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Sebastián Lletget, el estadounidense hijo de argentinos que vivió un sueño hecho realidad

Sebastián Lletget sabía que a veces las grandes oportunidades solo pasan una vez en la vida, como trenes que o los agarras o los pierdes para siempre. Allí estaba él, como mediocampista titular jugando por primera vez en las eliminatorias de CONCACAF para Estados Unidos contra Honduras. Iban cuatro minutos del primer tiempo cuando él, con la camiseta número nueve a flor de piel, apareciendo por el segundo palo para empujar la pelota a la red y convertir a su sueño en realidad.

El Estadio Avaya de San José, California ubicado a unas escasas 50 millas de su San Francisco natal se llenó de alegría y alivio porque Estados Unidos se encaminaba a una goleada por 6-0 y a la resurrección de sus ilusiones mundialistas gracias a él, el hijo de padres argentinos que le puso un toque de potrero a la selección estadounidense.

Quiz;as se podría decir que este hincha de River sintió lo que sus ídolos Gonzalo Higuaín, Marcelo Salas, Radamel Falcao y Alexis Sánchez alguna vez sintieron al meter su primer tanto con la selección de su país.

Ese momento sublime que lo vio festejar arrodillándose frente al banderín del corner con los brazos extendidos mientras sus compañeros corrían a abrazarlo, a agradecerle por sacarles un peso enorme de encima. Tu primer gol con la selección ya de por si es inolvidable, pero convertirlo en tu estado y en un partido clave para abrir el marcador directamente va derecho a ser enmarcado en un cuadrito.

Lletget ya no era el jugador anónimo que jugaba para el Los Ángeles Galaxy y era más conocido por ser “el novio de” la cantante pop Becky G. Ahora él es el prometedor mediapunta del conjunto de las barras y las estrellas.

Su odisea en el West Ham, el club que vio su potencial y le ofreció su primer contrato profesional en el 2010 cuando era un juvenil de apenas 17 años de edad, la media década de frustraciones en el fútbol inglés y su posterior consagración en la MLS con el Los Ángeles Galaxy…todo eso lo llevó a aquel gol épico.

Bruce Arena lo elevó a un nivel de película en Hollywood como su entrenador en el Galaxy, lo citó a la selección por primera vez en enero cuando asumió su segundo ciclo como técnico de EE.UU., lo hizo debutar en un amistoso contra Serbia y depositó su confianza en él para un desafío a cara o cruz.

Lamentablemente ese cuento de hadas contó con un final abrupto, ya que a los 15 minutos él estaba desbordando por la derecha cuando el defensor hondureño Ever Alvarado lo barrió desde atrás para derribarlo y cometerle infracción.

La patada fue durísima, la tarjeta amarilla a Alvarado fue un castigo barato, y la cara de Lletget…la cara de Lletget simplemente denotaba decepción. Era como un “no, no puede ser. No ahora. No estoy lesionado, esto no me puede estar sucediendo ahora”. Él se levantó y rengueó con la esperanza de que el tobillo izquierdo estaba bien, pero…

No, no pudo ser. Lletget se desplomó sin dar más tres minutos después detrás de su mitad de cancha. Aquel tobillo maltrecho por una patada cruel lo forzó a abandonar la cancha, a ser reemplazado por Alejandro Bedoya tras apenas 18 minutos y ser descartado para enfrentar a Panamá el martes.

El autor del párrafo inicial de un guion de película se vio forzado a ver su conclusión desde afuera y luego enfilar hacia Los Ángeles sin saber cómo y cuándo tendrá la oportunidad de volver a ponerse la camiseta de la selección, de sentir el aliento de la gente al salir del vestuario y cantar el himno. Sin embargo, este producto de la MLS tiene apenas 24 años de edad, un potencial enorme y un optimismo inquebrantable,

“Noche surreal. Logramos hacer nuestro trabajo, primer partido de eliminatorias, primer gol. Fue una pena que yo haya tenido que salir, pero gracias a todos por sus mensajes de aliento”. El público estadounidense está de su lado, y también la ilusión. ¿De un gol en San José a Rusia en el 2018 sin escalas? Quién sabe. Solo le queda esperar la próxima convocatoria para seguir dejando su huella en el Hexagonal.