Barcelona se viste de único favorito en Gijón

JORDI BLANCO (ESPN Digital) -- El Barcelona ya está al día en la Liga y la Liga ya empieza a tener color azulgrana. Ganó con solvencia en Gijón a un Sporting respondón pero inferior y a lomos, otra vez, de un Messi majestuoso asestó un golpe de efecto que se entiende colosal.

En el encuentro entre los amigos Abelardo y Luis Enrique el protagonismo volvió a llevárselo el tridente, esa MSN que a cada día que pasa aumenta su historial. Messi anotó el 0-1 y el 1-2 en una primera mitad disputada a todo ritmo; Neymar, jugón como de costumbre, provocó un penalti... que para no perder la costumbre falló Suárez. Y el uruguayo se redimió poco después anotando el 1-3, en un auténtico golazo.

Que el Barcelona tiene un problema con los penalties es una evidencia. Ya ha fallado siete de los quince lanzados esta temporada, por más que el del pasado domingo frente al Celta no pueda tener esa consideración. Con todo, verse a once metros de la meta le supone un trago extraño y amargo a este equipo sobrenatural.

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Pero, por contra, el equipo de Luis Enrique no precisa de los penalties para coronar su dominio en los partidos ni en el torneo. Si sumó su partido número 31 sin perder, acumuló una nueva evidencia de que la Liga tiene que ser suya. Por más que lo intentó el Sporting, no hizo falta que pasasen diez minutos para comprenderse que el ganador solo podía ser el campeón.

Consciente de su inferioridad, Abelardo apartó del once a tres titulares, sabiendo que su Liga se juega, por ejemplo, el fin de semana ante el Betis. Con unos o con otros, la superioridad azulgrana era clara. Tanto que no se notó que Luis Enrique dejase en Barcelona a Jordi Alba o en el banquillo a Mascherano e Iniesta.

Como no tuvo trascendencia el flojo partido de Arda Turan, la irregularidad de Aleix Vidal y Adriano en los laterales o los despistes de Mathieu. Para cualquier duda, ahí está Messi. Así se sacó de la chistera un excelente disparo raso para lograr el 0-1 que coronaba su gol 300 en la Liga y no mucho después de que Castro empatase con un golazo volvió a aparecer para devolver la normalidad.

En ese 1-2 se comprendió qué significa su entendimiento bestial con Suárez, con quien combinó para acabar con un obús enrabietado para devolver la calma.

Después, ya en la segunda mitad, tiró de ilusión el Sporting de Abelardo para encontrarse la lógica enfrente. Sobrevivió al penalti errado por Suárez (se lo cedió Messi para engordar sus números en la lucha por el pichichi) pero se rindió en cuanto el uruguayo hizo arte con el 1-3.

Y fin de la historia. La Liga se ha teñido de azulgrana. Sin más dudas.