Fútbol Americano
Javier Rosas 5y

Así vivió Cruz Azul las horas previas a la final

Llegó el día para Cruz Azul, hoy en el Estadio Azteca ante el América escribir la historia para cerrar el capítulo de sequía de títulos desde 1997.

A las ocho de la mañana aparecieron en el lobby del hotel utileros e integrantes del cuerpo técnico, entre ellos Hélder Domigos, auxiliar de Pedro Caixinha, quien lideró el grupo que salió a correr en el sur de la Ciudad de México, mismo que volvió una hora después.

Los jugadores fueron citados a las 10 de la mañana para el desayuno, sin embargo, media hora antes bajó de su habitación del quinto piso Jesús Corona, quien fue esperado por tres aficionados, con los que se tomó fotos y firmó una playera. Jordan Silva fue el segundo en aparecer, este solo entregó unos boletos y regresó a su cuarto.

Minutos antes de la hora pactada comenzaron a arribar el resto de los jugadores, los que eran solicitados se quedaban a atender a la afición, incluso hubo bromas entre los jugadores, cuando se trabó el celular de un seguidor Édgar Méndez simuló como si estuviera dormido. Fruta fue parte fundamental del primer alimento del día.

El desayuno duró alrededor de media hora. A las 10:30 salieron, en su camino el exfutbolista Pável Pardo interceptó a Martín Zúñiga, con quien platicó por cinco minutos y más adelante se encontró con Gerardo Flores en una charla más corta.

Posteriormente, tanto Zúñiga como Flores arribaron a una camioneta junto a Misael Domínguez, misma que los llevó a las instalaciones de la Noria, donde entrenaron para no perder ritmo, debido a que fueron descartados por Pedro Caixinha para el partido de ida.

A las 14:40, tres horas después de su partida, volvieron al hotel, justo 20 minutos antes de que iniciara la comida del equipo, a la que asistió Ricardo Peláez junto a su hijo, quienes arribaron a las 13 horas.

En el camino al salón para hacer sus segundos alimentos, se dieron tiempo de regalar firmas y fotos a las personas que se les acercaron, en su mayoría eran oficinistas que habían asistido a una reunión de su trabajo e incluso algunos fueron honestos al decir que no sabían quiénes eran, pero querían recordar el momento con una imagen.

Espagueti, en diferentes modalidades y jarras de aguas, fue lo que comió el equipo, que estaba ubicado en una enorme mesa redonda, mientras en otras dos estaban, en una la directiva y en otra el cuerpo técnico. Terminaron a las 14:25, momento en el que cada jugador volvió a su habitación.

La última comida previa al partido fue a las 17:30, pero media hora antes ingresaron al salón Peláez y el coach del equipo, Bernardo Ángulo. Minutos antes de la cita los jugadores volvieron a atender a los aficionados que se encontraron en el camino.

Tras 20 minutos salieron para ir a otro salón en el segundo piso, donde recibirían una charla antes de la final de ida contra América. Seguridad del hotel impidió que la afición se acercara mucho a los jugadores, pero eso no les impidió aplaudir y echar porras: "Azul, azul", se escuchaba mientras subían las escaleras eléctricas.

Mientras estaba la reunión, familia de los futbolistas arribaron al lobby del hotel con regalos y con una playera azul, que tenía impreso en plateado la leyenda: "#Juntos X la 9loria". Las cajas con las sorpresas fueron colocadas en cada uno de los lugares que ocupa cada jugador en autobús, para que lo vieran en el momento de subir al transporte.

La plantilla volvió a recibir muestras de cariño tras la charla, que duró media hora aproximadamente. Uno a uno tomó su lugar en el camión, mientras su afición les cantó, hasta que tomaron periférico para arribar al Estadio Azteca.

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