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Jamal Crawford mejora bajo presión

LOS ÁNGELES -- En solo 20 juegos de temporada regular Jamal Crawford se ha convertido sin dudas en el mejor refuerzo de Los Angeles Clippers.

La franquicia californiana apostó por el veterano escolta y este no ha tardado en retribuir la confianza.

El oriundo de Seattle promedia cerca de 18 puntos por partido en su rol de catalizador ofensivo de un grupo de relevistas que está dando mucho que hablar a lo largo y ancho de la NBA.

Además, Crawford no solo se perfila como un candidato al Mejor Sexto Hombre sino que ha dejado su marca como un cerrador de alto calibre. En lo que va de la campaña el francotirador ha superado la barrera de los 10 puntos en el último cuarto en nueve ocasiones.

"Sé que es la hora de ganar y que los entrenadores y mis compañeros hacen un gran trabajo de ponerme en posiciones para ser exitoso", expresa. "Entiendo que es la parte más importante del juego".

A sus 32 años el producto de la Universidad de Michigan explica que las paradas previas en su carrera le han ayudado a forjar esa fortaleza mental bajo presión.

"Siempre me he puesto más presión que la que cualquier otra persona me ha puesto", asegura. "También lo fue jugar en Chicago como novato luego de los años de Jordan. Era un gran estadio y grandes fanáticos y mejorar cada año me preparó para ir luego a Nueva York. Ahí supe que podía hacer cualquier cosa".

Crawford debutó con los Bulls en el 2000, solo dos temporadas después del último título logrado por Michael Jordan, Scottie Pippen y compañía.

Sin embargo, debió atravesar una etapa de profunda restructuración.

"Fue difícil porque fuimos el equipo más joven de la liga durante dos años consecutivos", recuerda. "Nunca fuimos candidatos a clasificar a los playoffs".

La falta de resultados y la juventud de aquellas plantillas se volvieron un obstáculo, aunque ayudaron al crecimiento del escolta.

"A todos les costó adaptarse", avisa. "Éramos un equipo joven y no teníamos veteranos que nos mostraran el camino. Siempre estaban reconstruyendo y eso era difícil luego de que los fanáticos disfrutaran de tantos éxitos".

Luego de pasos frustrantes por los New York Knicks y los Golden State Warriors, Crawford fue capaz de probar las mieles de la postemporada por primera vez con los Atlanta Hawks en 2010. Allí también se alzó con el premio al Mejor Sexto Hombre y comenzó a forjar la identidad que hoy cumple con los angelinos.

Tras una temporada poco fructífera con los Portland Trail Blazers, el escolta ahora se encuentra establecido en Los Ángeles, con un trato por cuatro años y la posibilidad de compartir tarima en momentos decisivos con jugadores de la talla de Chris Paul y Chauncey Billups.

"Veo oportunidades para todos", asegura. "Cuando tienes jugadores que pueden hacer jugadas y que no le temen a los grandes momentos, lo mejor es tener un montón. Es bueno tener tantas opciones".

En el sur de California, Crawford ha encontrado el equilibrio perfecto entre dejar fluir sus instintos anotadores y al mismo tiempo ser parte integral de un equipo ganador.

"Tengo lo mejor de cada mundo", señala. "Con el talento que tenemos, me gusta salir desde la banca porque nos da más equilibrio. Tenemos dos superestrellas pero desde el banco también tenemos una gran segunda unidad".

Precisamente en la banca encontró a su socio ideal. El armador Eric Bledsoe es su compañero de retaguardia y sus habilidades (Crawford como tirador y Bledsoe penetrando) hacen que se beneficien mutuamente.

"Nos complementamos mucho", apunta. "A esta altura hemos jugado cerca de 30 partidos juntos así que cada uno sabe su rol, se siente cómodo y está tratando de mejorar".