Sufrido triunfo en Las Palmas para un Barcelona imbatible

El  delantero uruguayo del Barcelona también usó las redes sociales para despedirse del brasileño.
El delantero uruguayo del Barcelona también usó las redes sociales para despedirse del brasileño.
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(Jordi Blanco, corresponsal) "Si ganamos en Gijón y Las Palmas no seremos aún campeones... pero sólo nosotros podríamos perder la Liga". La frase, dicha por un jugador del Barcelona hace pocas semanas, no se entiende como una desfachatez, sino como una llamada a la lógica. El líder ganó en Gran Canaria y afianzó un papel de favorito ya sin discusión ninguna.

Luis Enrique sigue engordando sus números y los del Barça por más que esta vez la estadística no estuviera acompañada de la brillantez. El equipo azulgrana ya suma 32 partidos consecutivos sin conocer la derrota, superando los 31 del Real Madrid de Ancelotti en la temporada 2013-14, y Luis Enrique enlazó su octava victoria consecutiva en Liga, su mejor marca y la que invita a pensar que el campeón tiene todos los números para repetir título.

El Barcelona, eso sí, ganó sufriendo. Y mucho. Lo hizo ante un rival que le discutió la posesión en la primera mitad y que llegó a quitársela en la segunda, merodeando el área de Claudio Bravo como no se recordaba en un partido de Liga. Pero la lógica acudió al plano.

El campeón aparcó la brillantez y tiró de oficio. Se encontró un rival respondón, se complicó la existencia en defensa, echando de menos el liderazgo de Piqué, y le costó dominar el centro del campo... Pero se apoyó en la solvencia de la MSN y en su capacidad realizadora para sumar una victoria trascendental.

Jordi Alba, una vez más mejor en ataque que en defensa, sirvió el 0-1 a Luis Suárez antes de llegar a los seis minutos de partido y aunque inmediatamente igualó el equipo canario por medio de Willian José, el potencial ofensivo del Barça daba a entender que a poco que estuviera acertado se llevaría los tres puntos.

No le fue fácil ante el ímpetu que le puso al juego el equipo canario y se le complicó por una extraña insistencia en complicarse las cosas en defensa, pero comenzó a darle normalidad a la situación a poco de llegarse al descanso, cuando Luis Suárez, providencial una vez más, completó una excelente jugada por la banda para regalar la asistencia a Messi.

Javi Varás, excepcional, salvó el remate del argentino, pero el rechace cayó a pies de Neymar, que no perdonó el 1-2. La MSN al rescate en el momento oportuno. A falta de ritmo y de futbol, la calidad suele decidir. Y así ocurrió.

Y eso que Las Palmas se mantuvo en pie gracias a Javi Varas. Si había salvado un remate envenenado a Arda Turan en la primera mitad, apenas comenzada la segunda evitó el gol cantado de Suárez, a quien le sirvió de cabeza un pase de oro Dani Alves. Pero en el campo había mucho más.

Aguerrido y valiente, el equipo canario nunca se rindió a la superioridad del Barcelona, muy alejado de su imagen habitual, con un centro del campo desconocido al que ni la entrada de Rakitic mejoró respecto a la primera mitad con Arda. Pero cuya superioridad técnica iba dándole mayor calma con el paso de los minutos.

Se animaron los locales en la búsqueda del empate, obligando al campeón a ir contra natura, defendiéndose como buenamente podía y saliendo a la contra, persiguiendo la sentencia a través de la rapidez de Neymar y con una sensación de nervios no recordada.

Acabó por ser una segunda mitad de vértigo... Por la duda que se mantenía en el marcador y por ver como a cada fuera de juego en el que caían los delanteros del Barcelona respondía Las Palmas achuchando a Bravo.

Resistió, palabra poco habitual tratándose del Barça, el líder con un sufrimiento no recordado. Dejando pasar los minutos y esperando a ese final salvador. Y acabó ganando. Probablemente el partido que menos mereció de los últimos tiempos pero que le catapulta, de forma absoluta, hacia la conquista del título.