LOS ÁNGELES -- La historia de Renée Richards marcó un hecho sin precedentes, no sólo en el mundo del tenis sino en el del deporte en general, ya que se convirtió en el primer transexual en participar en un torneo de la categoría del US Open.
Nació hombre y siguió los pasos de otros muchos varones. Fue a la Universidad y se graduó en oftalmología para convertirse en uno de los mejores de su Nueva York natal. Se casó y tuvo un hijo; también destacó en los deportes, donde obtuvo notoriedad en el tenis amateur. Entonces Renée se llamaba Richard y vivía en un cuerpo que no era el suyo.
Trató de cambiar esa situación cuando a mediados de los años 60 viajó a Marruecos con la idea de cambiar de sexo, pero nunca lo hizo. En cambio regresó a Nueva York y siguió el camino que seguían todos sus amigos. Fue en 1975 cuando tomó la decisión final de someterse a una operación de sexo.
El documental de Eric Drath narra las contradicciones de una Renée que estuvo en el ojo del huracán durante muchos años. La Asociación de Tenis Estadounidense le permitió participar en el cuadro femenino del US Open en 1977. Y lo hizo ante las críticas de jugadoras, periodistas, opinión pública y otras asociaciones internacionales.
Siempre quiso ser una persona anónima y vivir una vida sin soresaltos, pero en el momento en que tomó la decisión de jugar un torneo después de haber cambiado de sexo, se convirtió en el foco de todos los flashes.
Drath refleja en el documental la personalidad de este personaje contradictorio por naturaleza. De cómo el hecho de ser transexual condicionó su vida y la de su familia, y de cuáles fueron las reacciones de una opinión pública que la trató como si fuera una 'show woman'. Hablan los que más la conocen y lo que vivieron el antes y el después de Renée; también lo hacen sus familiares y los periodistas que cubrieron esta etapa de debate en el mundo del deporte.
Se trata de uno de los documentales más interesantes del Festival de Cine de Los Ángeles y ha conseguido que el debate resurja 35 años después.