Boca logró un 2-2 agónico en el Superclásico ante River

BUENOS AIRES (DyN) -- Con una agónica aparición y toque de Walter Erviti en tiempo adicionado, Boca Juniors le empató 2-2 y ahogó el festejo a River, que se había adueñado del Superclásico desde el inicio con dominio casi a voluntad.

River tomó ventaja de dos goles, estableció las pautas del juego a lo largo de todo el partido, tuvo la iniciativa cuando se lo propuso, pudo haber goleado, sus hombres fueron los mejores protagonistas, pero pecó por no definir cuando tuvo todo a disposición.

Leonardo Ponzio abrió el marcador al minuto y medio y cuando faltaban 20 para el final Rodrigo Mora puso el 2-0. Nada hacía pensar que en ese segmento un penal de Silva y una aparición fantasmal de Erviti cambiaran el destino de un partido que solo tenía a River como destinatario de celebraciones.

Boca, perdido desde el comienzo, no tuvo estructura de equipo ni individualidades que lo rescataran. Estuvo expuesto incluso a la goleada pero aprovechó la última oportunidad que le quedaba para llevarse un resultado que se hace difícil de explicar desde lo mostrado en el campo.

Una falla del arquero Agustín Orion dejó tempranamente a River en ventaja cuando un tiro libre de Ponzio desde la izquierda que pareció centro se le metió junto al palo derecho del arquero.

A lo largo del primer tiempo River siempre tuvo el control de las acciones con un medio campo firme y le creó problemas a Boca con la velocidad de Mora, que más de una vez dejó al desnudo la lentitud de movimientos de Schiavi y bastante falta de coordinación de los defensores visitantes. No obstante no hubo situaciones de riesgo concretas para Boca porque a River le faltó pausa para concretar jugadas que inició sin buen final.

Apenas un cabezazo de Silva recién a los 34 minutos fue la única llegada de Boca en la etapa inicial.

Mérito de River porque en 13 minutos se quedó sin dos titulares (Ramiro Funes Mori y Aguirre) y gastó dos cambios (entraron González Pirez y Ariel Rojas).

En el segundo rápido atacó Boca con un cabezazo de Viatri desviado pero River volvió a mostrar que aún cediendo la pelota llegaba más, con un cabezazo de González Pirez, a los 7 que se fue desviado, un remate alto del uruguayo Carlos Sánchez, que empezaba a elaborar un gran segundo tiempo.

A los 24 llegó el segundo gol y la mejor maniobra del partido, ya que Trezeguet eliminó a Somoza, extendió a Sánchez, que dejó fuera de acción a Colazo (entró en lugar de Sánchez Miño con luxación de hombro) y dio una gran asistencia para Mora, que eludió a Orion y convirtió de derecha desde ángulo cerrado.

Parecía que estaba todo definido pero a los 30 González Pirez le cometió una grosera falta a Acosta dentro del área y Silva descontó de penal.

River pudo haber llegado al tercero a los 35 con una media vuelta de Cirigialino que tapó Orion y todo era fiesta en Núñez.

Pero en el minuto de agregado, pelotazo, peinada de Silva anticipando a Bottinelli, y Erviti que apareció para tocar antes de la llegada de Barovero y establecer el 2-2 absolutamente inesperado, que puso fin al clásico troncando los festejos.