Albert PujolsKelvin Kuo/US PresswireA juicio de algunos expertos, es injusto echarle la culpa de los males de los Angelinos a Pujols.
ST. PETERSBURG, Fla. -- Tarde o temprano el bate de Albert Pujols comenzará a producir. Como dijo el mánager de los Rays de Tampa Bay, Joe Maddon: "Albert es Albert y eso es todo lo que hay que decir".

Es muy probable que par de horas después de haber redactado esto, la racha negativa de Pujols -- con la futilidad de sus últimos 16 turnos y la sequía de cuadrangulares de 2012 -- sea algo del pasado. Quizás no. Pero, su compañero de equipo, Howie Kendrick, dijo algo anoche que me dejó pensando: "No es justo culpar a Albert por lo mal que todos estamos jugando".

Es un punto válido. ¿En dónde está Torii Hunter? ¿En dónde está Vernon Wells? Albert Pujols no es el que tiene marca de 6-11, son los Angelinos.

Kendrick tiene toda la razón.

El béisbol es un deporte de equipo, pero el mero hecho de que la firma de agente libre más rica de todos los tiempos haya comenzado de esta manera -- y la atención mediática que ha recibido como resultado -- deja al seguidor pensando sobre la posibilidad de que un superávit de talento no necesariamente se traduce a buena química de equipo.

Como observador de los Angelinos en estas últimas 48 horas, a mí me ha quedado claro que no todo anda bien en las relaciones entre los jugadores y su mánager Mike Scioscia y que la presión de las expectativas es algo que está erosionando la estructura del equipo. La tensión el palpable en el camerino y visible en los ojos de Scioscia. ¿Será un malestar colectivo pasajero que se curará con par de victorias? No sabemos.

Nunca estuvo escrito que los 10 años y $225 millones que Pujols recibió para jugar también sería para liderar. Estoy seguro que el mismo Pujols así no lo esperaba, pero es obvio que las fortunas de los Angelinos comenzarán y terminarán con el bate de Albert Pujols. Pero es de eso que se trata. Nadie le ha puesto la etiqueta ni nadie lo ha dicho, pero hasta que Albert no comience a batear, los Angelinos estarán sumidos en su limbo.

El dicho dice: "a mal tiempo buena cara" y, por lo menos anoche, tras ser blanqueados por los Rays 5-0 en un partido en dónde los Angelinos fueron plenamente dominados por David Price, Pujols fue el único dispuesto a dar cara. Con una sonrisa en boca, pero con ojos de decepción, contestó pregunta tras pregunta en inglés y español y cada oración radiaba no sólo optimismo, sino también un sentido de que le estaba enviando un mensaje al resto de su equipo. "Así es el béisbol".

Si tratamos de mirar el panorama sin nombres ni apellidos nos damos cuenta que se trata de un jugador en un equipo nuevo, bajo un mánager que apenas conocía y una liga nueva con un contrato que no tiene precedentes. Y de pronto todo el mundo del béisbol le impuesto la responsabilidad de ser la cara de la franquicia y el corazón del equipo. ¿Un corazón vale $225 millones? En la política eso se llama paracaidismo y hasta dónde yo conozco, uno no puede ser líder de paracaídas. El liderato se gana, no se compra.

Palo si boga, palo si no boga. Pero esa es la realidad de Albert Pujols  el jugador mejor pagado en la historia con promedio de .232. Por ahora.

"Yo no voy a sentarme aquí a poner excusas. No las hay. Las puedo utilizar, pero yo no soy así", dijo Pujols, quien a mi juicio es el mejor jugador de béisbol de nuestra generación. Punto.

Albert es Albert. Será Albert el jonronero, Albert el líder carismático o todos los anteriores el que brille una vez salga el sol para los Angelinos.

¿Son los Angelinos de Albert o Albert de los Angelinos?

Sólo el tiempo lo dirá.