ESPN Los Angeles
Rodrigo Azurmendi 10y

Derribando el mito de Griffin

LOS ÁNGELES -- Hace poco más de un mes el sitio hermano Grantland.com publicó una columna en la que Steven Hyden, su escritor, intentó analizar el fenómeno alrededor de la banda de rock (¿pop?) Nickelback.

Allí el columnista abre la premisa preguntando: "¿alguna vez volveremos a estar de acuerdo de la forma que lo hicimos odiando a Nickelback?"

Lo mismo sucede alrededor de la figura de Blake Griffin.

La necesidad de sonar inteligente en conversaciones pasajeras nos obliga a todos a consumir información a un ritmo poco saludable, y debido a eso muchas veces acabamos 'comprando' nociones populares que acaban instalándose por alguna razón, y de tanto repetirlas, se convierten en verdades.

Esto es lo que pasa con el delantero de Los Angeles Clippers. Algo parecido sucedió años atrás con LeBron James, y más atrás en el tiempo con figuras de la época.

No olvidemos que hasta hace muy poco uno de los deportes nacionales de Estados Unidos era criticar a James por absolutamente todo, y nada de lo que hiciera, por más impresionante e histórico, lograba cambiar su percepción.

Posiblemente todavía queden algunos cínicos que disfrutan más de atacar al 'Rey' que de deleitarse con la magia que desparrama en el parquet noche tras noche. Si los hay, dudo que sean verdaderos amantes del baloncesto, ya que una cosa es no querer verlo ganar y otra muy distinta es negar lo inevitable: James, al final de su carrera, quizás acabe siendo el mejor de la historia.

Tomaron dos Finales magníficas, un par de anillos y centenares de actuaciones descollantes para que el inconsciente colectivo se pasara finalmente a su bando.

Lo malo es que muchos, entre los que me incluyo (en la primera parte de la carrera de LBJ), nos perdimos de disfrutar un sinfín de obras maestras del astro de Miami Heat.
Precisamente por eso y aclarando que el nivel de James y Griffin no tiene comparación (¿acaso alguien se le acerca al 'Rey'?), los invito a ponerle atención al volador interno de los Clippers, ya que estamos por presenciar su llegada a la verdadera elite.

Empecemos por el mito más ridículo de todos: Blake Griffin no es un jugador limitado. Repito, no lo es. No tomen mi palabra, compruébenlo ustedes mismos, ahí está la magia del análisis y el comienzo de una conversación no solo más inteligente sino que más adaptada a la realidad.

Griffin sin dudas capitalizó su fama (ganada o no) y utilizó su carisma y reputación para convertirse en un ícono del marketing.

Eso es fuera de la cancha, ya que adentro es un jugador de baloncesto en todo su nombre que, aún con falencias como casi todos, está entre los mejores de su posición y de la NBA.

¿Es mejor que Kevin Love? ¿O LaMarcus Aldridge? Mi respuesta es quizás sí, o quizás no, pero en comparar se pasa por alto lo que ofrece individualmente.

Griffin es mucho más que un acrobático terminador de jugadas. Lo es desde hace un tiempo, pero en lo que va de esta temporada está despejando todo tipo de dudas.

SU TIRO

Muchos se quedaron con la noción de que Griffin no tiene disparo, y que por eso su única forma de anotar es a través de volcadas, rebotes ofensivos o alley-oops.

Quítenle eso y desaparecería, era la teoría. Si bien el jugador dependió de más de su atletismo y acrobacia en sus primeras temporadas, su desarrollo empieza a traducirse en resultados.

Su sociedad con el entrenador de tiro Bob Thate fue más que una jugada de relaciones públicas, y así vemos como Griffin dispara 38.3 por ciento desde media distancia esta temporada, cuando en sus primeras tres disparó 33.9, 36.1 y 35.1.

Para poner en contexto (y sin comparar), esos números están por encima de los de Kevin Garnett (35.8), Tim Duncan (35.6), David Lee (36.7) y Paul Millsap (31.6), algunos de ellos jugadores clásicos del pick-and-pop, según NBA.com.

En ese aspecto Griffin ha crecido en paralelo a James, ya que este solía tener las mismas limitaciones y en la actualidad dispara un más que saludable 41.5 por ciento.

La confianza con la que el producto de la Universidad de Oklahoma se está desempeñando es imitable. Todos los que están alrededor suyo, incluyo el intensísimo Chris Paul, recalcan en todo momento lo duro que trabaja Griffin.

Las mejoras se han extendido a la línea de los suspiros, allí donde hasta hace un año Griffin era vulnerable a ser retirado del partido (mental y literalmente) con faltas repetidas.

Esta campaña Griffin supera el 70 por ciento por primera vez (71.4), una levantada considerable si se tiene en cuenta que hace dos temporadas disparaba 52.1 por ciento. Todo esto mientras va a la línea casi tres veces más por noche que la temporada anterior (8.0 vs. 5.3).

Sus números también se ven empañados por un irregular mes de noviembre, ya que desde el 1 de diciembre Griffin promedia 75.1 por ciento, según NBA.com.

Su repuntada ha sido tan pronunciada que hasta en ocasiones se le ha animado a los triples, con bastante éxito desde las esquinas.
En lo que va de la 2013-2014 Griffin dispara 8-28 (28.6 por ciento) – superando en 48 partidos la cantidad de triples que intentó en las últimas dos temporadas juntas (20).

Su efectividad en los triples cortos ha sido aún más sorprendente, ya que lleva encestados 6-13 (46.2) tras acabar 2-10 la temporada pasada.

EFECTO EN EL MARCO DEL EQUIPO

Un área en donde la leyenda se asimila a la realidad es en la faceta defensiva.

Allí Griffin está lejos de ser un gran defensor, y aunque ha mostrado algunas mejoras, difícilmente llegue a ser un sabueso.

Resulta raro decir que sus limitaciones son físicas, pero la realidad marca que su atletismo es contrarrestado por sus brazos cortos, algo que lo complica a la hora de sumar bloqueos y convertirse en una presencia intimidante en la pintura.

Pese a eso, su eficiencia defensiva ha mejorado, y los Clippers permiten dos puntos menos por cada 100 posesiones que la temporada pasada (101.7 contra 104.0). Para poner en contexto, en su temporada de novato los angelinos permitían 106.8 puntos por cada 100 posesiones con él cancha.

Además, con Griffin en cancha los Clippers son casi cuatro puntos mejores que sus rivales por cada 100 posesiones que cuando el delantero está en la banca (+7.5 en cancha vs. + 3.7 en el banco), según las estadísticas oficiales de la NBA.

Sus números individuales no lo avalan, y por eso es que Doc Rivers pregona una defensa en equipo, en la que las rotaciones y los cinco jugadores se mueven como si todos fueran un elástico.

Los porcentajes permitidos en la pintura y se han mantenido idénticos a los de la temporada pasada, mientras que Griffin ha bajado un poco su efectividad en la zona restringida y ahora permite un 63.3 por ciento a sus rivales (62.8 en 2012-2013).

Quizás una buena señal es que de media distancia Griffin ha logrado bajar la efectividad de sus oponentes de 37.8 por ciento la temporada pasada a 36.5 en la actual.

Además, Griffin ha logrado compensar algunas de sus miserias convirtiéndose en un jugador aún más efectivo en ofensiva, no solo anotando sino creando y facilitando a sus compañeros.

El porcentaje de las posesiones de los Clippers que acaban con tiro, asistencia, falta o pérdida de Griffin subió a un considerable 27.5 por ciento, el quinto número más alto entre todos los aleros/delanteros de la liga, según NBA.com.

Entre tales jugadores (los machos alfa de la liga que usan al menos el 25 por ciento de las posesiones de su equipo), Griffin anota de manera más eficiente que colegas como Carmelo Anthony, LaMarcus Aldridge o Zach Randolph, siendo solo superado por James, Durant y Dirk Nowitzki.

La bola sin duda pasa por sus manos con frecuencia (quinto en cantidad de toques por partido en la NBA y el mejor entre los no-armadores) y además es el segundo jugador que más genera desde los codos (por detrás de Marc Gasol).

Finalmente, ante la ausencia de CP3 por lesión se ha podido notar un poco de su fibra de líder, ya que desde aquel fatídico encuentro ante Dallas los Clippers han ganado 10 de sus siguientes 13.

En esa seguidilla, Griffin promedia 25.2 puntos y los angelinos han superado a sus rivales por una diferencia de 10.4 puntos con él en cancha.

Eso, combinado con un porcentaje de True Shooting (combina los porcentajes de dobles, triples y tiros libres, asignándoles su valor correspondiente) en alza (58.5 por ciento) lo convierte en un jugador sumamente versátil, y por ende, útil y peligroso.
Ah, y no cumple 25 años hasta mediados de marzo.

Por estas razones, y por algunas otras más difíciles de cuantificar (ética de trabajo, esfuerzo, voz de mando) les recomiendo que, como pasó con Nickelback, escojan un nuevo blanco. O mejor aún que abandonemos ese ejercicio absurdo y elevemos el contenido de la conversación.

Así ganaremos todos.

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