Messi conduce al Barcelona a los cuartos de final de Champions

Jodi Blanco | Corresponsal

BARCELONA -- Bajo el embrujo de Messi y gracias a una primera mitad sobresaliente, el FC Barcelona cerró su pase a los cuartos de final de la Champions imponiéndose a un Manchester City desquiciado por la clase maestra del argentino, que completó, como en la ida, un primer acto soberbio para sentenciar con solvencia la clasificación.

El Barça, como en la ida, tuvo dos caras. Una primera mitad mayúscula en la que empequeñeció al Manchester City con el liderazgo, como en la ida, de Messi y una segunda en la que el equipo de Pellegrini despertó, en la que se acercó con más peligro a la meta de Ter Stegen, clave al atajar un penalti a Agüero y en la que el Barcelona, con menos mando en el juego, tuvo ocasiones sobradas para sentenciar y hasta golear. Pero Hart, también, completó una noche excepcional.

Apenas cinco minutos tardó el City en comprender la majestuosidad de la misión a la que se enfrentaba. En cuanto Neymar remató al palo se entendió que el tridente azulgrana, bajo la dirección de Messi, iba a convertir esa primera mitad en la repetición del partido de ida. Y, calcado, el Barcelona se puso manos a la obra entregando los galones a Leo, a quien acompañó con una labor sensacional Rakitic para llevar en volandas al equipo en su búsqueda del éxito.

Superado al toque, inferior en el vértigo y asustado por el escenario, el equipo de Pellegrini mantuvo el tipo como pudo durante media hora en la que las maravillas de Messi se sucedieron como las amonestaciones a Kolarov y Silva por sendas faltas, fruto de la desesperación, al argentino... Hasta que llegó el momento de la verdad.

Escorado, casi escondido, en la banda derecha Leo tomó el balón, se acercó al vértice y cuando la zaga inglesa esperaba su arrancada se sacó de la chistera una asistencia aérea y en diagonal para Rakitic, que controló y batió por encima, con maestría, a Hart para poner tierra de por medio en la carrera por la clasificación.

Tuvo el mando y la brillantez el Barcelona y fue solamente un espectador asustando el City hasta que Gianluca Rocchi señaló el descanso. Y, como en el partido de ida, algo debió ocurrir en el vestuario del equipo inglés para que los jugadores de Pellegrini salieran con otro ánimo en la continuación.

El Barça no había sentenciado y el City cambió de cara en el segundo acto. Y el partido cambió. Se estiraron los ingleses, buscaron con mayor atrevimiento el área azulgrana y demostraron la calidad que se les suponía. Y el Barça apretó los dientes, supo sufrir, aparcó la excelencia, se puso el mono de trabajo, defendió con robustez... Y buscó a la contra la sentencia.

La tuvo una, dos, tres y hasta cuatro veces pero Hart se empeñó en impedirlo. Y en la locura que llegó a convertirse el encuentro hubo hasta tiempo para los nervios, cuando en el minuto 78 Piqué derribó en el área a Agüero y Ter Stegen tomó su parte de protagonismo atajando el lanzamiento del Kun.

A partir de ahí se entendió ganada la eliminatoria. Fue un final de ida y vuelta pero sin que se apreciara la posibilidad de que los ingleses pudieran darle la vuelta al marcador. Más aún, Hart aún tuvo tiempo de sacarle un remate de gol a Messi... Y otro más a Neymar.

Messi, que se quedó sin el premio del gol ante la sobresaliente actuación del portero del City pero que llevó en volandas a un Barça que sigue en tránsito hacia la excelencia. No podía ser de otra manera.