Fútbol Americano
Jordi Blanco, Corresponsal en Barcelona 58d

El Barcelona no puede en San Mamés y le regala aire al Real Madrid

Si el Barcelona vencía al Athletic Club, se ponía a seis unidades del líder Real Madrid, pero desaprovechó esta chance.

El Barcelona no supo responder al empate del Real Madrid en Mestalla y le regaló aire y confianza al líder la noche en que más se esperaba de él. Fueron tantas y variadas las decepciones durante la temporada que quizá se aventuró demasiado optimista contemplar un golpe sobre la mesa en San Mamés. Y una semana después de ofrecer su mejor cara ante el Getafe recuperó su versión más intrascendente.

Tenía que ganar en Bilbao sin excusas, superar al Girona (derrotado en Mallorca) en la clasificación y decirle al Real Madrid que LaLiga seguía viva. No supo. No pudo. Lo peor, no pareció enfocar el partido como un duelo a vida o muerte, un partido sin vuelta atrás en que una victoria trasladase el mensaje necesario.

Apareció con ánimo, respondiendo con serenidad y fortaleza a la intensidad y exigencia del Athletic, rozó el gol con un disparo lejano y monumental de Cancelo que salvó milagrosamente Yeray bajo palos y supo, aunque con problemas, sobreponerse a la lesión de Frenkie de Jong... Pero a medida que fueron transcurriendo los minutos las ganas que se le adivinaban, que se le exigían y se le esperaban fueron menguando.

Nada nuevo en un campeonato con más decepciones que alegrías en clave azulgrana y en el que esperar esa remontada milagrosa en la clasificación se aventuraba una quimera pero no imposible. Sigue sin ser imposible, probablemente, pero las urgencias que atenazan a este Barça provocan, siguen provocando, más dudas que certezas.

Cuando no se sufre en defensa no se funciona en ataque y cuando se acierta en ataque se padece en defensa. Es un querer y no poder o no saber. O una mezcla de todo ello que llegado el mes de marzo provoca que sea imposible para la hinchada reengancharse a la ilusión.

Si se habla y recuerda aquella remontada al Real Madrid de 2004, habría que refrescar que hace veinte años el equipo de Rijkaard, liderado por Ronaldinho, creyó en sí mismo. Y enfocó la recta final de la Liga como si le fuera la vida, jugando con unas ganas, intensidad y desenfreno que ahora no aparece.

Si el partido, el juego, le viene de cara como ocurrió ante el Getafe no hay mucho que discutir... A la que se le complica el escenario, el rival le planta cara y le asusta, este Barça es incapaz de dar ese necesario golpe de efecto que tanto se espera.

En Bilbao, la noche en que tenía la posibilidad de gritarle al Madrid que estaba en disposición de hacerle sufrir por el título, el Barça decepcionó de mala manera. Sin más.

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