<
>

Sergio García: "Nunca me sentí tan calmado"

Sergio García aprovechó la oportunidad que le dio Justin Rose en el primer hoyo de desempate y se quedó con el saco verde. Así, el español de 37 años obtuvo su primer Major y rompió el maleficio que lo persiguió toda su carrera luego de participar 73 veces en torneos mayores.

Al borde del green del hoyo 18, el flamante campeón recibió el emotivo saludo de su novia Angela, con quien contraerá matrimonio en los próximos meses.

Los dos punteros mantuvieron un extraordinario duelo deportivo alternándose la punta con algunos errores y muchos aciertos. García tomó la iniciativa desde el comienzo con birdies en el hoyo 1 y en el 3. Y luego de un bogey de Rose en el hoyo 5, la ventaja para el español ya era de 3 golpes. Sin embargo, la reacción del inglés llego de inmediato con tres birdies seguidos en los hoyos 6, 7 y 8.

Pero quizá el momento más dramático llegó en el famoso par 5 del hoyo 13. Rose lideraba entonces por dos golpes luego de los bogeys de García en los hoyos 10 y 11. Allí, el drive del español golpeó un árbol y acabó injugable en una azalea de la izquierda. Luego de tomar un golpe de penalidad, García, algo abatido, consiguió un milagroso par y Rose, que falló desde cerca para birdie, no pudo sacar la ventaja que esperaba y que hubiera sido decisiva.

Fue entonces cuando García arremetió con un birdie en el 14. Seguidamente en el par 5 del 15, luego de una larguísimo drive, produjo un extraordinario segundo tiro que golpeó el astabandera, y quedó a 5 metros. Desde allí, con la última vuelta, su pelota entró al hoyo para águila y a pesar del birdie de Rose, logró empatar nuevamente la punta. En el par 3 del 16 Rose hizo un gran birdie y volvió a adelantarse. Pero el inglés hizo un inesperado bogey en el 17 y así llegaron empatados en -9 al tee del hoyo 18.

Ambos pegaron perfectas salidas y muy buenos segundos tiros al green dejando sus pelotas a no más de tres metros. Fue Justin el primero en jugar y su putt, que iba directo al hoyo, finalmente se perdió por la derecha. Teniendo la posibilidad de cerrarlo ahí mismo, Sergio se sorprendió cuando su pelota se desvió también a la derecha.

Volvieron al hoyo 18 para el playoff. Esta vez Rose falló su drive a la derecha y García volvió a ser preciso con su arma preferida. Ya ambos en el green, el inglés que tenía tres golpes, le dio a García una oportunidad que no desperdiciaría. Necesitando dos putts para llevarse el título, embocó para birdie y coronó así una semana de ensueño.

Visiblemente emocionado dijo en la ceremonia de entrega del saco verde: “Pensé que lo tenía en el 18. Pegué el putt exactamente donde lo quería. Practiqué mucho ese putt en las vueltas de práctica y siempre cayó hacia la izquierda, no sé qué pasó". Y agregó: "Nunca me sentí tan calmado en un domingo de un Major como lo estuve hoy aquí en Augusta. Aún después de hacer un par de bogeys, seguía pensado positivamente. Es increíble, continuó, que esto haya ocurrido en el día que hubiera sido el cumpleaños 60 de Seve, mi ídolo de toda la vida".

El día fue perfecto y Augusta se vistió de fiesta. Y mientras García y Rose peleaban por la punta ajenos al resto, un nutrido grupo de grandes jugadores intentaron amenazarlos sin éxito.

Muchas de las miradas estuvieron puestas en Jordan Spieth. Su excelente vuelta del sábado hizo ilusionar a sus fans con un regreso glorioso. Sin embargo, nada fue fácil para el texano desde el primer hoyo. De allí se fue con un bogey y con la sensación de haber perdido la magia. A partir de entonces tuvo algún fugaz acierto pero su esperado avance nunca prosperó. Finalmente, al llegar nuevamente al fatídico hoyo 12, volvió a tirar la pelota al agua mientras los fantasmas parecían devorarlo. Y aunque consiguió dominarlos llevándose un bogey, su vuelta ya estaba perdida.

Quizá el más serio de los aspirantes que marchaban en la escolta era el sudafricano Charl Schwartzel. Se embaló en un momento y parecía dispuesto a repetir la hazaña que en 2011 lo convirtió en campeón. Sin embargo perdió impulso luego de un inexplicable bogey en el hoyo 14. Finalmente terminó su vuelta con un muy buen registro de 68 golpes y concluyó tercero con -6.

Matt Kuchar desató el delirio del público en el hoyo 16. Para entonces, su vuelta que en el recorrido de ida fue bastante errática, se había encaminado maravillosamente luego de 3 birdies seguidos en los hoyos 12, 13 y 14. Pero en ese famoso par 3, su envío fue certero y luego del pique, rodó mansa para terminar en el hoyo. Fiesta absoluta en esa tribuna enorme que espera los aciertos y también el drama. Terminó en el 4to puesto con -5, empatado con el joven belga Thomas Pieters que cerró su primer Masters con grandes honores y una invitación para el año que viene.

Ricky Fowler sumó una nueva decepción de domingo con una deslucida vuelta de 76 golpes que lo relegó al puesto 11.

Otra desilusión importante fue la de Rory McIlroy. Aunque consiguó una buena vuelta de 69 golpes, nunca fue un factor en el torneo y deberá seguir esperando para su Grand Slam que se hace desear.

Para Latinoamérica dejó un sabor amargo la labor de Emiliano Grillo. El joven argentino había conseguido pasar el corte clasificatorio con una buena vuelta de 71 golpes el día viernes que ilusionó a sus seguidores. Sin embargo no tuvo chances en ningún momento y su juego fue dispar y muy errático. En la vuelta final sumó otros 6 golpes a su cosecha y terminó en el puesto 51 con 12 sobre par.

Muchos se preguntarán que fue de Charley Hoffman, el inesperado héroe del día jueves. Pues Augusta National lo castigó con dureza y terminó su vuelta con 78 golpes y un total de +2 que lo empujó al puesto 22.

Y así termina un nuevo Masters que deja a todos con una enorme alegría y con la ilusión de que en el golf hay justicia, al menos para algunos. También demuestra que los grandes obstáculos en este deporte no están afuera, en el clima o en la cancha, sino dentro de cada jugador. Y es por eso que entre ellos, todos tocados con la vara mágica de un gran talento, solo una raza selecta y pequeña consigue ganar los Majors.