Fútbol Americano
Sebastián Martínez Christensen, Escritor ESPN Digital 8y

Grito de desahogo

LILLE -- De la desazón se pasó a la algarabía.

No es para menos considerando que las posibilidades de Irlanda parecían esfumarse, mientras el reloj era su principal enemigo.

Wes Hoolahan tuvo una posibilidad inmejorable al minuto 83, pero luego de quedar mano a mano con el arquero, anunció demasiado su disparo, que terminó en las manos del arquero italiano Salvatore Sirigu.

Sencillamente parecía que no iba a ser el día de los de verde.

Sin embargo, un minuto más tarde Hoolahan se redimió con un centro perfecto que Robbie Brady cabeceó a la red para darle a Irlanda la clasificación a los octavos de final.

La explosión en las gradas se sintió hasta en el centro de la ciudad, y seguramente la fiesta seguirá hasta altas horas de la noche en Lille; los irlandeses ya son de por sí unos de los fanáticos más ruidosos y simpáticos, y le seguirán dando su toque de color a la Euro.

A decir verdad, fue un premio merecido para Irlanda, que a pesar de todas sus limitaciones, tuvo las opciones más claras a lo largo del partido.

Basados en una presión alta y un gran partido de sus mediocampistas Jeff Hendrick, Brady y James McCarthy, Irlanda no dejó respirar a Italia, que recién efectuó su primer tiro al arco al minuto 43 del primer tiempo.

Fue llamativo el pobre nivel de Italia, que tuvo la más clara en los pies de Lorenzo Insigne, que ingresó en el complemento y poco tiempo después le sacó chispas al palo.

Italia perdió el invicto bajo las órdenes de Antonio Conte, aunque fue claro que ya estaban pensando en su próximo rival; partidazo en París ante España el lunes.

Irlanda sigue siendo apenas un equipo basado en su corazón que suele jugar con apenas un delantero al que le tira pelotazos buscando que baje o aguante el balón para la aparición de unos mediocampistas muy voluntariosos.

La más clara de esa primera mitad fue un remate de zurda de Hendrick que se fue apenas desviado, pero más allá de las opciones el partido se jugó durante gran parte en territorio italiano.

Ahí estuvo la mayor virtud de los de verde, que se aprovecharon del hecho de que Italia apenas jugó con dos de sus titulares habituales, por ya saber que sería el primero del grupo sin importar el resultado.

Nada de eso le importa a Irlanda, que hoy festeja luego de derrotar a Italia por el mismo resultado que lo hizo en el Mundial de 1994.

¿Su premio?

Enfrentará al anfitrión Francia el domingo en Lyon.

Un duelo para nada sencillo, aunque si algo le favorece a Irlanda es no tener que ser el protagonista. El equipo de Martin O´Neill se siente mucho más cómodo cuando está jugando de contraataque que cuando le toca proponer.

A la vez sabe que Francia jugará con la presión de ser el anfitrión, y ese apoyo podrían transformarse en murmullos si los minutos empiezan a pasar.

Eso es ver la mitad del vaso lleno para un equipo que claramente no será el favorito en su próximo choque.

Aunque será mañana el día para empezar a pensar en Francia. Hoy es hora de festejar y caer en cuenta que han superado la etapa de grupos cuando la situación parecía más desfavorable.

Irlanda está en octavos de final, y el sueño no se lo quita nadie.

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