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Edgar Méndez, marinero con sueños de capitán

MÉXICO -- Edgar Antonio Méndez tiene 26 años y faz de conquistador, incluida la rubia barba y una mirada profunda que denota confianza. Nació en Tenerife y viene de Vitoria, una comunidad en el país vasco que le recibió en el último año, cuando fue cortado por el Granada de Paco Jémez y Guillermo Ochoa.

Mide casi 1.90, ya presume su remate de cabeza y hasta la visión de campo, pero este es su primer reto en un club con el título como destino. Cruz Azul naufraga desde hace seis torneos y aunque la embarcación parezca a la deriva, ha llegado un nuevo capitán desde la Madre Patria, tierra separada por el Océano Atlántico y hermana hasta la raíz.

El nuevo refuerzo lo sabe: La voluntad colectiva llevará al barco celeste a la tierra prometida, un escenario soñado desde hace casi dos décadas y con un puñado de finales trágicos. A Cruz Azul no le han salvado ni Víctor Vázquez ni Marc Crosas, catalanes fugaces en el mar mexicano.

"Siempre en la vida hay que tomar decisiones, hay que arriesgar y aquí estoy. Pelearé por el Cruz Azul, lo daré todo... aquí estamos todos para remar en la misma dirección, intentar dejar a Cruz Azul en lo más alto posible y esa es la idea", explicó el mismo Méndez en su primer contacto con la prensa en las entrañas de su nuevo hogar.

La analogía de Edgar recuerda antes a una balsa que un buque. Hoy los cementeros reman en corrientes misteriosas, con más esfuerzo estéril que en la gracia acostumbrada, pero todo es mejor que el descenso, vivido en carne propia en la 2014/15 con un Almería que perdió la categoría de último momento.

"Creo que en España, en el equipo que estaba, hay que ser conscientes de lo difícil que es ganar un título y pelear por un título, eso es lo que me hizo venir y también la manera que tiene el míster de trabajar, que sale siempre a ganar, da todo por el equipo", describe sobre un timonel al que acompaña nuevamente.

Como buen marino, surgido de una isla, Méndez exhibe las marcas sobre su piel. Un tatuaje enorme en el brazo izquierdo y un par diminutos sobre el derecho. Las formas apenas son perceptibles en su antebrazo, pero también resultan imposibles de esconder.

Aunque su rostro denote madurez y el discurso le respalde, aún hay detalles por mejorar. Está lejos de ser 'Barbanegra' y los huecos en su mentón lo delatan, aunque él no se inmuta ante la irregularidad de su vello, detalle minúsculo para un hombre que confía en su futbol y la fortuna.

"La decisión que he tomado de venir es cambiar de aires, levantarte pensando en que puedes conseguir títulos, ganar todos los partidos con una mentalidad ganadora y creo que aquí lo puedo conseguir", pregona el marinero ibérico, ya ansioso por su primera conquista como capitán.