Fútbol Americano
Gonzalo Aguirregomezcorta 8y

Ni CR7, ni Rafa Benítez: Florentino Pérez debe estar en la mira

Se sabe de sobra que Florentino Pérez tiene la mano suelta. Y no es que sea cosa del presidente, eso va con la idiosincrasia de un Real Madrid demasiado acostumbrado a ganar y por ello, demasiado exigente con sus entrenadores. Sin embargo, lo que hizo el máximo mandatario al prescindir de Carlo Ancelotti al finalizar la temporada pasada es uno de los sin sentidos más notables de la historia reciente de la casa blanca. Esa acción le está pasando factura.

La decisión de echar al técnico italiano después de no lograr ningún título el año pasado no fue justificada y forma parte de una política de urgencia que no ayuda en nada a la elaboración de un proyecto consistente. De nada sirvió que Ancelotti conquistara la ansiada décima Copa de Europa de los merengues en la temporada 2013-14, llevaban 13 años sin besar la 'Orejuda'.

También logró la Copa del Rey ante el F.C. Barcelona, la Supercopa de España ante el Sevilla y el Mundialito de Clubes contra San Lorenzo de Almagro. Su primer año fue un éxito,; sin embargo, su segunda campaña, la pasada, fue nefasta en lo deportivo con cero títulos conseguidos.

No existe la memoria en el fútbol, y no lograr los objetivos durante un año prevalece a lo conseguido anteriormente. No obstante, la vara de medir no son sólo los campeonatos y es ahí donde derrapó Pérez, cuya paciencia no va acorde con la inteligencia que ha demostrado en otras ocasiones. Si hubo una virtud destacable de Ancelotti, ésa siempre fue la de ser el entrenador ideal para limar y, sobre todo, controlar los egos de sus jugadores.

No es fácil tratar con Cristiano Ronaldo, con el asunto de Iker Casillas en la portería y con las personalidades de varios de los mejores jugadores del planeta. El italiano lo llevó a cabo con excelencia y supo dar un equilibrio que hacía tiempo no se veía en el equipo. ¿O acaso hace falta recordar la inestabilidad que creó José Mourinho? Quien, por cierto, en tres temporadas logró una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España, o lo que es lo mismo, un título menos que 'Carleto'.

La derrota del Real Madrid ante el Barça (0-4) en el Santiago Bernabéu ha sido la última gota de un vaso que poco a poco se va llenando de impaciencia. Rafa Benítez no supo afrontar una cita de dimensiones estratosféricas, y el mundo entero vio en vivo y en directo el ridículo de los blancos ante un Barcelona de ensueño. Nadie se salva de la quema. Ni los jugadores, que se arrastraron impasibles con la impotencia de sentirse infinitamente inferiores.

Tampoco el propio director técnico, cuya alineación no fue acertada. Aunque, por encima de todo, el mayor de los fracasos apunta directamente a Florentino Pérez. Hay una diferencia sustancial entre los dos equipos más grandes de España. El Barcelona tiene una estructura de fuerzas básicas, 'La Masía', que ha sido capaz de crear jugadores brillantes, una filosofía de juego con identidad propia y cuyo clímax ha tocado con su varita mágica no sólo a los azulgrana sino de la selección española.

El Madrid no ha sido capaz de crear escuela. Por otro lado, el Barça ha sabido mantener intactos sus preceptos durante años y sin importar el entrenador que esté en el banquillo. Es ahí donde reside precisamente otra de las virtudes del proyecto culé con respecto a los madridistas: la mayor constancia de directores técnicos. Si comparamos los últimos 13 años de ambos clubes (desde 2003), los merengues han contado con 12 entrenadores, es decir una media de casi uno por año. En las dos etapas de Pérez en la presidencia (2000-06 y 2009 en adelante), pasaron 10 técnicos. El Barcelona, por su parte, ha contado con siete entrenadores desde 2003.

La diferencia es abismal y es imposible consolidar un proyecto con semejante baile en el banquillo. El fracaso se consumó con la salida de Ancelotti, y es que lo que estila el presidente es el éxito exprés, una fórmula con riesgo de pasar factura a largo plazo.

El primer despropósito de Pérez con los directores técnicos lo vivió al comienzo de su primera etapa como presidente, cuando sus éxitos a la hora de configurar una plantilla de galácticos se contrarrestaron con sus fracasos a la hora de elegir al hombre apropiado para llevar el equipo. Desde que en 2003 no renovó a un Vicente del Bosque que había logrado dos Ligas y dos Copas de Europa, entre otros títulos, los entrenadores han desfilado por la palestra de manera ininterrumpida. Con Pérez como presidente desfilaron cinco entrenadores desde junio de 2003 a su dimisión en febrero de 2006 (Carlos Queiroz, José Antonio Camacho -quien duró cuatro meses- Mariano García Remón -interino desde septiembre a diciembre de 2004), Vanderlei Luxemburgo -un año sentado en el banquillo y destituido antes de terminar la temporada 2005-06- y Juan Ramón López Caro -se marchó en junio de 2006).

En su segunda etapa, desde 2009, pasaron Manuel Pellegini, José Mourinho, Carlo Ancelotti y Rafa Benítez. Sabiendo cómo se las gasta el mandatario, a saber cuánto le queda al pobre de Benítez, pero hay una cosa que no hay que olvidar: la debacle ante el Barcelona no fue una simple derrota del equipo, fue un fracaso institucional. Si Florentino tiene la mano suelta, y dura, con sus directores técnicos, él mismo debería aplicarse el cuento por no haber conseguido un proyecto duradero.

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