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Italia, la pura decepción

Los italianos pasaron del amor en 2006 al dolor en 2010 Getty Images

JOHANNESBURGO -- Un empate ante Paraguay, otro ante Nueva Zelanda y una derrota con Eslovaquia han dejado fuera de la Copa del Mundo a la selección italiana, vigente campeona, que ha realizado un torneo decepcionante y para olvidar, en el que se ha despedido con sólo dos puntos y como colista de su grupo.

Con su eliminación, los dos finalistas del Mundial disputado en Alemania hace un año, Italia y Francia, ya están fuera de la competición, pues los franceses quedaron eliminados hace dos días también tras haber realizado un torneo infame.

La de Francia fue la crónica de una eliminación anunciada, pero en el caso de Italia, el equipo llegó, a pesar de haber mostrado una imagen futbolística deplorable, vivo al último encuentro.

Sin embargo, la selección eslovaca, a base de orden e intensidad en el juego, le superó con más diferencia de la que quizá refleja el 3-2 final.

La vieja leyenda de que Italia accede casi a rastras a las segundas fases de los mundiales se derrumbó en el estadio Ellis Park de Johannesburgo, un recinto que los seguidores del equipo transalpino incluirán en la lista de escenarios negros de la historia de su selección.

Ya en el partido inicial del grupo, ante Paraguay, quedó claro que Italia no estaba a la altura de lo esperado. Nunca tuvo argumentos consistentes en aquel encuentro y sólo una acción aislada le permitió empatar contra el equipo sudamericano, mucho más sólido y que ha sido a la postre el líder del grupo.

Algunas alarmas más se encendieron con el pírrico empate ante Nueva Zelanda, un equipo limitado, cuyos jugadores habían dicho que su objetivo era demostrar que no iban a ser el hazmerreír del Mundial. No lo han sido. Se han marchado a casa con tres empates y un punto por delante de Italia.

La igualada ante Nueva Zelanda se resolvió gracias a un gol de penalti en el segundo periodo del partido, sin que Italia demostrara ser un campeón que se medía a un rival sin más pretensiones que no recibir goleadas.

La puntilla la ha puesto Eslovaquia, el único equipo de los 32 del Mundial que nunca había disputado este torneo. A base de oficio y convicción, con orden y consistencia, doblegó a los italianos, que sólo ofrecieron diez minutos finales heroicos en los que, igual que perdieron, pudieron empatar, lo que les habría metido en los octavos.

Parece, pues, que el proyecto de Marcello Lippi ha concluido. El técnico italiano contó con el bloque que fue campeón en Alemania, pero ahora no le funcionó. Muchos de sus jugadores eran ya veteranos entonces. Ahora, su experiencia no ha sido suficiente y por ello se presentan en el horizonte tiempos de profunda renovación.

Sobre el césped de Ellis Park hubo seis futbolistas que, bien como titulares, bien como suplentes, jugaron aquella final (Fabio Cannavaro, Gennaro Gatusso, Gianluca Zambrotta, Andrea Pirlo, Vincenzo Iaquinta y Ddaniele de Rossi), mientras que el portero Gianluigi Buffon no jugó por la hernia discal que padece.

La experiencia de la defensa no fue suficiente, los delanteros recibieron pocos balones y no estuvieron acertados y en el centro del campo faltó un canalizador, ya que Riccardo Montolivo nunca lo fue.

Lippi, a la desesperada, echó mano del maltrecho Pirlo para que resolviera el problema en los 35 minutos finales del partido ante Eslovaquia. Sus argumentos no fueron suficientes pese a que el equipo mejoró.

La eliminación de la selección italiana no admite excusas. El nuevo ciclo de la Azzurra comenzó en una fría tarde del invierno sudafricano, a 8.000 kilómetros de distancia de casa.