<
>

Cuenta regresiva Rusia 2018, día 18: Zidane, el hombre de Alemania 2006

En estos nuevos tiempos, que un jugador de 34 años se destaque como el mejor de una Copa del Mundo es todo un suceso. Antes de Alemania 2006, Zinedine Zidane había afirmado que ese sería su último campeonato como futbolista y todos esperábamos una actuación digna, coherente con el resto de su impecable carrera. Sin embargo, la realidad superó a cualquier expectativa y el diez francés se destacó como el mejor jugador del torneo.

Zizou ganó el Balón de Oro al Mejor del Mundial de Alemania 2006, al salir vencedor en la votación hecha entre la prensa acreditada en el Campeonato del Mundo. Obtuvo un total de 2.012 puntos y quedó por delante de los italianos Fabio Cannavaro (1.977 puntos) y Andrea Pirlo (715 puntos), los campeones del mundo.

Zidane, que había anunciado a mediados de abril que el Mundial sería el último torneo de su carrera deportiva, fue el protagonista absoluto de la final entre su Selección e Italia. Marcó de penal el único gol galo y fue expulsado en el tiempo suplementario por un cabezazo a Marco Materazzi que de forma automática entró en la historia del fútbol.

NADA PUDO CONTRA ZIZOU
Zinedine Zidane le puso fin a su carrera con el reconocimiento como mejor jugador del Mundial 2006, y ni la derrota ni la justa expulsión en la final ante Italia lograron quitarle el trono del fútbol a uno de los más grandes de todos los tiempos.

Zidane ganó todo lo que se puede ganar en el fútbol: fue campeón del mundo en 1998, campeón de la Eurocopa en 2000 y en 2002 ganó la UEFA Champions League con el Real Madrid.

En la consecución de todos esos títulos su aporte fue decisivo. En la final del Mundial 98, no sólo fue la gran figura de su equipo y del torneo sino marcó dos goles en la final que Francia le ganó a Brasil por 3-0.

En la Eurocopa 2000, Zidane tuvo un desempeño que tal vez pueda calificarse como lo más cercano posible a la perfección y le regaló a la memoria del mundo imágenes impresionantes.

En la final de la UEFA Champions League de 2001/02 ante el Bayer Leverkusen, Zidane marcó el gol decisivo con una volea impresionante que no se olvidará jamás.

Muchos creyeron que aquella final, que el Real Madrid ganó 2-1, había sido la última gesta memorable de Zidane debido a lo que vino inmediatamente después.

En el Mundial de Corea y Japón, Zidane no pudo jugar los dos primeros partidos y Francia, que había empezado el torneo como gran favorita, se despidió melancólicamente tras la primera ronda sin haber marcado un sólo gol.

Luego vinieron los años de sequía del Real Madrid que llevaron al jugador francés, desesperado por la falta de éxitos y de títulos, a anunciar el fin de su carrera cuando todavía le quedaba un año de contrato.

Muchos esperaban que el Mundial de Alemania para Zidane no fuera más que un escenario para un entierro melancólico pero el gran Zizou se encargó de mostrarles que el rey no había muerto.

En todos los partidos a partir de octavos de final Zidane fue decisivo para que Francia accediese a la final.

En octavos, ante España, condujo al equipo con sabiduría y marcó el tercer gol, en una jugada formidable en la que dejó a Carles Puyol en el camino con un regate excelente antes de derrotar a Iker Casillas con un remate de pierna derecha.

En cuartos, contra Brasil, Zidane jugó tal vez uno de los más grandes partidos de su carrera, lo que llevó a que Pelé lo calificara de "mago y maestro" de aquel compromiso, y al final hizo el pase que desembocó en el gol de la victoria francesa marcado por Thierry Henry.

En la semifinal marcó, de penal, el gol de la victoria ante Portugal.

En resumen, el Mundial de Zidane hubiera sido su perfecta despedida de no haber sido por aquella escena en la final en la que, reaccionando a nadie sabe qué, le propinó un cabezazo en el pecho al defensa italiano Marco Materazzi.

Hasta ese instante, ya en la parte final de la prórroga, Zidane había jugado una gran final y estaba cerrando su carrera de forma maravillosa. La escena deja un mal recuerdo y además abierta la pregunta de qué hubiera pasado sin en la tanda de penales Zidane hubiera estado en el campo.

Su agresión a Materazzi, sin embargo, no alcanzó para que le quitarán el premio al mejor jugador del torneo, un galardón que Zidane agrega a un gran palmarés que no podrá ser opacado por nada.