Espanyol sigue arrasando

Jordi Blanco I Corresponsal

BARCELONA -- Catapultado en su ánimo, el Espanyol se ha abonado a la felicidad y arrasa todo lo que encuentra por delante. Desde que fue barrido en el Bernabéu por el Real Madrid el 10 de enero el equipo blanquiazul ha sumado cuatro victorias consecutivas y este domingo, aplastó al Almería tanto en base a su intensidad como en el juego de combinación, probablemente el mejor que se ha visto en Cornellá en mucho tiempo.

Caicedo acudió a cerrar la goleada cediendo el papel de protagonista a Stuani, quien en apenas tres minutos mágicos de la primera mitad dejó en nada la resistencia de un Almería sobrepasado desde el primer instante, que se plantó en el terreno de juego con la única intención de mantener como fuera el empate y que se llevó tres goles con todo merecimiento.

Abonado al sufrimiento, acostumbrado a las dudas, el españolismo espera el partido de Sevilla, el próximo jueves con el miedo en el cuerpo.

Ni su exhibición en la ida, con ese fantástico 3-1, le provoca tranquilidad a una hinchada que prefirió disfrutar el domingo sin pensar en más allá. Y orgullosa de ese cambio de chip que se ha contemplado en el campo, donde el equipo ha dado un paso al frente, dispuesto a pelear con cualquier arma al rival.

Ya fuera ante un equipo superior técnicamente como el Sevilla el pasado jueves o ante uno defensivo y apocado como fue el Almería este domingo, el grupo de Sergio González parte de una misma e irrenunciable premisa: correr de principio y a fin y nunca arrugar la pierna. Se trata de igualar o superar al contrincante a base de entrega. Y el premio se adivina.

Si lo consiguió en la Copa, si sueña en el torneo del KO, ante un equipo mejor, nada hacía sospechar que no pasara ante uno inferior. Porque el Almería demostró ser pequeño enfrente de este Espanyol que le superó por velocidad, por calidad, por colocación y por remate.

El equipo andaluz llegó una vez con cierto peligro a la meta de Casilla pero cuando se quiso dar cuenta ya había encajado los goles de Stuani, a quien asistió por dos veces mágicas el irreductible capitán Sergio García. Estallado el júbilo en la grada y la calma en el césped, el Espanyol ahorró esfuerzos en la segunda mitad pero mostró una imagen no muy habitual: seriedad defensiva. Práctica y ahorro a partes iguales.

Y ante ello el Almería se rindió ya sin remedio. Una rendición absoluta a la que Caicedo, quien entró en el campo por el doble goleador, se sumó al festival para anotar el tercer tanto de la tarde, sumar cuatro partidos consecutivos viendo puerta y confirmando todo lo que de él se espera.

Como lleva camino el mismo Espanyol, decidido como parece a dar un paso al frente. Lleva cuatro partidos consecutivos en casa y ha sumado cuatro victorias de mérito. De mérito y de felicidad. La que disfruta una hinchada más acostumbrada al sufrimiento que a la sonrisa.