Fue parejo, para abajo

MENDOZA (DyN) - Si antes del partido se afirmaba que los jugadores argentinos esta noche rendían examen, se debe decir que la mayoría quedó en deuda en el opaco 0-0 con que terminó el amistoso ante un motivado Chile en el Estadio Malvinas Argentinas.

Herido en su amor propio por no haber ganado nunca como visitante en los 97 años de la historia del clásico trasandino, los futbolistas chilenos asumieron el cotejo como si fuera una final.

En cambio, los argentinos dejaron una desteñida imagen, aunque con el atenuante de que se trató del debut para este plantel conformado por quienes todavía militan en el fútbol de la AFA.

Por supuesto que por tratarse del estreno de ninguna manera corresponde cerrarle el crédito a estos futbolistas que procuran conseguir un lugar en el grupo que a mediados de junio afrontará en Venezuela la Copa América.

Eso sí, corresponde destacar el nivel del arquero Juan Pablo Carrizo, porque, si bien tuvo poco trabajo, respondió con eficacia y transmitió la misma seguridad que ofrece en River Plate. Argentina salió con determinación y en los primeros intantes arrinconó a un Chile que no lograba hacer pie.

La presión forzó el error de Miguel Riffo que aprovechó Rodrigo Palacio y la pierna salvadora de Sebastián Roco remendó la falla de su compañero de línea.

Con el correr de los minutos Chile consiguió escapar del asedio gracias al buen manejo del mediocampista del Palmeiras Jorge Valdivia.

Eso hizo que a los 20 minutos el anfitrión dejara de dominar tan claramente, mientras los visitantes pasaron a jugar con otra soltura, como si se hubieran quitado el miedo escénico.

Como pregona su director técnico, el dueño de casa se esmeraba por darle un trato prolijo al balón, aunque adolecía de profundidad.

Entonces, el local recurrió a la media distancia, especialmente a través de Daniel Montenegro y de José Sosa. De todos modos, la fórmula que más resultado le dio fueron las acciones originadas con pelota detenida.

Se vio una situación muy propicia para el conjunto de la AFA cuando, después de un centro, el despeje de la defensa chilena quedó corto e ideal para la volea de Jonathan Bottinelli, pero la pelota rebotó en el travesaño.

Definitamente, Chile advirtió que podía y encima Argentina devolvió gentilezas tras aquel regalito inicial de Riffo. Se equivocó el Principito Sosa en la salida y la pelota le cayó a Humberto Suazo, quien desairó a Daniel Díaz con un enganche, pero su remate resultó apenas desviado.

De inmediato, Saldivia asistió a Fierro que perdió el mano a mano ante Juan Pablo Carrizo.

Argentina entró en estado de confusión, sus jugadores más creativos pasaban inadvertidos y para peor mostraba desacoples defensivos.

Las grietas del fondo volvieron a quedar en evidencia sobre el final de la etapa al dejar solo a Fierro, mediocampista que hizo honor a su apellido y sacó el bombazo que careció de la dirección adecuada.

Eso sí, el primer tiempo fue intenso, disputado con uñas y dientes, pero Argentina se desdibujó muy rápido permitiendo el crecimiento de su rival.

Al igual que en el capitulo inicial, la iniciativa perteneció a la formación albiceleste, que sin embargo no consiguió llevarle demasdiado riesgo al fondo chileno.

Sí hubo una situación clara. Tras un tiro libre del Cata Díaz, el arquero Miguel Pinto dio rebote y al insistir Fernando Belluschi la pelota pegó en el poste izquierdo.

En el balance, Argentina rindió menos de lo esperado y el público, impaciente, lo despidió con silbidos.