Así le fue a España en los Mundiales

JOHANNESBURGO -- La selección española ha escrito en Sudáfrica 2010 la página más brillante de su historia al proclamarse por primera vez campeona del mundo al derrotar a Holanda en la final.

El equipo de Vicente del Bosque, que llegaba con la vitola de campeona de Europa en 2008 y como uno de los grandes favoritos, acabó cumpliendo los pronósticos merced a un gol en la prórroga de la final, disputada en el Soccer City, de Andrés Iniesta.

Este éxito sin precedentes pone fin a una sucesión de desilusiones en los Mundiales, ya que hasta el momento la cuarta plaza de Brasil'50 era su mejor actuación.

Andadura de España en los Mundiales:

No lo disputó. No se inscribió por motivos políticos.

Llegó a cuartos de final. El equipo español, que viajó con cocinero, superó inesperadamente a Brasil por las actuaciones de Ricardo Zamora (incluida una parada en un penalti) y la eficacia ante el gol.

En cambio, en cuartos de final Italia contó con los favores arbitrales primero para forzar el desempate tras un injusto 1-1 y luego para ganar 1-0 en un partido con nuevos errores en contra de un conjunto español diezmado. Zamora, Quincoces y Cilaurren terminaron en el once ideal.

España superó con solvencia la primera fase y con el gol de Zarra ante Inglaterra tras envío de 'Piru' Gainza, pero en la segunda y final, tras igualar a dos ante Uruguay, a la postre la campeona con el 'Maracanazo' cayó goleada ante Brasil (6-1) y perdió ante Suecia (3-1), por lo que terminó cuarta.

Eliminados por la mano inocente, en el palco del estadio Olímpico de Roma, del niño Franco Gemma, que clasificó a Turquía. Cada equipo había ganado su partido como local y en el desempate en la capital italiana se registró empate a dos, eso sí, después de que se decidiera que no jugase Ladislao Kubala tras recibir un telegrama de la FIFA en la que alertaba por su situación de recién nacionalizado.

Fuera por otro sorteo. España acabó segunda en su grupo con Escocia y Suiza y todos los segundos entraban en un sorteo (15 diciembre) para ver quién era el rival de Israel en una repesca. Salió beneficiada Gales y eliminó a Israel.

El seleccionador Pablo Hernández Coronado y el entrenador Helenio Herrera no pudieron contar con Alfredo di Stefano, que se había lesionado en el penúltimo partido de preparación, contra el Osnabrueck, en San Sebastián. España, que no obstante tenía otro buen equipo, fue última de su grupo tras Brasil, campeona, Checoslovaquia, subcampeona, y México (ante la que logró su única victoria).

España llega con la etiqueta de campeona de Europa en 1964, pero la derrota inicial ante Argentina (2-1) pesó mucho. Aunque derrotó luego a Suiza (2-1), en el tercer encuentro, contra Alemania, los hombres de José Villalonga cuajaron su mejor actuación, pero perdieron pese a adelantarse por medio de Fusté (2-1).

No se clasificó después de una fase previa muy irregular pese a partir como cabeza de serie, con inesperadas derrotas fuera de casa y tropiezos en casa. Accedió al Mundial Bélgica.

El gol de Josip Katalinski en el Waldstadion de Fráncfort, a los 13 minutos, sepulta al equipo de Ladislao Kubala en el desempate con Yugoslavia.

España se clasifica en la 'guerra de Belgrado' con el gol salvador de Rubén Cano a pase de Julio Cardeñosa y el botellazo recibido por Juan Gómez "Juanito".

En el Mundial, descorazonador inicio contra Austria (1-2) seguido por la noche más triste de Cardeñosa, quien malogró el gol de su vida ante Brasil (0-0) al ser incapaz de marcar a puerta vacía y enviar el esférico al defensa Amaral, que salvó el tanto. "Me fijé más en la pelota que en la portería", dijo el ex jugador español. La victoria final ante Suecia (1-0) fue estéril.

La tremenda y absoluta decepción. Con muchos nombres, el equipo dirigido por José Emilio Santamaría estaba llamado a hacer algo grande, y más al jugarse en casa, pero cuajó una primera fase peor que gris (con empate ante Honduras, derrota ante Irlanda del Norte y agónica victoria ante Yugoslavia) y una segunda discreta con derrota frente a Alemania (1-2) e igualada ante Inglaterra (0-0).

El gol no concedido a Míchel ante Brasil por el árbitro australiano Christopher Bambridge supuso una nueva derrota en el partido inaugural, pero España se rehizo, ganó a Irlanda del Norte (2-1) y Argelia (3-0) y llegó el partido mágico de Butragueño ante Dinamarca (5-1) en octavos, en el que el madrileño marcó cuatro dianas.

Sin embargo, en cuartos, ante Bélgica, volvió a encontrarse con la mala suerte. Forzó la prórroga al final (1-1) con un postrero tanto de Juan Señor y en la tanda de penaltis falló el decisivo el asturiano Eloy Olaya. El cuadro de Miguel Muñoz había dilapidado una gran oportunidad para meterse en semifinales.

Discreta primera fase la del conjunto de Luis Suárez, con sufrido empate inicial ante Uruguay (0-0) y triunfos ante Corea del Sur (3-1 y Bélgica (2-1), y eliminación en octavos ante Yugoslavia (2-1) en la prórroga gracias a un gol de falta de Dragan Stojkovic, que ya había marcado en el transcurso de la contienda.

Vuelve a toparse con la barrera de los cuartos de final, esta vez ante la Italia de Roberto Baggio (2-1) tras malograr Julio Salinas una clamorosa ocasión. Fue el mejor encuentro del equipo de Javier Clemente, pero España volvió a perder en un choque que también es recordado por el codazo de Tassotti a Luis Enrique. Había llegado después de empatar con Corea del Sur (2-2) y Alemania (1-1) y de ganar a Bolivia (3-1) y Suiza (3-0).

La actuación del conjunto de Clemente provocó una gran desilusión, ya que ni siquiera superó la primera fase cuando había mimbres para más, sobre todo para superar este peldaño.

Inesperada derrota ante Nigeria (2-3) en un encuentro en el que un autogol del portero Andoni Zubizarreta cambió el rumbo del choque; ineficacia atacante contra Paraguay (0-0); e inútil victoria récord ante Bulgaria (6-1). Adiós al torneo y a Zubizarreta, que anunció su retirada al día siguiente

España estaba lanzada. Tras superar con tres victorias la primera fase y a Irlanda en cuartos en una tanda de penaltis con Iker Casillas como auténtico bastión, se midió a Corea del Sur, la anfitriona, en un partido que debió resolver pero que se lo impidió la mala actuación del trío arbitral encabezado por el egipcio El Ghandour.

0-0 al final del partido y en la prórroga y en la 'lotería' de las penas máximas un error de Joaquín Sánchez cortó de raíz las ambiciones del equipo español, que no pudo contar para este partido con Raúl González por lesión.

Como en Corea, la selección española, dirigida por Luis Aragonés, cuajó una primera fase más que aceptable. Solventó un grupo asequible con victorias ante la Ucrania de Shevchenko (4-0), frente a Túnez (3-1) y, más discreta, ante Arabia Saudí (1-0).

Se volvía a hablar de altas cotas, de favoritismo, porque, además, el cruce de octavos deparaba una Francia que había levantado muchas dudas y con demasiada carga de edad.

Aunque no ocurrió desde dentro de la plantilla, al conjunto galo se le menospreció y, guiado por el corazón de Patrick Vieira, la magia de Zinedine Zidane y la velocidad de Frank Ribery, el 'once del gallo' se rebeló (luego llegaría a la final) en Hannover y provocó una nueva decepción en la historia mundialista española.

Aunque David Villa, de penalti, adelantó al cuadro de Luis Aragonés poco antes de la media hora, Ribery equilibró el marcador trece minutos después y en la fase final del partido Vieira y Zidane mandaron a España para casa.

Por fin España pone fin a la larga sucesión de penas y se proclama, brillantemente y de forma merecida, campeona mundial por primera vez. Se recordará como el 'Iniestazo'. Andrés Iniesta con un disparo cruzado, enrabietado, sentenció la final ante Holanda en la prórroga.

Fue el colofón a un Mundial en el que España fue de menos a más, tras caer ante Suiza en el debut (0-1) y superar una situación más que complicada. Las victorias ante Honduras (2-0) y Chile (2-1) le dieron el difícil pase a octavos.

A partir de ahí, ganando todos los encuentros por 1-0, fue superando obstáculos (Portugal, Paraguay, Alemania y Holanda) para alcanzar la gloria.

Broche a una gran generación de jugadores y justo premio, porque de haber perdido en la final el fútbol hubiera castigado de forma muy dura a España.