Una deficiencia importante

SAITAMA (AP / EFE) -- Japón y Colombia empataron el martes 0-0 en el último partido del torneo amistoso Copa Kirin.

El empate a cero entre dos selecciones negadas de cara al gol dejó la Copa Kirin en Japón gracias a la diferencia de goles lograda por los nipones en el partido contra Montenegro.

El partido se repartió a medias, una parte para cada equipo, pero los miles de aficionados presentes en el estadio de Saitama vieron en el campo un equipo japonés que creyó más en la victoria que su rival.

Quizá a los jugadores colombianos les sorprendió la insolencia de un equipo que suponían no tan competente.

Quizá creyeron que cuando días atrás escuchaban al seleccionador Pinto alabar al equipo nipón sólo trataba de ser educado.

Pero Japón demostró que el fútbol asiático no está tan a la zaga de la élite como se suponía, a pesar de una incapacidad goleadora que rivalizó esta noche con la colombiana.

Sin embargo los colombianos tuvieron una buena oportunidad en el primer tiempo, con un remate de Vladimir Marín que salió apenas desviado por encima del travesaño.

En la primera mitad las oportunidades se sucedieron en ambas vallas, pero el partido se mecía al ritmo marcado por el equipo sudamericano.

Con más dificultades que cuando lo hacían contra Montenegro, Vargas y Ferreira se esforzaban en tirar del equipo.

Las oportunidades de gol llegaron por el centro, porque Arizala estuvo desganado, pero la constante no dejaba de ser la manifiesta incompetencia de cara al gol de los de Pinto.

Ni Perea, ni Herrera, ni Rodalleja, ni Falcao, ni Ferreira, nadie tuvo la bendición del gol en Saitama.

Este problema, ya manifiesto en Matsumoto contra Montenegro, ha sido un lastre en la Copa Kirin, pero se podría convertir en un drama en la Copa América.

En los primeros compases, cuanto atacaba Japón, los creadores nipones no trazaban pases limpios hasta la primera línea del ataque en la primera parte.

Pero Takahara aprovechaba alguna que otra imprecisión defensiva colombiana para arrancar un alarido colectivo, coordinado a la perfección por los aficionados nipones.

Japón sólo comenzó a funcionar cuando Nakamura tomó el timón del equipo al final del primer tiempo.

El fútbol nace de manera natural en las botas de la estrella de los Céltics de Glasgow.

Dentro del fútbol japonés, lleno de automatismos, Nakamura es una chispa de creatividad, es el microchip de la play station.

La obvia diferencia entre este jugador y sus compañeros quizá sea un símbolo de lo que todavía le falta a la selección de Japón: una pizca de rabia, un poquitín de sana anarquía.

En el segundo tiempo Nakamura se apagó, pero Takahara tomó el testigo y se convirtió en líder y referencia del equipo, luchando todos los balones, cabeceando lanzamientos lagos y pegándose contra todos los defensas que hiciera falta.

El técnico Ivica Osim quedó satisfecho con el resultado: "Colombia es un equipo fuerte, así que este es un buen resultado para nosotros", dijo Osim.

Al final del partido el cansancio hizo mella en los de Pinto, que habían jugado el anterior partido sólo 48 horas antes que la cita del martes.

Es posible que el sobreesfuerzo fuera también la razón de la lesión de Marín, con una contractura muscular, pero no debe convertirse en excusa para una selección colombiana a la que le queda muy poco tiempo para iniciar su andadura en la Copa América.