Fútbol Americano
Graciela Reséndiz 8y

El héroe, el villano y la decepción de la Jornada 17 del Clausura 2016

MÉXICO --  Llegó a su fin el torneo regular del Clausura 2016, que dejó buenos y malos momentos. Entre lo mejor se encuentran los ocho calificados a la liguilla, así como el espectacular goleador en que está convertido André Pierre Gignac, quien es parte importante en accionar del campeón Tigres. También hay villanos y lo decepcionante, y aquí se lo presentamos.

EL HÉROE

No hay otro más que André Pierre Gignac, el francés que vino a México el año pasado y que enseguida triunfó. Gracias a su futbol y a sus dos goles, Tigres está en la liguilla del Clausura 2016. Con el primer tanto le abrió el camino de la fiesta grande a los felinos y con el segundo amarró el boleto. Por si ello no bastara, el gran cierre de torneo regular que tuvo lo consolida como el campeón de goleo del futbol mexicano con 13 anotaciones y va por más en el clásico contra Monterrey, en la serie de los cuartos de final hacia el título.

EL VILLANO

Quizá con el primer gol en contra, Cruz Azul no se iba a levantar ante el poderío de Tigres, pero es más probable que, completo, una posible caída habría tenido otro cariz. No fue así debido a que Joao Rojas se hizo expulsar al minuto 60. El jugador de origen ecuatoriano cayó en entredichos con el portero Nahuel Guzmán y tontamente regresó a donde estaba el argentino para propinarle un cabezazo. Joao perdió los estribos, algo que no suele pasarle. Se equivocó y los celestes no tuvieron el poder de reacción que quería su afición. Perdió 0-2 y los felinos regresaron a casa felices.

LA DECEPCIÓN

En seis meses hubo una mezcla de razones para que Cruz Azul redondeara un pésimo torneo; otra vez fracasó, como lo ha hecho últimamente. No hay un solo culpable; todos los que integran el club lo son en mayor o menor medida: Tomás Boy, los jugadores y la directiva. Todos fallaron, inclusive los refuerzos bomba que fueron contratados: el ecuatoriano Joffre Guerrón y el español Víctor Vázquez. Aparte, Boy confundió bravuconería con personalidad y liderazgo que los mismos aficionados le aplaudieron. Le haría muy bien al plantel un autoanálisis y asumir sus culpas, porque a los que sigan les espera otro torneo de exigencias y tienen prohibido fallar.

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