ESPN Los Angeles
Johnette Howard 11y

Kobe siendo Kobe

La etapa a la deriva de Mike Brown terminó abruptamente luego de cinco partidos dentro de la temporada, después que una mirada mortal de Kobe Bryant activara las alarmas. Su sorpresivo reemplazo, ¿Mike D'Antoni? llegó después que Bryant aseguró que por mucho que anhelaba un último viaje con Phil Jackson, no le dijo a los administradores de los Lakers que D'Antoni era un "no va". Como si eso resolviera el asunto.

Justo el miércoles, Bryant entró en una competencia de gritos en el primer tiempo con su compañero Dwight Howard sobre una fallida rotación defensiva que perdió contra Nueva Orleans. Después que Kobe mimara tanto a Howard para que firmara el año que viene en otra parte. Tres días antes, Bryant había pedido públicamente a su compañero Pau Gasol que se pusiera sus "pantalones de hombre" y dejara de quejarse de sus oportunidades disminuidas como poste en el sistema de D'Antoni, y había advertido a los otros Lakers que comenzaron lentos que si no ajustaban sus actitudes y también desplegaban su esfuerzo también, se les avecinaba justo una patada en el c...

Pero ¿de quién? ¿De Oklahoma City, el viernes por la noche?
"Voy a patear el c... a todos en este vestuario si eso no sucede", se quejó Bryant después de la derrota del domingo en casa 113-103 contra los Orlando Magic, el primer partido de Howard contra su ex equipo, que mantuvo atrapados a los Lakers por debajo de .500.

Incluso a los 34, con las rodillas crujiendo de vez en cuando, la revigorizada falta de remordimiento de Bryant por ejercer su poder puede hacerlo parecer el más fascinante e incluso peligroso jugador de la NBA. Pero, ¿explicar por qué eso es cierto? Eso requiere comprender lo que está haciendo que se comporte como un loco.

Bryant ya no es el mejor jugador del mundo, ni siquiera el de más empuje, aunque con buen humor estuvo en desacuerdo con eso también durante los Juegos Olímpicos de Londres cuando se le preguntó quién debía ser es el cerrador de final de juego del 'Dream Team'. Pero sigue siendo el jugador de la NBA con quien al menos quieres lidiar exitosamente ya sea si juegas con él o contra él, porque no dejará que nada se interponga en el camino de lo que quiere. Y si está dispuesto a seguir a cargo de esta temporada como lo ha hecho, se tiene la sensación de que los Lakers no están destinados a continuar siendo el paciente desorden triturado que han sido hasta este momento.

"Esta es simplemente la manera en que lidero" , dijo Bryant esta semana.

Es también lo que lo hace único. No solo grande.
Con más de 50,000 minutos en la NBA ahora sobre sus piernas y 17 temporadas pasadas en la liga --o casi la mitad de toda su vida--, Bryant es preciso cuando dice que las personas se han vuelto un poco "aburridas" con él. Es una pena, porque eso es un error. Nadie en el deporte estadounidense, salvo tal vez Peyton Manning, ejerce una influencia sobre su franquicia día a día, de arriba hacia abajo, como la ejerce Kobe. El no poder aprehender los datos actualizados de lo que está pasando ahora con Bryant significa perderse por qué este es el equipo de los Lakers más fascinante en años, no sólo potencialmente el más irritante.

Bryant no es el primer gran atleta constantemente mirando el reloj en el crepúsculo de su carrera, ya que tiene prisa por ganar más campeonatos. Calcula que sólo tiene dos o tres temporadas restantes. Tampoco ha pretendido nunca que no le preocupa la cementación de su estatura para todos los tiempos, y aumentar sus cinco anillos para romper su empate con Magic Johnson y encajarse en algún lugar entre Michael Jordan, con seis y Bill Russells con un total de 11.

Pero pocos atletas actuales han sido tan amplios y brutalmente honestos acerca de explicarse a sí mismos como está sucediendo en tiempo real paralelamente a como ha sido Bryant en los últimos años. Ha dado un puñado de entrevistas --sobre todo a Adrian Wojnarowski, de Deportes Yahoo!, sobre esto y aquello-- que suenan como si estuviera hablando conscientemente para la posteridad.

Mejor aún, Bryant no parece que le importa un comino si lo que revela acerca de sí mismo a veces es poco halagüeño.

Un ejemplo: la conclusión de Bryant sobre sus primeros enfrentamientos profesionales que llevaron a Shaquille O'Neal fuera de Los Ángeles es esencialmente que se cometieron errores, ¿y que demonios con eso? ¿La historia recuerda los compinches, se ha preguntado Bryant, o a los muchachos que indiscutiblemente se establecen como El Hombre? ¿Era importante para Bryant demostrar que podía ganar sin O'Neal? Tienes toda la razón, ha dicho Bryant.

"Y voy a seguir viniendo", prometió.

Esto no es sólo cómo lidera Bryant. Este es Bryant.
Oklahoma City y Miami todavía pueden seguir siendo mejores que lo que unos renovados Lakers puedan llegar a ser en esta temporada. Pero la forma en que Bryant hace estallar el látigo y se esfuerza hasta el momento hace que sea cada día más interesante seguir a los Lakers. Ningún jugador de la liga --ni LeBron, ni Durant-- es una combinación más potente de talento y ego, voluntad incinerada y ambición, que Bryant. Y nadie más puede reunir toda esa amalgama de experiencia e inteligencia, influencias embriagadoras y logros de crisol, como Bryant. Cuando se haya ido, se perderá un puente hacia mucha historia.

Bryant ha sido a la vez el chico fenómeno con la suerte de crecer en presencia de Jerry West y Magic Johnson, y el veterano a mitad de carrera que obstinadamente siguió los consejo de otros grandes tan dispares como Bill Russell de los Celtics y la estrella del Pop, Michael Jackson, aunque no lo crean. Bryant dijo a Wojnarowski que él acredita al Rey del Pop por enseñarle acerca del sacrificio de honrar el verdadero genio, y el trabajo de pulido que se necesita, después de que Jackson se le acercara cuando era un niño prodigio de 18 años en dificultades por adaptarse a los Lakers. "Se dio cuenta de que estaba recibiendo mucha (censurado) por ser diferente", dijo Bryant. Howard en realidad pareció un poco aturdido el verano pasado, cuando una llamada de reclutamiento de Bryant se desintegró en una charla breve en la que Bryant dejó en claro que podía tomarlo o dejarlo si no venía a Los Ángeles con su mente clara sobre la defensa y el rebote. Pero la única sorpresa real es que Howard se sorprendió.

Bryant siempre se ha comportado un poco como que todo lo que necesita para ganar es su propia persona y cuatro muchachos llamados Joe. "Por cualquier medio necesario", le gusta decir. Incluso el entrenador Jackson lo llamó "inmanejable" en un punto. En este momento, Bryant vuelve a luchar por el liderato de la liga en anotaciones y, como siempre, está siendo debatido si eso es bueno o malo para el equipo. Los Lakers tienen 9-10 en general, pero sólo 1-7 pero cuando él anota 30 o más puntos.

Aún así, el más grande mensaje de Bryant es el mismo que figura en sus críticas de policía bueno/malo de su equipo. Ha asumido el papel de Jackson como psicoanalista residente de los Lakers y dispensador de koans; ofrece apoyo cuando se quiere aplicar un torniquete en el torrente de críticas acerca de algo, como los terrible tiros libres de Howard, con tanta frecuencia como pelearse con alguien. Pero Bryant tampoco está esperando a que los demás sientan la misma urgencia o compromiso que él tiene.

La mezcla de talento actual de los Lakers sigue siendo imperfecta para el sistema de D'Antoni y D'Antoni mismo sigue siendo un entrenador imperfecto. Es demasiado arrogante en algunas cosas (por ejemplo, desperdiciando años de consejos que debía hacer más hincapié en la defensa), y es demasiado estridente con los demás (como negarse a modificar su adorado sistema por Gasol, aún y cuando siga reconociendo que Gasol tiene dos anillos y él ninguno). Tampoco ha ayudado a D'Antoni que los Knicks hayan tenido tanto éxito sin él.

Pero Bryant no está interesado en escuchar ninguna excusa, incluida cómo tan sólo 19 partidos adentrados en la temporada, los Lakers ya han tenido que ajustarse sobre la marcha para jugar bajo tres entrenadores jefes, la implementación de dos ofensivas, y jugar sin el lesionado Steve Nash en el puesto de base.

En esa misma exhaltada perorata en la que dijo Gasol necesitaba ponerse los pantalones de hombre, Bryant dijo con un dejo de disgusto: "Tienes que ajustarte… No puedes lamentarte ni quejarte. ¿Cómo diablos? Yo tengo 34 años y estoy haciendo screens-and-rolls por ahí porque Steve está fuera, y mi c... está corriendo ese campo de arriba a abajo como nunca antes en mi carrera entera. Me quedo después de prácticas, para trabajar en mi manejo del balón y en los screen-and-rolls".

Por supuesto, 24 horas después de la incendiada de Gasol, Bryant se sentó con su amigo el lunes para una conversación corazón a corazón en el hotel de los Lakers en Houston y emergió el martes sonando que apoyaba de nuevo. Pero eso no impidió que Bryant rompiera con Howard la noche siguiente, en Nueva Orleans. El viernes en Oklahoma City, podría ser alguien más.

Todos estos retos inesperados e incertidumbres han hecho de los Lakers la historia más interesante de la NBA.

También ayudan a explicar por qué Kobe Bryant es un hombre enloquecido.
Durante casi 17 temporadas que ha sido lo más seguro que ha tenido la NBA. Un mes lleno de confusión no le va a detener ahora. Otro título es lo único que cuenta. Su tiempo se está acabando. Esta es la forma en que lidera, está bien.

"Vamos contra viento y marea", gruñó esta semana, "esto tiene que hacerse".

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