Golf
Ignacio Colombo 7y

El golf tiene campeones, pero faltan estrellas

El golf tiene un nuevo un ganador de Majors, pero le falta una estrella. Con el triunfo del estadounidense Brooks Koepka en el US Open de Erin Hills, ya suman siete los campeones consecutivos de Majors que lo hacen por primera vez. Jason Day en el PGA de 2015, Danny Willett en el Masters de 2016, Dustin Johnson en el US Open 2016, Henrik Stenson en el British Open de 2016, Jimmy Walker en el PGA de 2016, Sergio García en el Masters de 2017, y ahora Koepka en el US Open 2017. ¿Quién será el próximo?

Cada época tuvo su estrella en el golf. No tan excluyentes quizá como lo fueron Tiger Woods y antes Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Ben Hogan o Bobby Jones. Pero el golf en el PGA Tour se ha vuelto tan competitivo que cualquiera puede ganar, no ya un torneo de la gira regular, también un Major.

El golf extraña y quizá necesite esa estrella, esa figura dominante. Una especie de semidiós que parezca capaz de hacer las hazañas más increíbles para ganar por mucho o por poco cada torneo en el que participa. ¿Acaso no abrazó el mundo al joven Rory, cuando pareció tomar la posta de Woods, al ver que el Niño Sergio García no podía?. Y cuando el norirlandés se mostró humano y falible ¿no fueron acaso todas las miradas hacia el joven maravilla, Jordan Spieth? Pero duró poco. Su fatídico cuádruple bogey en el hoyo 12 de Augusta, en aquel domingo de 2016, lo quitó rápidamente del Olimpo. Las atención y las luces fueron entonces hacia Dustin Johnson, que además de ganar poseía el encanto de la potencia. Hogan, Plamer, Nicklaus y Woods la tenían y es un gran atributo en el pináculo. Pero tampoco funcionó. El adulto García insinuó algo este año, veremos. Jon Rham, Justin Thomas, el mismo Koepka tienen algo incipiente, pero ninguno de ellos ha hecho esa entrada triunfal que anticipa un reinado épico.

Quizá el golf moderno, ayudado por la tecnología, siga produciendo mucho jugadores que parezcan máquinas perfectas, capaces de golpear consistentemente pelotas a más de trescientas yardas. Es seguro sin embargo, y los últimos 7 Majors son la prueba, que a la hora de ganar los Grandes, lo realmente importante es la cabeza. Y todavía no hay tecnología que pueda reprogramar la más compleja de las máquinas.

Mientras tanto, la danza de nombres continua y en este momento es justo y necesario saludar y honrar a Koepka, quien jugó un golf extraordinario en la última vuelta, totalizó 272 golpes (-16), y fue el justo ganador de la edición 117° del US Open, disputado en Wisconsin.

Con una calma que contrastaba con la potencia de sus tiros y la relevancia del momento, Koepka, de 27 años y oriundo de Florida, hizo 67 golpes en su ronda del domingo, que tuvo un solo bogey y 6 birdies. Su compatriota, el zurdo Brian Harman, que lideraba al finalizar la tercera vuelta, no pudo mantener el ritmo que impuso el ganador. Como dijo por TV el ex N° 1 uno del mundo David Duval, si un jugador lidera por un golpe faltando 18 hoyos y solo agarra 11 greens, y el segundo agarra 17, ¿quién puede ser el ganador? Harman terminó la ronda en par de cancha y quedó segundo, empatado con Hideki Matsuyama. El japonés hizo un gran esfuerzo, y con un 66 en su tarjeta, la mejor vuelta del día, puso temprano un -12 en el tablero.

El viento, más fuerte que en los tres días previos, complicó mucho el trazado de Erin Hills, que mostró por fin sus dientes. Eso no impidió, sin embargo, que algunos se lucieran, como el joven inglés Tommy Fleetwood, quien el domingo cerró una gran semana. Hizo par de cancha y termino solo en el cuarto puesto. Esta posición no solo le valió la invitación para el año que viene en Shinnecok Hills, sino también un lugar en el Masters 2018.

Justin Thomas, que parecía inspirado luego de su vuelta record del sábado, pareció desde el primer tiro un jugador bien distinto. Con 3 bogeys en los primeros 5 hoyos dijo ausente temprano en la vuelta, y quedó peleando solo contra el viento y contra algún fantasma. Terminó empatado en el puesto noveno, con -8.

Por su parte, Ricky Fowler sumó una nueva decepción en los Majors. Después de una promisoria primera ronda que lo tenía como máximo favorito, el estadounidense fue desinflándose de a poco con el correr del torneo. El último día hizo par de cancha y mantuvo el -10 que lo dejó empatado en el quinto lugar.

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