Fútbol Americano
Nicolás Baier 6y

Faltó Palermo, nada más

Con el correr de los minutos el recuerdo se hizo inevitable. El mismo rival, similar necesidad, idéntica ineficacia. Y un final a puro rezo, esperando el milagro.

A casi ocho años del memorable 2-1 del Monumental bajo un diluvio universal, Argentina volvía a enfrentar a Perú. Aquel 10 de octubre de 2009, la visita preocupó bastante más al equipo dirigido por entonces por Maradona. Higuaín abrió el marcador en su debut en la Mayor, Rengifo empató de cabeza a los 89 y en el descuento llegó el histórico tanto de Palermo, en otro capítulo de la vida cinematográfica del Optimista del Gol.

Esta vez el marco lo dio La Bombonera. No vale la pena extenderse sobre el cambio de escenario, se gastó demasiada energía con el tema en la previa. De entrada se vio a una Argentina con la intención de ser protagonista, monopolizando el balón y buscando espacios para entrarle al ordenado conjunto de Gareca. Avisó Messi a los 13, con una jugada preparada en un corner por izquierda.

Pero al igual que contra Venezuela, el claro dominio duró 25 minutos. En ese encuentro, Di María jugó bárbaro por izquierda hasta que se lesionó. Llamativamente, esta vez Sampaoli lo tiró a la derecha y lo reemplazó en el entretiempo.

Creció Perú y Farfán tuvo una ocasión inmejorable que se fue cerca del poste. Mientras tanto, Argentina entró en la confusión. El propio Messi encaraba y chocaba. Una clara postal de que no estuvo del todo fino fue su remate desde afuera que terminó en el lateral. Sin embargo, reapareció con un centro bárbaro que desperdició Benedetto de cabeza. 

La “furia” que anticipó Sampaoli en la conferencia se vio en el arranque del complemento. Derechazo de Leo al palo, después del tiro de Benedetto y el rebote de Gallese, y el muy buen intento desde lejos de Biglia que el arquero despejó al corner.

El punto de inflexión pudo haber llegado a los 11: Messi diseñó una jugada del Barcelona y Papu Gómez la definió como Argentina en las Eliminatorias. En vez de buscar en el medio a Benedetto o devolvérsela al 10, el de Atalanta pateó al cuerpo de Gallese.

El ingresado y debutante Rigoni tuvo su oportunidad cuatro minutos después tras un jugadón de Messi entre tres, pero llegó forzado y su tiro se fue ancho. En ese momento entró Gago por un desdibujado Banega, pero el capitán de Boca duró apenas tres minutos en el campo: su rotura de ligamentos en la rodilla derecha fue un mazazo para todos.

Los de Gareca hacían su juego, lento por supuesto, apostando por Paolo, que no por nada se apellida Guerrero. Solo contra todos, sobre todo contra Otamendi. La presión estaba enfrente.

A Argentina ya no le quedaban cambios, ni nafta. Centros para nadie y la evidencia de que todavía no están aceitadas las sociedades que busca el entrenador. Para colmo, un Benedetto con la pólvora mojada.

Como adentro no pasaba mucho, las miradas y los oídos se fueron al resto de los partidos. Llegaron los goles de Colombia, Ecuador y Chile. Calculadoras al por mayor. En el cierre, Messi desaprovechó un tiro libre en el borde del área y Paolo Guerrero casi provoca infartos masivos con una ejecución que exigió la volada de Romero.

Mientras La Bombonera despedía a los jugadores entre aplausos y una alta dosis de decepción, la remontada de Paraguay en Barranquilla le puso más pimienta a la apretada definición de las Eliminatorias.

Aunque hay que viajar a Quito fuera de la zona de clasificación, Sampaoli se mostró optimista: “Veo un convencimiento grupal que hace ilusionarme con clasificar al Mundial”.

Lo cierto es que faltó otro Optimista: Martín Palermo.

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