Barça derrotó 3-2 al Sevilla con un gol en tiempo añadido

BARCELONA (Jordi Blanco/Corresponsal) -- Cuatro de cuatro, el Barça suma y sigue en la Liga mostrando más dudas que certezas, ganando sus partidos pero alejado de la excelencia que se le supondría.

Al Sevilla le faltó convencimiento y atrevimiento a partes iguales. Y suerte al final. Se mostró contundente en defensa, usando la dureza cuando estimó oportuno, y supo cerrar los pasillos al Barça. Pero perdió, entre otras cosas, por no dar la sensación de creerse que podía ganar.

Imposible de creer, el Sevilla fue capaz de levantar en diez minutos un 2-0 en contra y acabó perdiendo en el último suspiro, cuando se superaban los tres minutos de alargue gracias a que Messi, oscuro durante todo el partido pero trascendental en el resultado, se empeñó en buscar el triunfo.

Apareció Alexis cuando ya nadie esperaba nada y respiró el Barça, que mantiene el pleno de victorias en la misma medida que desciende su credibilidad. Desde que aplastó al Levante en el estreno de la temporada oficial, sus números no engañan.

Conquistó la Supercopa sin ganar al Atlético de Madrid y venció por la mínima a Málaga y Valencia. En La Rosaleda acabó sufriendo, en Mestalla comenzó a tope para acabar agobiado y ante el Sevilla, otra vez, se repitió la historia. Pero la imagen, cada vez más, se aleja de lo esperado.

La indignación del Sevilla es fácil de comprender, de entender y de compartir. Se le anuló un gol a la salida de un córner (el 1-1) de manera poco comprensible y perdió cuando el reloj había superado los tres minutos de alargue que el árbitro estimó tras el gol de Coke.

Al Barça los partidos se le hacen eternos. Convenció en la primera mitad para irse hundiendo poco a poco en la segunda. Beto salvó al Sevilla en la primera mitad con hasta cuatro excelentes intervenciones pero no pudo evitar que dos de sus ex, Adriano y Alves, combinaran para poner por delante al campeón.

DUDAS


Abierta la lata, debía pensarse que el equipo azulgrana pudiera respirar, pero en la segunda mitad la realidad volvió a evidenciar que al grupo de Martino le falta un largo trecho. Se fue rompiendo el partido y aunque la entrada de Cesc le regaló la sentencia, nada acabó como parecía.

Horrendo en defensa, Rakitic y Coke fueron capaces de igualar un partido imposible. La diana del 2-2, en el minuto 90, merece que sea estudiada con detenimiento, por cuanto dejó al descubierto hasta qué punto defiende mal este Barça, que no adivina como pasar de la zona al mixto o individual.

Y fue Messi, apagado durante todo el partido, quien debe llevarse los galones de la victoria. Si el juego de Neymar, sobre todo en la primera parte, evidenció el acierto de su fichaje y muestra a un jugador que debe marcar las diferencias, el ascendente de Leo sigue sin tener igual.

Fue él quien marcó el 2-0 que se suponía definitivo... Y fue él quien cuando ya se daba por hecho el empate quien decidió ir a ganar hasta el último aliento. Perdió el balón, lo recuperó, se fue, buscó la línea. Y regaló el centro del 3-2.

El Barça sigue contando sus partidos de Liga por victorias. Pero el Barça transita muy lejos de la excelencia que se le supone. Demasiado separado entre líneas, incapaz de llevar el peso del juego y desconfiado de si mismo, el campeón se agarró a la épica, la suerte y el árbitro para ganar.