Inter y Palermo igualaron en un match increíble y espectacular

ROMA (ESPNdeportes.com) - El temor era que la gran cantidad de nieve que cayó en San Siro (en muchas otras canchas no se pudo jugar) limitara el espectáculo que podían ofrecer en Milán Inter y Palermo.

En cambio, si bien la nieve puso lo suyo para complicarle las cosas a todos los protagonistas en la cancha, la calidad y el espectáculo no faltaron y los dos equipos terminaron por igualarse por 4 a 4, en una noche en la que Diego Milito con cuatro goles y Fabrizio Miccoli con un triplete fueron los reyes, a pesar de que el marcador lo había abierto Andrea Mantovani.

Con este resultado los nerazzurri siguen quintos, pero ahora suman 36 puntos y se ubican a tres distancias del cuarto, Lazio, mientras que los sicilianos se ubican octavos, por el momento en soledad con 28 unidades.

La dificultad más grande no fue debida a la nieve en sí misma, sino que al increíble (y vergonzoso) hecho de que se jugó con un balón amarillo, que a menudo parecía desaparecer sobre la nieve a veces barrosa y de un color parecido.

Quizás haya sido por eso que se vieron tantos errores defensivos, puesto que una cosa es jugar con el balón dominado, como hacen los delanteros, y otra es interceptar y despejar centros y pelotazos.

En efecto, los primeros dos goles llegaron con dos centros. El primero fue de la visita: Miccoli la puso en el medio en jugada de córner, desde la izquierda del ataque, el balón pasó prácticamente toda el área chica y Mantovani pudo lanzarse por el segundo palo y empujar el esférico adentro.

El empate llegó seis minutos más tarde, es decir al 22º: Maicón puso un centro desde la derecha buscando la incursión de lucio por el medio, Silvestre despejó como pudo pero mal, dejándole el baló a Milito en el medio del área. El Príncipe, parado algo pro derecha, se acercó un poco al arco y definió con un diagonal cruzado inatajable.

A todo eso, vale la pena subrayar que durante los primeros veinte minutos los rosanegros jugaron mucho mejor, debido sobre todo al hecho de que Inter dejaba demasiados espacios sobre las franjas, parado con un 4-3-1-2 con Sneijder enganche. En efecto, el empate fue el directo producto de una clara mejoría del equipo de Ranieri, cuando el técnico lo corrió al holandés sobre la izquierda regresando a un 4-4-2.

El primer tiempo siguió ofreciendo emociones, como cuando sobre el final de etapa Milito se fue con una gran pared con Sneijder y metió el 2 a 1, pero el tanto fue anulado por posición adelantada.

Pero lo mejor se vio en la segunda etapa, que se abrió al séptimo con el segundo de la visita: en la ocasión, Palermo transformó una jugada de defensiva a ofensiva con gran velocidad y Budan tocó bajo en vertical para Miccoli, quien recibió al límite de la media luna, lo gambeteó fácil a Ranocchia escapándose para la izquierda y de zurda definió bárbaro al segundo palo.

Sin embargo, Inter pudo reaccionar de inmediato, gracias especialmente al buen funcionamiento de la franja izquierda, por donde Sneijder jugó bárbaro, sobre todo tirándose hacia el medio para favorecer las rápidas subidas de Nagatomo.

Fua con una jugada de ese tipo que llegó el 2 a 2, puesto que el japonés al minuto 55 se tiró hacia el área y fue claramente bajado por Muñoz, ganándose un penal que Milito transformó con frialdad en el tanto del empate.

El mismo goleador argentino, siete minutos más tarde, aprovechó de un increíble agujero defensivo de Palermo y sobre todo de la invisibilidad del esférico (el Príncipe parecía estar en posición adelantada, pero resulta muy difícil decirlo porque no se entiende exactamente cuando sale el pase y si alguien lo toca en el medio), para escaparse mano a mano contra Viviano, gambetearlo con un buen amague y depositar el esférico en el arco vacío.

Inter por primera vez se había puesto en ventaja, pero no duró mucho puesto que ya al 66º Miccoli anotó nuevamente. Este tanto fue realmente un golazo, porque Balzaretti, tras recoger un despeje corto sobre la izquierda, puso un centro en el medio del área que fue prácticamente un remate, por la potencia con la que pateó el esférico. No obstante, Miccoli entró a toda velocidad desde la derecha, lo anticipó a Nagatomo y de zambullida desvió el balón al arco.

Sin embargo, las emociones no se terminaron con ese golazo, porque Milito nuevamente anotó: en esta ocasión, el recién entrado Palombo metió un gran pelotazo para premiar un generoso pique de Zanetti por derecha; el capitán nerazzurro alcanzó la pelota casi sobre el fondo y la tocó hacia atrás para Pazzini, quien mordió el remate pero terminó por ponerle una grande asistencia a Milito.

El argentino, que entraba a toda velocidad por el medio del área, conectó de volea anticipando a todos los defensores y estampó el esférico en la parte baja del travesaño, con la inevitable carambola del balón adentro del arco. Otro gran gol, realmente.

El desafío parecía cerrado en favor del local. Milito anotó otra vez (su sexto gol contando también los anulados), pero el juez de línea anuló también este tanto señalando que el centro de Maicón salió de la cancha antes de tomar efecto y llegarle al argentino.

Sin embargo, justo cuando parecía todo hecho, otra vez salió Miccoli para cortarle la alegría a los milaneses. Lo increíble fue que el cuarto gol de Palermo fue muy parecido al segundo, puesto que Miccoli definió con un zurdazo cruzado idéntico al de su primera anotación en este match, pero esta vez el delantero picó derecho escapándose por izquierda, y no se cruzó desde el medio.

El 4 a 4 llegó al 85º, pero quedó el tiempo para que Palermo pudiera ganarlo, con una definición de Miccoli que pudo empatar la performance de Miccoli, de no ser que el balón terminó por salir rozando el poste, entregando apenas la ilusión del gol.

La figura de ESPNdeportes.com: Diego Milito (10)