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Kisner, Stroud y Matsuyama definen el PGA Championship

Stroud deberá resistir la presión de jugar en la última salida del día Getty Images

Prudencia y respeto. Los Majors se ganan en la última vuelta, pero se pueden perder en cualquiera de las cuatro. Ese parece haber sido el pensamiento que tuvieron los jugadores con posibilidades de ganar el PGA Championship, que se disputa en Quail Hollow, Carolina del Norte, durante la tercera ronda.

Sin embargo, el estadounidense Kevin Kisner, que había empezado la ronda en (-8), igualado con el japonés Matsuyama, quiso ser agresivo en el trayecto final de su vuelta y lo pagó caro. En el hoyo 16 iba adelante por dos, con un registro de -10, y tiró su segundo golpe al agua, en ese difícil y largo par 4. Terminó con doble bogey. En el 18 hizo un afortunado bogey, luego de que su envío al green se desviara a la izquierda, y golpeara una roca en el arroyo que lo bordea. A pesar de esos errores, mantuvo el liderazgo, y cerró su vuelta en un golpe sobre el par, totalizando -7 para el torneo.

Kisner ha tenido una muy buena temporada. Está 10° en la FedEx Cup, aunque su peformance en los Majors ha sido pobre hasta ahora en este año.

Del lado de los prudentes y respetuosos estuvieron sus inmediatos perseguidores. A solo un golpe de Kisner aparecen su compatriota Chris Stroud (-6) y el japonés Hideki Matsuyama (-6). Y a dos golpes, el también estadounidense Justin Thomas (-5) y el sudafricano Louis Oosthuizen (-5).

De los que están en el tope del tablero, solo Oosthuizen ha ganado un Major (British Open 2010, en St. Andrews). Los demás deberán dar un examen que nunca aprobaron. Quizá sea Matsuyama al que el sentido común señale con más chances. El nipón ha tenido una temporada excepcional. Marcha primero en la FedEx Cup, y hace apenas una semana demolió a sus rivales en el WGC Bridgestone Invitational, con una vuelta final de 61 golpes y una diferencia de cuatro sobre el segundo. Si Matsuyama ganara, se convertiría en el primer japonés de la historia en obtener un Major. Será, sin dudas, toda una noche en vela para los numerosos fanáticos de ese país. Matsuyama inicia la vuelta final, en horario de Tokio, a las 0:35 del lunes 14 de agosto.

El otro segundo, Stroud, es todo lo opuesto a Matsuyama, excepto por un detalle: también ganó hace una semana, en el Barracuda Championship. Fue su primera victoria como profesional.

Stroud Está en el puesto 203° del Ranking Mundial pero, a pesar de ello y al menos hasta ahora, ha demostrado que tiene el temperamento necesario para mantenerse calmo en este gran escenario. Deberá también resistir la presión adicional de jugar en la última salida del día, en compañía del líder Kisner.

De los que completan el cuadro de los probables, Justin Thomas (-5) no deja dudas sobre su talento. Ya todos descuentan que tarde o temprano ganará un Major. ¿Será éste, en Quail Hollow? Todavía está fresco en la memoria su extraordinario registro de -9, para un 63 histórico en la tercera vuelta en Erin Hills en el US Open de este año. Pero también está fresco el decepcionante 75 que anotó en la vuelta final, 12 golpes más que el día anterior.

Finalmente aparece otro talentoso: Oosthuizen, dueño de uno de los mejores swings de la actualidad. El sudafricano ya ganó un Major y ha estado cerca de repetir victorias en varias ocasiones. Sin duda volverá a ganar otro grande. Su juego se mantiene sólido en todas las áreas, y es un perfecto candidato en una última vuelta que se anticipa peleada y con poco margen.

Pero si hay que nombrar al verdadero protagonista de este último Major del año 2017, se trata sin dudas del campo de Quail Hollow. Históricamente el PGA siempre fue el más fácil de los cuatro grandes. El score promedio del ganador ha sido por lo menos un golpe menos que el de los otros Majors. Si se lo compara con el US Open, por ejemplo, está cerca de los 7 golpes menos. Esto no ha ocurrido este año. Este PGA ha sido atípico, y el clima entre los jugadores ha sido aquí, en Carolina del Norte, más parecido al de un US Open que lo que se vio en Erin Hills, en julio.

La última recta de Quail Hollow es una historia aparte. “The Green Mile” consta del hoyo 16, un inmenso par 4 de 532 yardas con agua por la izquierda que envuelve al green; el 17, un par 3 de 185 que es todo agua; y el 18, un par 4 de 485 yardas, con una arroyo que bordea el fairway por todo el costado izquierdo. Este complicado sector constituye el final más difícil de las canchas del PGA Tour. No es para menos. Se han visto tremendas debacles en esos capítulos y, en la tercera vuelta, entre los jugadores que están en el par de la cancha o mejor han sumado nada menos que 19 golpes sobre el par en ese estrecho. Seis de esos jugadores hicieron doble bogey o peor, y entre ellos hubo solamente 3 birdies. Extraordinario para el público; una tortura para los jugadores.

Sólo resta esperar por la emocionante definición que se avecina. El drama o la gloria. Entrar a la historia grande o seguir golpeando a su puerta. Un final emocionante o un paseo triunfal. De esto se tratan los Majors. La gran meta de todos los jugadores. El espectáculo debe comenzar.