Messi corona campeón al Barcelona

MADRID (Paola Núñez, corresponsal) -- Messi decidió. El argentino marcó el tanto con que el Barcelona se proclamó campeón de la Liga española al vencer 0-1 al Atlético de Madrid en el Vicente Calderón.

Los colchoneros no querían prestar su casa para una fiesta ajena; que nunca se habían festejado títulos ligueros en el Manzanares como no fueran rojiblancos. Pero tampoco había llegado Messi a buscarlo. Se tardó una hora, pero apareció con el tanto decisivo. El que selló el campeonato de Liga para el Barcelona.

Los de casa sabían que les costaría un mundo contener a un Barcelona que quería devolver el golpe de la campaña pasada, cuando el cuadro rojiblanco fue al Camp Nou a coronarse, así que salieron con toda la intención de hacer daño en la portería de Claudo Bravo. Avisó Griezmann y hasta Giménez, que se había unido al ataque en una contra y casi sorprende al arquero chileno.

Los rojiblancos jugaban con orden, seriedad y, sobre todo, armonía y atención en los movimientos en el centro del campo, sobre todo los defensivos. Su fama de 'violentos' les ha acarreado más de un confuso problema en el pasado y el rival estaba dispuesto a aprovecharse exagerando cada falta por mínima que fuera.

Durante un buen rato el Atlético consiguió mantener a raya a los de Luis Enrique evitando que el balón llegara a Neymar o Messi, los hombres que de la nada podían dictar sentencia. Cada balón perdido en la media hacía sonar las alarmas para los rojiblancos, pues se traducía, en dos toques, en una ocasión clara para los culés, que se las ingeniaban para abrirse espacios y encontrar al '10'.

Messi no se vio hasta pasados 25 minutos. Pero el argentino no va por la vida coleccionado Balones de Oro porque sí y lo prueba cada que toca el balón. Con la primera tuvo para hacer que el Calderón contuviera el aliento. Si falló en el disparo, fue porque Jan Oblak voló para frenarlo. La escena se repitió al poco tiempo. De nuevo intervino Oblak para arruinarle el remate de cabeza.

Atlético se había replegado para evitar un tercer sobresalto y aunque Barcelona apretó, consciente de que en el partido que se disputaba en Cornellà el marcador se movería tarde o temprano, no conseguía grandes oportunidades. Llegó entonces la jugada polémica del encuentro, cuando una falta en el borde del área se tradujo en un cobro y tarjeta para Diego Godín. Y de nuevo intervino Jan Oblak.

Parecía que Oblak iba a provocar que el partido decisivo por el título se postergara una semana, pero al final ni siquiera el esloveno en plan de gigante pudo con Messi, que todo lo cambia con dos toques.

El conjunto azulgrana comenzaba a desesperarse. No encontraba la manera de abrir la muralla que había instalado el Atlético desde el centro del campo. Messi debía intervenir y pronto. El argentino empezó a moverse por todos lados; era cuestión de tiempo para librarse de la marca o encontrarse un balón. Barcelona no necesitaba mucho más que eso para proclamarse campeón, que Messi tuviera una oportunidad más. Por muy alto que vuele el arquero rojiblanco, el argentino resulta, frecuentemente, imposible de detener. Así, a media hora del final, Messi emprendió la carrera y midió el tiempo exacto para hacer una pared con Neymar y rematar frente a Oblak como sólo él sabe para llevarse la Liga a casa.

Simeone envió a todo su arsenal a la cancha; Mandzuki, Raúl García y hasta Saúl. De poco sirvió. Messi había hablado. Sonó el pitido final y el Barcelona estalló en júbilo. Acababa de caer el primero de tres.