infracción que acababa de cometer con palabras que nunca pensé que saldrían de su boca: "Por fa-vor, arri-ba de la ve-re-da", me dijo en un español pausado, pero correcto.

En los cinco minutos siguientes, repitió el pedido en tres oportunidades y siempre de forma educada, pese a la imagen de duro que brinda. También desvió el recorrido de los móviles que intentaban apostarse en la calle del predio y les aclaró, también en castellano: "A las cin-co pue-den pasar".

Justamente a la hora del té cumplía con el ritual. Se ponía su casco, que lo hace aún más imponente, se subía a su moto ubicada justo en el centro de la esquina y enfilaba hacia el acceso del HPC. Atrás, comenzaba el caos de tránsito, por los camiones que pugnaban por llegar primeros al entrenamiento, del cual sólo se podían grabar 15 minutos.

A la distancia, se extrañan esas horas vividas. Si hubiera tenido más confianza, le hubiera pedido a Robocop que nos cuidara de Schweinsteiger y compañía. Que no dejara pasar a Klose. Que resguardara el área de Romero. Que pusiera orden en la zona baja. Que prestara su moto para perforar la defensa rival. Que asustara a los alemanes.

Seguramente él también sufrió con la eliminación argentina en cuartos del Mundial. Pero sin lugar a dudas, su trabajo hoy por hoy es mucho más tranquilo, sin el caos periodístico argentino que se generaba en las apacibles calles de Pretoria.