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¿Qué será de los Lakers sin Kobe?

LOS ÁNGELES-- La lesión en el tobillo izquierdo de Kobe Bryant le mantendrá apartado de las canchas durante un tiempo indefinido. Se trata sin duda de una mala noticia para Los Angeles Lakers, que tienen en la Mamba Negra a su hombre más valioso y artífice de tantas victorias a lo largo de sus 17 temporadas en la élite, que resultaría imposible compilarlas en este artículo.

Pero concentrémonos en su labor de los últimos encuentros, desde aquel parón del All Star en que el equipo estaba obligado a vivir una transformación que le acercara al punto en el que se encuentran en la actualidad: los puestos de playoffs.

El lavado de imagen de los laguneros tuvo su razón de ser en varios aspectos. Quizás el que más predomina es el gran papel de Kobe, que demostró estar capacitado para abrocharse el cinturón cuando hizo falta y sacrificar su efectividad anotadora para habilitar a sus compañeros. La mejora de su juego fue la mejora del básquetbol del equipo al completo y su inteligencia sobre la cancha hizo realidad el entendimiento entre Kobe y Dwight Howard, una de las asignaturas pendientes de esta difícil campaña.

Sólo hay que ver los números para comprobar que el estado de gracia de Bryant tras el receso del Juego de las Estrellas es irrefutable. En los 54 encuentros anteriores acumuló una media por partido de 26.8 puntos (46.4 por ciento en tiros de campo), 5.6 asistencias y 5.3 rebotes para que el plantel llegará a 25-29. En las 12 citas que ha jugado tras el All Star, el balance ha sido de 30.3 puntos (49,2 por ciento), 7.0 asistencias y 6.4 rebotes por partido para que el equipo se haya colocado 9-3, la mejor racha de la campaña lagunera.

Los números hablan por sí solos, pero el papel protagónico de Kobe traspasa la estadísticas. La inyección de motivación que proviene de su actitud y carácter ganador hace milagros en la plantilla. Su polivalencia, confianza, capacidad de liderazgo y descaro le convierten en ese líder implacable capaz de empujar a un equipo hacia las alturas, por eso, la baja indefinida de Kobe puede hacer mucho daño en un plantel que depende en gran medida de su juego.

Se trata de otro contratiempo en la extensa lista de despropósitos fortuitos. De los cuatro jugadores estelares de los Lakers, todos han caído en el dique seco mermando a una plantilla caracterizada por la poca profundidad de banquillo. La situación quedó agravada con la baja de Jordan Hill, uno de los suplentes mas importantes, que tan solo pudo estar disponible en los 33 primeros encuentros (de los que jugó en 29 ocasiones) y que se perderá lo que resta de campaña. Steve Blake, por su parte, se perdió 37 juegos para dejar mermado al banquillo.

De los cuatro grandes, Pau Gasol es el que más tiempo lleva alejado de las canchas, un total de 30 partidos repartidos entre la tendinitis en sus dos rodillas y la fascitis plantar de la que se recupera en la actualidad. Steve Nash le sigue la pista con 24 citas lesionado por culpa de una pequeña fractura en la pierna izquierda y Dwight Howard, seis citas por culpa del desgarro que sufre en su hombro derecho, unas molestias que le perseguirán durante el resto de la temporada.

Sin Kobe, llegó el momento para que Jodie Meeks agarre la batuta de cara a canasta y Nash vuelva a erigirse como el arquitecto del juego lagunero. Los Lakers demostraron ante Chicago Bulls que son capaces de desplegar un juego colectivo sin depender al cien por cien de una figura en concreto, frente a Orlando Magic sucedió algo parecido a pesar del brillo de Howard.

A falta de 16 finales para el final de la temporada regular, llegó la hora de que todos y cada uno de los jugadores que están sanos para jugar se pongan el mono de trabajo para minimizar los daños de la baja de Kobe. La empresa se antoja harto complicada y la clasificación para los playoffs está en serio peligro sin el buque insignia. Ya sólo queda comprobar cuál será la capacidad de reacción de un plantel demasiado acostumbrado a luchar contra la adversidad.

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