¿Hasta cuándo seguirá Norv Turner?

FECHA
01/11
2011
por Sebastián Martínez Christensen

Norv TurnerGetty ImagesNorv Turner heredó uno de los mejores trabajos de la NFL, y no pudo entregar un anillo

MIAMI -- Sinceramente no podía creer lo que mis ojos estaban viendo.

Era un partido imposible de perder para los San Diego Chargers.

Tenían la oportunidad de arrodillarse y bajar el reloj hasta tres o cuatro segundos porque su rival, los Kansas City Chiefs, no tenían más tiempos fuera.

De haber hecho la lógica, habrían intentando un gol de campo de poco más de 30 yardas para definir el partido a su favor.

Cabe destacar que su pateador Nick Novak sólo había fallado un gol de campo en 14 intentos en la temporada, por lo cual la patada ganadora debería haber sido apenas un trámite.

Sin embargo eso no fue lo que ocurrió.

Turner decidió mandar una jugada más, el mariscal Philip Rivers no pudo controlar el snap, y el balón suelto fue recuperado por los Chiefs, que a la postre aprovecharon el obsequio y ganaron el encuentro en tiempo extra.

No es que eximo de culpa a Rivers, dado que aún si se arrodillaban iba a tener que controlar el snap.

Es más, Rivers está irreconocible, y cada vez estoy más convencido de que está jugando lesionado y sobrecompensando con su brazo.

Si tienen alguna duda, sólo hace falta mirar sus 11 intercepciones en esta campaña, cuando apenas tuvo 13 en toda la temporada anterior.

En lo personal, sigo pensando que Rivers es un mariscal de elite, y se ha ganado un poco de paciencia de mi parte tras jugar varios años en un nivel altísimo.

Distinto es el caso de Turner, cuyo pedigree no lo ayuda para nada.

El consenso indica que es una mente ofensiva brillante, pero por alguna razón los resultados no lo acompañan cuando más importa.

Critiqué al entrenador de los Jets, Rex Ryan cuando dijo en conferencia de prensa que "él tendría un par de anillos si hubiese tenido el equipo de los Chargers de hace unos años atrás".

Me pareció fuera de lugar, e inapropiado para un entrenador que no ganó nada como la cabeza máxima.

Lo cual no quiere decir que parte de esa declaración es verdad. Porque cuando LaDainian Tomlinson estaba en su mejor momento y era el mejor corredor de la NFL, Philip Rivers no era el de este 2011 y Antonio Gates estaba saludable, no había quién frenara a los Chargers.

Eran los perennes candidatos, pero nunca podían terminar de plasmar ese talento en victorias de postemporada.

Para ser justos, derrotaron a los Tennessee Titans en el 2007 antes de perder con los New England en el Campeonato de la AFC, pero estoy seguro que los fans de San Diego se quedaron con sabor a poco considerando que heredó un conjunto que venía de tener un récord de 14-2 la temporada anterior.

Ahora Tomlinson ya está viejo, y Rivers y Gates no están saludables. En otras palabras, el barco ya parece haber dejado el puerto.

La derrota del lunes por la noche, abrió la puerta en la división Oeste de la AFC, donde ahora comparten liderato los Chiefs, los Oakland Raiders y los Chargers --de haber ganado habrían tenido esencialmente una ventaja de tres juegos por tener el desempate--.

Pero más allá de que la débil división pueda dejarlos "escapar" otro año más, en mis ojos está claro que los Chargers no son el mismo equipo de antes.

Turner tuvo el trabajo soñado y no lo aprovechó. El niño mimado de A.J. Smith no dio la talla, y por eso ambos deberían irse de este equipo.

Turner ha tenido un sinfín de llamadas cuestionables en los últimos cuatro años, pero más que nada se tiene que ir porque los resultados no lo han acompañado.

No alcanzan títulos divisionales, sobre todo en el Oeste, y menos cuando tienes talento para ganarlo todo.

Ahora ya no es el caso; el tren ha dejado la estación.

De no clasificar a playoffs, no me quedan dudas de que será el final de Turner en San Diego.

Pero aún si llegasen a postemporada, es hora de que Smith se de cuenta que Turner no es la solución.

Los Chargers pensaban en campeonatos y ahora hablan de posible mudanza a Los Ángeles.

No es fácil ganar un Super Bowl, pero hay ciertos hombres que están tocados por la varita mágica.

Turner no es uno de ellos.