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Cada partido será una final

LOS ÁNGELES -- Los Angeles Lakers siguen sin ser capaces de imponerse a rivales directos en su lucha por el alejado campeonato que ansía el equipo. El festival de reveses ante planteles punteros sigue el curso que marca el destino lagunero. Miami Heat fue el último de los aspirantes al título que mermó las esperanzas de los Lakers. Y lo hicieron sin desplegar su mejor juego y dependiendo en exceso de las virtudes de dos de sus valores más seguros: LeBron James y Dwyane Wade.

"Son un buen equipo y tienen su filosofía y grandes jugadores. No hicieron su mejor partido aunque dos de sus jugadores punteros sí estuvieron acertados y fueron decisivos", esgrimió un Pau Gasol que trata de poner buena cara a la interminable tormenta de malos resultados que persigue a la nave californiana, que acumula 17 victorias y 22 derrotas.

El plantel continúa alejado de los puestos de playoffs cuando todavía queda más de la mitad de la temporada por jugar, pero lo que más duele dentro del equipo es la poca capacidad de reacción que están mostrando. Los errores continúan deambulando en una espiral sin fin en la que encontramos a un Dwight Howard inconsistente desde la línea de tiros libres (véanse los errores en el tramo final del juego ante los Heat), a un Steve Nash que apenas lanza a canasta (anotó cuatro lanzamientos sobre ocho en tiros de campo), a un Mike D´Antoni que sigue jugando sus naipes sin seguridad. A esto se le unen las pérdidas de balón, errores en las transiciones y los errores en defensa.

Las excusas continúan sonando más a equipo del montón que a potencial aspirante al título. El propio D´Antoni sonó inocente al comentar tras la cita que Miami era Miami. Como si la imbatibilidad fuera su bandera, como si los Lakers hubieran quedado relegados al papel de segundones en el que nunca antes estuvieron.

"Son un equipo de campeonato. Pusieron todo sobre la mesa y nos sirvió para medirles. Lo hacen bien y nosotros debemos hacernos mejores tenemos que estar más afinados. Creo que al principio no estuvimos bien, quizás no estuvimos realmente confiados y cometimos errores innecesarios. Hubo algo de tranquilidad", argumentó D´Antoni.

Las 16 pérdidas de balón que sufrieron los laguneros mermaron sus opciones durante la primera mitad y permitieron que un Miami Heat que no estaba al cien por cien volara por los aires y anotaran sus primeros puntos a base de clavadas y jugadas rápidas. En la segunda mitad, los laguneros cuidaron esa faceta y no cayeron en los errores forzados por la angustiosa presión de los Heat. Pero no resolvieron otro problema igual de importante: la solidez en la pintura.

Miami fue muy superior bajo el aro y se impusieron por un preocupante 68-28 en la pintura. No hubo piedad y el último empuje de los locales en el periodo final sirvió para poner algo de salsa al encuentro, pero no para vencerlo.

Y de esta manera, con la incapacidad de superar a sus propios fantasmas, los Lakers tan solo fueron capaces de vencer a los Knicks de Nueva York en los encuentros que han jugado frente a rivales de envergadura y potenciales aspirantes al título. Ni Oklahoma, ni los Clippers, ni Memphis, ni San Antonio pudieron pasar por el aro lagunero esta temporada; tampoco Miami, equipo contra el que se medirán una vez más en la fase regular. En total fueron ocho citas clave frente a conjuntos clave que no pudieron solventar.

Por delante quedan dos encuentros muy importantes antes de que se cierre el mes de enero: Memphis y Oklahoma de nuevo. Y digo importantes a efectos de tabla clasificatoria y rivales directos, porque cada partido será una final para los Lakers hasta que no superen el .500 y se metan en puestos de playoffs.