Dwight Howard
Kevork Djansezian/Getty ImagesDwight Howard finalmente se unió a Lakers
LOS ÁNGELES -- Dwight Howard es una de esas personas que siempre consiguen lo que se proponen. No es fácil llegar a ese punto, porque las virtudes han de ser muchas antes de que los deseos de uno se hagan realidad.

Howard tiene la virtud de ser un gran jugador, quizás el mejor centro de la NBA en la actualidad, y puede que gracias a ello sepa cómo llamar la atención. Así sucedió en los dos últimos años, cuando a veces dio la sensación de que su presencia en el Orlando Magic era forzada; y otras, su opción más deseada.

Lo cierto es que siempre quiso que a su alrededor se creara un equipo capaz de competir por el anillo; nunca lo tuvo. Fue capaz de hacer que echaran a su entrenador Stan Van Gundy y forzó la salida de Otis Smith, gerente general de los Magic. Y su gesta más reciente en el listado de sueños por cumplir, cumplidos, es la de vestir la playera de Los Angeles Lakers.

Después de un año de capítulos enteros escritos en prensa y conversaciones de barra de bar con suposiciones urdidas a base de artículos publicados, Howard, por fin, forma parte de la franquicia. Por fin, no por los deseos del que suscribe, sino por el ruido vacío de rumores diarios.

Ya dentro de la organización y el día de su presentación en sociedad, 'Superman' confesó que desea tener "un comienzo fresco", pasar página y trabajar para llegar a lo más alto; también habló de "escribir su propia historia" en el equipo, y de dejar su "propio sabor", su sello. Pero si hay algo que destacó sobremanera en todo lo que comentó durante su presentación de este viernes, eso fue que quiere llegar a ser "el líder" de los Lakers.

Desea aprender de los mejores, de sus compañeros hechos estrellas a base de bien como son Kobe Bryant, Paul Gasol y Steve Nash; absorber todo lo que pueda de ellos para en un futuro tomar las riendas de la nave dorada y púrpura.

Los deseos de Howard suelen ser órdenes. Es como si se tratara de esa 'femme fatal' de celuloide capaz de seducir a sus enemigos, enamorar a sus amigos y convencer a altivas esferas incapaces de escuchar otra cosa que no sea a ellos mismos. Todo en uno lo logra el concentrado Howard.

Por eso no hay duda de que el tres veces Mejor Defensor de la NBA va camino de ser el líder del equipo. Tiene la juventud, las ganas de aprender de sus maestros, el ímpetu del campeón y la calidad del virtuoso. Los números están de su lado, así como su prometedora carrera como profesional. También el tiempo, porque ni los treintañeros Bryant y Gasol, ni el cuarenta añero Nash son eternos. Porque esos líderes acabarán dejando su puesto para pasar a ser, muy probablemente, los sabios de tertulias y retransmisiones. Y llegará el día en que hablen de Howard, de sus virtudes y defectos; de su actitud y hasta del peinado que lucen ante las cámaras.

Y uno lee entre líneas cuando el protagonista en cuestión no quiso entrar al trapo de si firmará o no la extensión con los Lakers. "Quiero disfrutar el presente, este momento de ser un Laker".

Quedó claro, pero un líder no se hace en un año. Una playera no queda colgada en el Staples Center tan fácilmente y un ideario colectivo no queda cautivado si no es a base años y títulos. Solo así Howard podrá ser el líder que desea ser. Por eso su presencia en la franquicia apunta para largo.

A veces por la boca muere el pez, pero en este caso, el ego puede con el anzuelo. Por eso se vislumbra extensión al canto, porque una oportunidad como ésta no se tiene todos los días.