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Portugal sigue sin jugar bien, pero superó la prueba del carácter y está en semifinales

MARSELLA -- Portugal sigue sin ganar en los 90 minutos en esta Eurocopa, pero está entre los mejores cuatro de Europa y tiene razones de sobra para sentirse orgulloso.

Principalmente porque a los dos minutos de juego se comió un cachetazo que parecía dejarlo en el piso, cuando Robert Lewandowski rompió la sequía goleadora tras que Polonia aprovechó un grosero error de Cédric.

Había mucho tiempo por recorrer, pero a la vez hacía falta mucho temple para poder sobreponerse a esa situación.

Un carácter que históricamente no ha sido la principal característica de los lusos.

Los siguientes veinte minutos después del gol tempranero fueron todos de Polonia, que tranquilamente pudo haber marcado el segundo.

Portugal parecía dormido y retenía demasiado la pelota con pases hacia los lados y sin profundidad. Los polacos eran más verticales y les alcanzaban dos o tres toques para llegar con peligro al arco de Rui Patricio.

Y fue un movimiento del técnico Fernando Santos el que pagó dividendos y le terminó dando la igualdad a Portugal.

Se decidió por la inclusión entre los titulares del joven de 18 años Renato Sanches, que si bien tiene inexperiencia, eso viene de la mano con desfachatez y es uno de los pocos en este equipo portugues capaz de ser vínculo entre el mediocampo y Cristiano Ronaldo, que hoy no estuvo fino.

El joven las pide todas y aunque alterna buenas con malas, le agrega otra velocidad y le quita previsibilidad a los portugueses.

Fue justamente Sanches quien enganchó hacia su pierna menos hábil y clavó un zurdazo a la red, aunque siendo justos el balón se desvió en un rival.

Allí cambió el partido. Portugal empezó a respirar dándose cuenta que acababa de salir de una situación muy precaria; a Polonia le habían anotado sólo un gol en todo el torneo y para ellos es idóneo cerrarse atrás y salir de contra.

El segundo tiempo tuvo a un Portugal más protagonista, que fue más que Polonia y empezó a justificar la igualdad y quizás hasta mereció algo más.

El partido se fue achatando a medida que avanzaban los minutos, pero Polonia ya no lastimaba y Portugal tenía las más claras.

Dos de ellas en los pies de Ronaldo, quien simplemente no tuvo su mejor noche, pero su mera presencia siempre obliga.

Ingresaron Ricardo Quaresma, el héroe en octavos de final, y Joao Moutinhno, posiblemente pensando en unos eventuales penales.

A decir verdad, los dos equipos lucían sin piernas y parecían conformarse con la igualdad.

Quizás producto de que los dos venían de jugar tiempo suplementario en octavos; el estado físico empezaba a pasar factura.

Pasó y se fue el tiempo extra y llegamos a la definición por penales.

Los polacos habían estado perfecto desde los doce pasos ante Suiza, pero no fue el caso hoy. Rui Patricio le atajó el cuarto penal a Jakub Blaszczykowski y una vez más Quaresma se vistió de héroe con el penal decisivo.

Portugal sigue sin jugar bien, pero es mejor corregir ganando que perdiendo, y hoy los lusos superaron la prueba del carácter.

Con Pepe como estandarte, que fue la gran figura de la cancha, Portugal se metió entre los primeros cuatro.

Secretamente hasta quizás quiera que gane Bélgica --se mide a Gales-- dado que los belgas saldrían atacarlos en el potencial duelo en Lyon, y allí es donde Portugal puede explotar más la velocidad de los hombres de arriba.

Esa mera presencia de Ronaldo es la que hace a Portugal peligroso. Colectivamente han fallado, pero si un día se despierta bien Cristiano, otro gallo podría cantar.

Portugal está en semifinales y nadie le puede quitar lo bailado.