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Spieth, Willett y McIlroy, después de Augusta

BRISTOL -- Ya con la mente más tranquila y habiendo pasado la suficiente cantidad de tiempo desde el final del Masters, es tiempo de reflexionar sobre que nos dejó la edición 80 del primer Major del año.

Rápido me viene a la mente que este sigue siendo el mejor torneo del mundo, y que como les decía la semana pasada, la diferencia con el que sigue cada vez es mayor. Es cierto que el Open Championship tiene la historia y tradición que el Masters jamás tendrá, pero el glamour de Augusta National es inigualable. Solo el encanto de St. Andrews se le asemeja.

SI hacemos memoria, recordaremos que el año pasado en condiciones excepcionales Jordan Spieth igualó el récord de Tiger Woods y que muchas voces saltaron diciendo que la cancha había perdido sus garras, que la tecnología había avanzado demasiado y que estos jugadores tenían demasiadas armas para las dificultades que les presentaba Augusta National. Pues bien amigos, solo hizo falta un poco de viento, temperaturas apenas por debajo del promedio y algunas banderas un poco más difíciles para que solo un puñado de jugadores pudiera terminar bajo par. Nunca crean que Augusta no tiene defensas porque les puedo asegurar que si los organizadores se lo proponen nadie baja el par, aún en condiciones perfectas.

Al igual que lo sucedido 20 años atrás, este Masters será recordado por muchos como el torneo que perdió Spieth y no como el que ganó Willett, y al igual que hace 20 años eso será una injusticia. Aquella tarde de 1996 fue fatídica para Norman, pero justo es recordar que Faldo anotó 67 golpes en condiciones adversas. Lo mismo pasó el domingo último en Augusta, cuando Willett firmó la mejor tarjeta del día, sin bogeys y haciendo un approach y putt en el 17 memorable, mucho más porque ya sabía que era el líder. Muchos podrán decir que jugó suelto porque nunca supuso que Spieth iba a explotar de la manera que lo hizo, pero cuando ya se vio en la punta hizo un gran birdie en el 16, el mencionado par del 17 y una perfecta salida en el 18.

Mencionamos a Spieth y todos todavía se preguntan cómo puede pasarle lo que le pasó. Lo cierto es que llegó al Masters no pegando bien, y lo que más debe preocuparle es que esa errada hacia la derecha que tuvo durante toda la semana, es la misma que padeció en el WGC Match Play hace 20 días. Es difícil de entender que en la semana libre que tuvo no lo haya podido corregir. No se lo vio cómodo desde el primer día y solo tuvo chispazos de buen juego de tee a green. Uno de esos momentos fue el domingo del 6 al 9 cuando anotó 4 birdies seguidos para sacar 5 de ventaja, pero evidentemente su juego quedó en el camino que va del green del 9 al tee del 10. Un golpe duro para el joven maravilla, del que no tengo dudas que se repondrá rápido.

Este Masters me dejó además la sensación que McIlroy tiene algunos problemas con Augusta. El mismo norirlandés lo reconoció al final de la semana cuando expresó que tiene un especie de "bloqueo mental", que no lo deja jugar suelto. Sigo pensando que ganará en Augusta varias veces, pero deberá hacer algo para sentirse más cómodo.

Por último me quedo con el gran contingente de argentinos que vi este año en el Masters. La mayoría venía por primera vez y me provoca una gran alegría que tomen la decisión de venir. La frase de todos cada vez que los encuentro es la misma: "Siempre te escuchamos hablar que la televisión no le hace justicia a Augusta, pero hasta que no entramos y lo vimos en persona no te creíamos. Es mucho más impresionante y lindo que por tele".

Otra razón más por la cual este es el mejor lugar, torneo, organización y espectáculo en el mundo. Espero verlos y saludarlos en 2017 en Augusta.