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Japón se despidió con orgullo

PRETORIA -- Sudáfrica 2010 le brindó la oportunidad a Japón de crecer, de llegar a cuartos de final, pero no lo aprovechó y al final fue Paraguay quien avanzó en tiros penales y dejó en el camino al último representante asiático.
Sin embargo la escuadra nipona dejó un buen sabor de boca al menos entre su gente y su prensa.

"Yo no les permití ganar a mis jugadores, les debería haber insistido más en la victoria, pero no insistí lo suficiente para que fueran al ataque", dijo un inexpresivo Takeshi Okada después de la eliminación.

El técnico japonés se presentó a la conferencia de prensa y como muchos otros entrenadores se culpó por la derrota. Asumió su responsabilidad. Pero al final de todo, la reacción de los reporteros japoneses fue muy diferente, pues despidieron a su técnico con aplausos por el honor otorgado al pueblo japonés.

La escuadra japonesa había sido una de las revelaciones en esta Copa Mundial, pero la falla de Yuichi Komano en el tercero de los tiros penales terminó con la esperanza de escribir una página gloriosa en su historia.

Sólo una vez Japón había superado la primera ronda y fue en condiciones envidiables, jugando ante su público. Esta vez fuera de casa la nación del Sol Naciente había sorprendido sobre todo por su victoria sobre Dinamarca.

Japón había agradado desde su debut, con un triunfo sobre Camerún con un solitario gol de Keisuke Honda, la figura en la alineación nipona, jugador del CSKA de Moscú, quien hasta este martes había sino uno de las figuras que habían capturado la atención en esta Copa Mundial.

Pero este martes ante Paraguay, Honda no lució. Como tampoco pudo hacer nada en su segundo partido cuando los venció Holanda por 1-0 y no les dio muchas oportunidades de aspirar a la victoria.

Japón cerró la primera ronda con una victoria histórica de 3-1 sobre Dinamarca, con goles de Honda, Yasuhito Endo y Shinji Okazaki.

Durante la Copa Mundial, la prensa japonesa le había rendido respeto a su técnico Takeshi Okada, a quien había criticado previo al arranque de la competencia sudafricana. Pero sus resultados en la primera ronda cambiaron la historia.

"No lamento nada. Han jugado maravillosamente bien" dijo Okada sin cambiar su inexpresivo gesto. Nadie podría haber sabido si estaba triste o molesto cuando repetía que le faltó alentarlos a tener una mayor vocación ofensiva.

Las palabras de Okada llegaron en vivo a todo Japón, quien a diferencia de otros países no espera a sus seleccionados para agredirlos, ni repudiarlos por haberse quedado en los octavos de final.

"Mis jugadores se sienten orgullosos de haber representado a Japón y a todo Asia. Han luchado hasta el final y no puedo reprocharles nada", dijo el técnico.

La derrota nipona no permitió a los japoneses festejar como lo hicieron el día que vencieron a Dinamarca, lanzándose al río Dotonbori en Osaka, pero de cualquier forma se sienten orgullosos.

Y aunque Okada vuelva a culparse por no permitir que sus jugadores consiguieran la victoria, al regresar a casa nadie le gritará perdedor, ni exigirá su renuncia. Así que el técnico puede cambiar su gesto inexpresivo y sonreir un poco, porque al menos en Japón el perder con orgullo si tiene reconocimiento.

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