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Busquets, la sinceridad de un líder

BARCELONA -- Mantiene el recuerdo casi a duras penas, pero ahí sigue. Correteaba por el Camp Nou de la mano de su padre Carlos, portero a la sombra de Zubizarreta, y de vez en cuando soltaba un pase con Laudrup o Stoichkov. O Koeman o... Con alguno de esos futbolistas a los que admiró mientras crecía y de los que, probablemente sin darse cuenta, tomó todas sus cualidades.

Hoy Sergio Busquets es el guía del mejor Barcelona de siempre. Alejado del plano mediático que pueda ocupar la MSN dice sentirse “muy a gusto porque lo que me interesa es que se me reconozca por mi papel dentro del campo, más allá de lo que ocurra fuera”.

Es una declaración de intenciones que no deja lugar a la duda. Es feliz a la sombra de las grandes estrellas, quizá porque siendo hijo de un futbolista ya conocía todo lo que rodea a un equipo como el Barcelona “y siempre he preferido ser una persona normal, vivir tranquilo en mi vida privada”.

Así puede entenderse que hable con una soltura que no se estila entre los futbolistas y que cuando alrededor de tantas renovaciones el ruido se multiplica, a él no le ocupe ni le preocupe. “Si fuera por dinero ya no estaría en el Barcelona” reconoce a media voz, porque a voz entera no alberga dudas: “La intención del club y la mía es estar aquí mucho tiempo. Ellos saben lo que pienso y el tema de dinero nunca será un problema”.

No es una pose. No lo es porque Busquets aclara que “como a todos me gusta que se me reconozca” y porque vuelve inmediatamente a lo anterior: “Sé que si fuese por dinero habría otros clubs que me pagarían mucho más”.

¿Le quiere Guardiola? Sin que el futuro entrenador del Manchester City lo haya dicho en primera persona, el nombre del medio azulgrana ha aparecido y él, con una sinceridad que le honra no esquiva la cuestión: “Siempre he dicho que solo hay dos personas que podrían hacer cambiar la decisión de estar aquí. Una es mi mujer, y a día de hoy es de aquí y es del Barça, por lo que no creo que haya problema a nivel personal. A nivel deportivo la otra persona sería Guardiola, porque está claro que le debo mucho y para mí trabajar con él sería un honor”.

¿Alarma? ¿Un guiño a Pep? Daría la sensación de serlo, pero Busquets, tal como va, vuelve. Y cierra el debate con una elegancia solo comparable a su fútbol: “él sabe que mi club es este y su club también es éste... Y que lo mejor para mí y para el Barcelona es que esté aquí y no creo que me lo vaya a pedir. Conociéndolo como le conozco sé que eso no ocurrirá”.

A tres partidos de alcanzar los 400 desde que debutó en el Barcelona B mantiene fresca la mirada pero sabe su cambio de rol. Cuando llegó miraba a Puyol tal como hoy le puede mirar a él Munir pero entre el uno y el otro tiene interiorizado que el vestuario “sigue formado por un excelente grupo”.

“Mi aspiración es que cuando acabe, mi carrera diga que he pasado a la historia como un buen futbolista de equipo, ganador de títulos y estar entre los que más partidos disputó con el Barça”reconoce, al tiempo que coloca la primera final de Champions ganada en Wembley como su recuerdo “más feliz” y prefiera no pensar en las derrotas… Que no son tantas. Más bien pocas aunque suficientes como para poner en plano, a su pesar, las eliminaciones ante Inter y Chelsea en las semifinales de la misma competición.

En una de esas, frente al Inter, se encontró con un Mourinho que tiempo después sería un personaje capital en la guerra del fútbol que enfrentó a los dos gigantes españoles. Y que él recuerda “con pena. Son negativos y malos, como cualquiera que los haya vivido, son malos para el mundo del fútbol y para nosotros en el aspecto personal… Pero está olvidado y pasado”.

“Messi es casi un extraterrestre” adivina a proclamar en otro momento. ‘Mira más a Busquets y menos a Messi’ es una frase que se ha escuchado alguna vez en partidos de categorías inferiores. Porque él personifica el fútbol global, por más que, obvio, esté muy alejado de esa fantasía que personaliza Leo.

Casi media hora de una charla amena y tranquila. Hay algo en Sergio Busquets que recuerda de forma invariable a su padre: la mirada franca. Mira a los ojos, no como un desafío, sino como la demostración de una sinceridad tranquila cuando habla.

Admite que le gusta, como a cualquiera, cuando se le recuerda que más allá de la MSN, de las estrellas y de los éxitos, su figura se contempla especial. “Es el premio mejor que hay. No todo son los premios individuales… que tampoco los consigo (sonríe) pero que los aficionados te reconozcan es muy especial” asevera cuando empezamos a despedirnos.

Y se muestra agradecido, especialmente, al conocer que su figura no pasa desapercibida, sino todo lo contrario en Estados Unidos, en México y allá donde las cámaras de ESPN muestran su categoría. “Es un placer que me sigan y me reconozcan… Y ojalá, o quien sabe, cuando deje el Barça tenga la oportunidad de jugar en Estados Unidos por ejemplo.