<
>

Fútbol sin miedo, por favor

La brutalidad de unos inconscientes robotizados nos ha nublado la vista, pero no nos ha cegado.

La falta de escrúpulos de unos pocos desalmados, escudados tras un fundamentalismo radical, ha provocado un tipo de temor desconocido para muchos de nosotros. Ese pavor se traduce en desconfianza, en vulnerabilidad, en un pensar dos veces antes de tomar ciertas decisiones cotidianas. Pero que no nos ciegue el humo de las bombas ni nos coarten las balas del sinsentido.

Nos han tocado la fibra sensible. El objetivo de atacar el estadio de Saint Denis de París, la brutal incursión en una sala de conciertos y los tiroteos en distintos restaurantes ha ampliado la amenaza a lugares tan comunes como eventos deportivos y culturales. Los criminales han puesto la mira en esos analgésicos que usamos contra los dolores de cabeza del día a día.

Las cancelaciones de los partidos entre Bélgica y España y el de Holanda frente a Alemania a comienzos de semana acrecentaron esa desprotección que muchos sienten, pero no la justificaron. Igual de injustificables son las acciones de cuatro tarados, como las consecuencias que pueden provocar en nuestra cotidianeidad. Su objetivo es que tengamos miedo, pero no podemos olvidar que el nuestro es el de vivir en paz. No podemos darles la victoria en la batalla de nuestra propia tranquilidad, de nuestro bienestar.

El destino ha querido que una semana después del ataque a París, en España se lleve a cabo el evento deportivo más seguido del planeta, más global incluso que la Superbowl. El sábado, el Real Madrid y el F.C. Barcelona disputarán el Clásico español con un aurea enrarecida.

En Madrid ya se sabe lo que es sufrir en sus carnes la sinrazón yihadista después de que en mayo de 2004 se perpetró el atentado más sanguinario que ha vivido Europa por parte de los fundamentalistas islámicos.

Después de lo sucedido en París, a muchos españoles la memoria nos traslada automáticamente a aquellos días posteriores al atentado de Atocha en los que la capital española fue un conglomerado de almas en vela, de personas que caminaban por la acera con la mirada perdida. Madrid, como otros lugares del mundo, también vive bajo la amenaza terrorista.

Los radicales han conseguido que todos los países del Viejo Continente extremen sus medidas de seguridad en diversos eventos futbolísticos. En cuanto al Clásico, el despliegue no tiene parangón y supera las medidas que se utilizan para un juego de alto riesgo.

Hasta dos mil 500 efectivos entre los que se encuentran mil 200 agentes de Policía, seguridad privada, autoridades locales y personal sanitario estarán presentes para garantizar el bienestar de los asistentes. Habrá hasta tres cordones de seguridad y los registros serán exhaustivos. España permanece en el nivel cuatro de alerta por terrorismo, el máximo es el cinco. Además, otros países también están llevando a cabo protocolos parecidos.

En Francia, con la Ligue 1, el fútbol se retomó de nuevo en el primer encuentro en territorio galo tras el fatídico viernes 13 de noviembre. Niza contó con fuertes medidas de seguridad en la victoria ante el Olympique de Lyon.

El Gobierno francés prohibió a los aficionados visitantes viajar durante los partidos de sus equipos en otras ciudades. Se trató de una de las medidas alternativas a cancelar la jornada, algo que no entró dentro de los planes de los mandatarios por razones obvias: No hay que claudicar ante el miedo que intentan imponer unos bárbaros.

Alemania también tuvo partido este viernes, a pesar de la cancelación del encuentro internacional en Hanover contra Holanda. La cita entre Hamburgo y Borussia Dortmund se llevó a cabo sin problemas, aunque las esperas por los registros fueron más largas de lo habitual, al igual que sucederá en Inglaterra.

Brazaletes negros en señal de luto y un minuto de silencio serán la tónica del fin de semana en la Bundesliga y Bundesliga 2. En Bélgica, donde no se pudo garantizar la seguridad en el juego ante España, los rumores sobre la cancelación de la jornada se quedaron precisamente en eso, en rumores.

Demasiado ruido están haciendo estos inconscientes que han decidido abrazar una causa tan ilógica como perdida. Parte de la desestabilidad que buscaban era la de cambiar las estrategias de protección de los países. Podrán causar reacciones violentas por parte de los gobiernos atacados, incomodidad en eventos deportivos, aeropuertos, teatros y hoteles. Podrán arrancar lágrimas de impotencia y mermar cientos de vidas.

Sin embargo, está en nuestra mano el decidir si sucumbimos a su barbarie o no. No dejemos de acudir a los estadios. Disfrutemos el Clásico como si nada hubiera pasado. Fútbol sin miedo, por favor.