Argentina venció a Bolivia y da pelea

CÓRDOBA (DyN) -- Casi sin traspirar, haciendo valer el peso de sus individualidades y a ese jugador llamado Lionel Messi, el seleccionado argentino de fútbol venció en el Estadio Mario Alberto Kempes a Bolivia por 2-0 y, de ese modo, consiguió su tercer triunfo consecutivo en las Eliminatorias Sudamericanas, entrando ahora en zona de clasificación directa para el Mundial de Rusia 2018.

En líneas generales la Argentina jugó bien de a ratos, especialmente en el segundo tiempo cuando pareció sentirse más libre, frente a un equipo que vino a defenderse, y simplemente por eso no lo exigió.

Se habló de individualidades, y además de Messi, quien llegó a su gol número 50 con la selección, por lo que habrá que destacar también a Gonzalo Higuaín y a Angel Correa.

Gerardo Martino dijo horas atrás que a veces hay tiempos para jugar, y otros en los que se necesita lograr la victoria. En ese aspecto Argentina cumplió, pero de ahora en más deberá recapitular algunas cuestiones.

Fue un arranque con mucha ilusión. Corrían apenas 10 segundos cuando Gonzalo Higuaín quedó sólo frente a Carlos Lampe. El delantero no definió bien y permitió la reacción del arquero. La pelota sin embargo le cayó a Angel Dí María, quien habilitó a Ever Banega y su remate dio en el travesaño.

Messi fue la figura de Argentina y convirtió el segundo gol, de penal.
Messi fue la figura de Argentina y convirtió el segundo gol, de penal.
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A partir de entonces, el partido entró en una zona muerta porque Argentina no le encontró solución al problema que representaba el vallado defensivo de Bolivia. Le faltaba claridad y velocidad porque ni Banega, ni Lucas Biglia pesaban. Entonces, como siempre, todo recaía en Messi y Di María, quienes a su vez no tenían espacio para maniobrar.

Inesperadamente el cotejo se abrió a los 19 minutos. Pase de Messi a Higuaín, que quedó frente a Lampe. El delantero picó el balón sobre la salida del arquero, y cuando este estaba por ingresar la rechazó un defensor. La pelota volvió a caerle a Higuaín, quien se la puso en los pies a Mercado, que había hecho la diagonal desde la derecha, para que pusiera el 1-0.

A pesar de la ventaja a la Argentina le siguió costando porque, a pesar de estar en desventaja, Bolivia no sólo no cambió su sistema sino que también utilizó alguna pierna fuerte.

Argentina iba, Bolivia aguantaba y los 29 llegó el segundo. El árbitro interpretó que Ronald Eguino le cometió una infracción dentro del área a Banega y cobró un inexistente penal, que Messi, con un remate violento y alto, a la izquierda del arquero, transformó en el 2-0.

Argentina ganaba bien, más por iniciativa que juego. En el segundo capítulo Argentina fue el que todos esperaban que fuera: un equipo que a partir de la conducción de Messi superara a Bolivia sin problemas, más allá de la cantidad de jugadores que pusiera en su campo para defender.

Con el rosarino encendido, el equipo estuvo un poco más suelto, y fue una y otra vez en la busca de ampliar el marcador. Correa, tuvo dos buenas aproximaciones, una la frustró Lampe, y la otra se fue muy cerca del palo derecho.

Pero a decir verdad el segundo tiempo se jugó para deleite del público, que festejó cada toque, cada corrida de Messi, que reconoció con el aplauso la salida de Higuaín. Lo deportivo no interesaba. Bolivia estaba en la cancha por estar, nada más. No podía preocupar a la Argentina.

El equipo cumplió con el trámite, poco debe importar que los goles fueran dos y no cinco. Quizá en esta serie de partidos estaba juego otra cosa.