<
>

El Barcelona se juega todo en cancha del Betis

BARCELONA - Conociendo los resultados de Real y Atlético, el Barcelona disputará una nueva final liguera ante el Betis en un Villamarín en el que venció en sus dos últimas visitas...Pero donde cedió tres empates y dos derrotas en las cinco precedentes. Señal inequívoca de la dificultad que espera al campeón.

"Que no se juegue nada puede ser un estímulo para ellos" advirtió este viernes Luis Enrique, firme en el mensaje que se traslada desde el vestuario del Barcelona:

"Nuestro objetivo es ganar...Porque además estamos obligados a hacerlo".

Tras anotar 14 goles en los dos últimos partidos frente a Deportivo y Sporting, el Barcelona da la sensación, o al menos la traslada, de haber recuperado no solo la autoestima, sino, más aún, el convencimiento necesario para acabar confirmando su papel de favorito en el campeonato.

"Ya dije que ganar partidos y batir records pero no conquistar títulos no sirve de nada. Lo repetí hasta la saciedad", expresó el entrenador azulgrana, para quien su equipo no pasó tal crisis más allá de los resultados, manteniéndose firme en la idea de que solamente "nos faltó fluidez y no tuvimos fortuna”.

Con un ojo puesto en Anoeta y otro en el Vicente Calderón, por más que Luis Enrique asegurase que atenderá esos duelos sin "perder mucha energía", el Barça acudirá al encuentro del Betis con toda la artillería, sin reservas de ningún tipo y confiando en que la Champions acabe pasando factura a sus dos rivales para tranquilizarle este sprint final de Liga.

Con todos los jugadores clave a punto, la sensación de encontrarse a medio camino de un éxito esperado y el temor a un fracaso absoluto envuelve más al entorno del Barcelona que al propio equipo.

"Aquí no ganar la Liga es un fracaso", expresó Gerard Piqué en un tono apesadumbrado al que el entrenador no ofreció más importancia.

"Cada uno puede verlo de una manera, pero al final la Liga la gana el que más puntos consigue en 38 jornadas", resumió Luis Enrique.

Más allá de discursos, sin embargo, existe una sola realidad: el Barcelona saltará al césped del Benito Villamarín conociendo los resultados de sus dos grandes rivales y según cuales hayan sido, la presión será, otra vez, asfixiante. La pasada jornada solventó el problema goleando en el Camp Nou al Sporting y hace dos aplastando al Deportivo en Riazor para responder al 0-1 del Atlético en San Mamés. Es la tercera prueba. Para muchos, la definitiva.