Hubo sólo un equipo en cancha

MADRID -- El Real Madrid asestó un golpe a la Liga, aumentando a ocho puntos la distancia con el Barcelona, castigando a un ritmo frenético de gol a un Real Valladolid tan valiente como caótico en defensa, ante el que el holandés Arjen Robben comenzó a mostrar al Bernabéu los motivos de su alto costo y Raúl González ensalzó su figura de goleador.

No había licencia para fallar. La derrota de Almería bajó a la tierra a un Real Madrid que aumenta su dosis de sufrimiento ante equipos de perfil bajo. Era el momento de fulminar las sensaciones negativas. Las excusas no servían ante el Real Valladolid. Ni las numerosas bajas de Bernd Schuster valían tras el empate del Barcelona en Sevilla.

Pocas veces un equipo recibió un castigo tan grande después de 45 minutos de buen fútbol. El Valladolid saltó al Bernabéu con un planteamiento digno de un grande, elogiable para el técnico José Luis Mendilibar al que le golpearán críticas por su valentía. Por arriesgar con una línea defensiva adelantada que fue golpeada con brutalidad en cada acción ofensiva madridistas.

El equipo vallisoletano salió a por el partido, escondió el balón al Real Madrid, puso el buen fútbol y la movilidad de Sisi y Víctor le concedieron las primeras llegadas. Joseba Llorente y Capdevila se toparon con Iker Casillas.

El Real Madrid primero marcó y después despertó. La ausencia del holandés Ruud van Nistelrooy no rebajó ni un ápice su pegada y Baptista rebajó los temores del Santiago Bernabéu, aprovechando la primera ocasión para abrir la lata.

Las numerosas bajas de Schuster y el castigo a Gonzalo Higuaín por su tardío regreso de Los Angeles tras jugar con Argentina, abrieron la puerta de la titularidad a Robben. Sus lesiones musculares le han frenado durante la temporada, pero el técnico alemán siempre le da una nueva oportunidad. La que esperan otros como el también argentino Javier Saviola y Roberto Soldado.

Y Robben salió decidido a mostrar el fútbol que se espera del que era uno de los extremos más potentes del viejo continente. Dejó en casa el miedo a encarar y aprovechó cada espacio que le concedió una defensa destinada al suicidio.

El cambio de sistema de Schuster, acudió ante las bajas a un 4-4-2 con extremos y Fernando Gago ganando la partida al maliense Mahamadou Diarra en la media, y el planteamiento rival condujo al Real Madrid a jugar al contraataque. Perfecto para la precisión de Guti en los pases.

Tras uno de ellos Robben asistió a Baptista en el gol inicial para ganar confianza. El segundo detalle de calidad de Guti sentenciaba el partido a la media hora en una pared repetida durante años con Raúl, que definió a la perfección ante la salida de Sergio Asenjo.

Ningún futbolista del Valladolid creía lo que estaba pasando. Los dos goles inyectaron dudas, el desajuste de su defensa permitió a Robben mostrar su velocidad y definición marcando el tercero y regalando una asistencia al brasileño Julio Baptista que, derribado por Asenjo, permitió el cuarto de Raúl desde el punto de penalti.

Guti cerraba el vendaval al borde del descanso, marcando a placer el quinto, tras pase en profundidad del holandés Droyston Drenthe. Una mano de goles que restaba importancia a la lesión de Robinho, que a los quince minutos se marchó tras sentir un pinchazo en una de sus arrancadas.

La segunda parte habría sido anulada por los jugadores de los dos equipos, que, con todo decidido, saltaron con un bajón en la intensidad de juego. Pero Robben seguía con su reivindicación. Perdonó un tanto antes de regalar el sexto de la noche a Guti.

Schuster aprovechó la comodidad del resultado para dar descanso a Sergio Ramos. Sin defensas en el banquillo improvisó con Diarra, desastroso de central, y premió la paciencia de Roberto Soldado.

El gol de la honra no llegó para el Valladolid. Casillas y su 'amistad' con los largueros lo evitaron a disparo de Vivar Dorado. Y Drenthe no perdió la suya, tras una nueva asistencia de Guti, para cerrar una goleada que se convierte en un golpe a la Liga.

Cosas del destino. Justo seis años después de aquel 10 de febrero de 2002, el Real Madrid repitió goleada, 7-0. Aquel día fue mágico para Fernando Morientes, que marcó cinco goles. La de hoy será importante para toda la plantilla blanca. El Real Madrid aumentó a ocho la distancia con el Barcelona y dio un paso firme hacia la Liga.