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El peor momento para la peor salida

SAN LUIS -- Los Dodgers de Los Angeles terminaron su temporada con el mejor, quien salió de lo peor.

Nada sobre la derrota del viernes 9-0 ante los Cardenales de San Luis fue particularmente sorprendente más allá del hecho de que el mejor lanzador en la presente generación, Clayton Kershaw, tenía que voltear la cabeza una y otra vez para observar las líneas y los rodados sólidos que le conectaban hacia los jardines. Uno puede argumentar que eso no habría importado, porque los Dodgers no le pudieron hacer carreras a Michael Wacha o al bullpen de San Luis, lo que prácticamente resume la Serie de Campeonato de la Liga Nacional.

Pero esto fue casi una escena de otro mundo. El observar a los nueve bateadores de un equipo enfrentarse en una sola entrada a Kershaw no estaba en su libreto. El arrepentimiento no es algo que tampoco esté en el libreto de Kershaw, ¿o es que no hemos tenido muchas oportunidades de probarlo?

"La culpa de esto es mía", dijo Kershaw.

Dentro de un mes, a menos que ocurra un error en la votación de los escritores de béisbol, se anunciará que el ganó su segundo premio Cy Young en las últimas tres temporadas y uno puede argumentar que debió haber ganado el tercero. Ha liderado las Grandes Ligas en efectividad en tres temporadas seguidas. Había demostrado que aquellas malas salidas iniciales en postemporada -- cuando tenía 20 y 21 años -- fueron anomalías al lograr efectividad de 0.47 en sus tres salidas de octubre al llegar a la salida de este viernes.

¿Dónde deja todo esto al as de los Dodgers, al entrar a una temporada baja en la que podría conseguir un acuerdo record que podría cimentar su barbuda cara como el rostro de la franquicia?

"Hay una buena oportunidad de que gane el Cy Young el año que viene también, todo por el enojo", dijo el sustituto de los Dodgers Skip Schumaker. "Él va a estar bien".

Es posible que sea así, pero Kershaw no lució bien luego de tener su peor salida en más de tres años. Luego de tener salidas malas, él siempre suena molesto, dando respuestas cortas a las preguntas, y algunas veces ignorándolas por complete. Hubo algo de eso el viernes en la noche, pero también sonó como un hombre cargando con la culpa de una organización entera y una base de fanáticos que pensaba que él era infalible justo antes de mostrar su peor faceta. Dijo que no tuvo nada que ver el hecho de haber lanzado con tres días de descanso en la ronda anterior. No tenía idea de la razón por la que no podía sacar a los bateadores. Simplemente no lo pudo hacer.

"Es duro cuando uno conoce muchachos que han trabajado tan duro para llegar aquí. Yo quería ganar por ellos", dijo Kershaw.

En cambio, los Dodgers cayeron en un hueco 4-0 cuando batearon todos los bateadores de los Cardenales en la tercera entrada, la primera vez que le sucedía eso a Kershaw desde agosto del 2009 en Arizona. De sus 81 lanzamientos en tres entradas, 48 de ellos fueron en ese tercer episodio. En las seis entradas que lanzó en el Juego 2, Kershaw necesitó 72 pitcheos. Eso nos dice mucho sobre una alineación resistente y democrática de San Luis que pareció ganar confianza desde el turno de 11 lanzamientos de Matt Carpenter y que terminó con un doble en esa entrada.

Pero, ¿qué nos dice eso sobre Kershaw? ¿Qué nos dice eso sobre la dependencia de los Dodgers en él?

"Nosotros esperamos que sea perfecto. Solo que eso no fue lo que sucedió esta noche", dijo el gerente de los Dodgers Ned Colletti. "No hay nadie que se sienta mejor de salir allá afuera a lanzar un juego que Clayton Kershaw".

Esa, de hecho, es exactamente la razón por la que los Dodgers se sentían bien sobre su futuro cuando viajaron a través del país el jueves en la tarde, para jugar en un estadio en el que pocos equipos contrarios ganan. Sí, ellos dejaron escapar grandes oportunidades en los primeros dos juegos, y habían sido superados en gran parte de la serie, pero ellos tenían al mejor lanzador del deporte en la lomita en el juego que podía enviar la serie a siete partidos. Y uno nunca puede saber lo que sucede en un partido donde el ganador se lo lleva todo.

El receptor de los Dodgers A.J. Ellis dijo que Kershaw lucía certero en el bullpen. Lució tan mercenario como de costumbre en las primeras dos entradas con tres ponches. Incluso en la tercera entrada, no estuvo fallando por mucho, pero falló la localización de sus pitcheos por milímetros, y eso puede ser igual o más peligroso. Carlos Beltrán conectó una recta que se le quedó en el medio del plato. Yadier Molina se mantuvo en el medio de un slider trasero y la envió al jardín central. Estas no fueron ocurrencias dramáticas, nada como el cuadrangular majestuoso de Matt Holliday ante Ricky Nolasco o los batazos monstruosos de los Dodgers en el Juego 5.

Pero esos batazos fueron la ruína de Kershaw. En esencia los Cardenales lo agujerearon hasta desangrarlo. Eso es lo que ellos suelen hacer. Ellos tienen una alineación construída para molestar a los ases. Y finalmente apareció.

Un juego no va a cambiar la opinión de los Dodgers sobre su as, pero sí va a colorear su apreciación por él. Los más grandes lanzadores hacen sus carreras en la temporada regular y luego pulen sus legados en la postemporada. Uno tiene que pensar que van a pasar semanas, quizás meses, para que Kershaw descifre lo que es hasta ahora su último recuerdo en la loma, el manager Don Mattingly caminando hacia él para quitarle la pelota antes de haber conseguido un out en la quinta entrada.

No se podía saber si Kershaw iba a lanzar ocho entradas en blanco o si fuese bateado libremente. Lucía con buena cara al caminar al dugout. No hizo rabietas cuando llegó a la cueva.

Alguien le dijo algo a Kershaw, recordándole que un mal juego no mancharía lo que fue una temporada emocionante para los Dodgers, una en la que se quedaron a dos juegos de la Serie Mundial. Simplemente no se lo creyó.

"En cierto modo es así", dijo Kershaw. "¿Realmente importa si estás en los playoffs o si llegas en el sótano si no ganas la Serie Mundial? En realidad no importa".

Los Dodgers tienen un atleta raro en sus manos. Kershaw no tiene metas intermedias. Él tiene que ser el mejor lanzador en el planeta y su equipo tiene que ganar la Serie Mundial. De otro modo, ¿cuál es el punto?

Eso es grandioso, excepto que cuando ninguna de las dos cosas ocurren, ¿a dónde ir desde ahí?