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Lakers vs Knicks muy desangelado

LOS ÁNGELES -- Los New York Knicks y Los Ángeles Lakers se batirán en armas el domingo bajo la sombra de una temporada en la que ambos equipos muestran una cara muy distinta a la que han acostumbrado a lo largo de la historia. El duelo va más allá de lo puramente deportivo, y es que se trata de un partido en el que se medirán los dos equipos más valiosos económicamente de la NBA según la revista Forbes.

Pero lo que dictaminan sus arcas gracias a contratos millonarios, sponsors, derechos de televisión, remodelaciones y demás ingresos (NY, 1.40 billones de dólares; LA, 1.35 billones de dólares), nada tiene que ver con la realidad que presencia el resto de los mortales: el básquetbol.

Los neoyorquinos llegan al partido con un balance de 16-27, mientras que los californianos acumulan una derrota más que sus rivales. Es la primera vez desde que los Lakers están en Los Ángeles que ambos planteles se enfrentan entre sí con 10 partidos por debajo del .500, y es que la última ocasión que algo así sucedió fue en 1960, cuando la franquicia, ahora angelina, residía en Minneapolis.

Ni las delicias individuales de Carmelo Anthony tras los 62 puntos que anotó contra Charlotte Bobcats, ni la mejora de Pau Gasol luego de los rumores de su salida a Cleveland Cavaliers (14.7 ppj, 44.6 por ciento de efectividad y 9.4 rebotes, antes del potencial traspaso y 20.9 ppj, 49.5 de efectividad y 11.6 rebotes, 12 partidos después) pueden eclipsar un presente que dista mucho de las pretensiones de dos históricos de la NBA que están sufriendo más de la cuenta.

Las lesiones no están respetando a ninguno de los dos equipos. Mientras que del lado californiano las bajas son significativas sin Kobe Bryant (se ha perdido 37 juegos), Steve Nash (igual), Steve Blake (22 partidos sin aparecer), Jordan Farmar (21 encuentros) y Xavier Henry (12 juegos); en los Knicks tampoco pueden contar con todos sus efectivos debido a las lesiones de Andrea Bargani, Amar´e Stoudemire, Kenyon Martin, Metta World Peace y Tyson Chandler.

Pero más allá de los contratiempos, lo cierto es que ambas maquinarias colectivas están lejos de su mejor funcionamiento. A pesar de la última alegría ante los Bobcats, los neoyorquinos son uno de los equipos con más carencias ofensivas de la liga. Acumulan una media de 95.9 ppj para colocarse como el séptimo peor plantel de la liga en este sentido. También son el sexto peor equipo en número de asistencias con 20.3. En el apartado defensivo, las cosas funcionan algo más, y es que se colocan en décima posición en puntos permitidos con 99.3 ppj.

Precisamente en la defensa es donde están los mayores problemas de los Lakers. Después de Philadelphia 76ers, se trata del equipo que más concede en su parte de la cancha, un total de 106.0 ppj y 25.3 apj.

Ambas naves navegan a la deriva, aunque la situación es más complicada para unos Lakers que surcan el bravo océano de la Conferencia Oeste, mientras que los Knicks tienen los playoffs más cerca que sus rivales y ambos futuros urgen una reestructuración que no será sencilla.

Si no es traspasado en febrero, Melo deberá decidir sobre su futuro este verano, cuando se convierta en agente libre si aplica la cláusula de terminación temprana. Los Lakers suenan como uno de los candidatos, y es que aunque no pueden adquirirle al no poder utilizar la primera ronda de 2014 como activo (ya tienen apalabrada la de 2015 y la regulación prohíbe utilizar dos seguidas en traspasos) podrían cautivarle durante el verano.

Los Knicks estarán muy limitados en agencia libre, y es que cuentan con 29.9 millones de dólares en contratos garantizados para el año que viene, y eso sin contar con las fichas de Stoudemire (23.4 millones), Melo (23.3 millones) y Bargani (11.5 millones), que con todo superarían el tope salariar de 62.9 millones. Los Knicks podrían extender el contrato a Anthony con una oferta de más años y más dinero (cinco años por 129.1 millones de dólares) y los Lakers podrían ficharle por cuatro temporadas y 95.9 millones de dólares.

El asunto no pasará desapercibido en el encuentro que se jugará en el Madison Square Garden, que presenciará la cita más descafeinada de ambas franquicias en la historia reciente.