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Sterling y bananas para todos

LOS ÁNGELES -- Hay que tener bananas. Simplemente porque el potasio es uno de los minerales predominantes en nuestro organismo, por detrás del fósforo y el calcio, pero ahí está, en el top 3 de nuestro 'mineralismo ilustrado' corporal. Y vaya propiedades, qué cualidades tiene cuando es capaz de regular el balance del agua y reducir los efectos negativos del sodio (y también del odio). Por eso, hay que tener bananas. Aunque sea por salud.

Porque el listo que tiró el plátano en el Madrigal a Dani Alves se pasará comiendo bananas en su casa de por vida. Porque Donald Sterling, el propietario de la NBA con el coeficiente intelectual más alto de la liga (pobrecito) se va a atragantar ingiriendo potasio en grandes cantidades. Por oportunos, por transparentes y por racistas, que es lo que son, unos discriminadores confirmados, unos ineptos que no tienen sitio en la fiesta del deporte.

Pero también hay que tener bananas para dar el golpe en la mesa. El comisionado de la NBA, Adam Silver, las ha tenido de sobra para sancionar a Sterling, a quien le ha dado la espalda hasta koala más inocente e ingenuo de Australia. El propietario de Los Angeles Clippers, uno de los equipos más prometedores de la liga en la actualidad, se ha quedado solo y es ahora cuando tendrá que valorar cuántos amigos de verdad le quedan.

Silver ha estado acertado en la primera gran decisión de su periplo como comisionado. No le tembló el pulso para suspender de por vida a Sterling igual que el Villarreal no vaciló en sancionar de forma vitalicia al aficionado que lanzó un plátano al jugador brasileño del F.C. Barcelona.

Y qué mérito tiene frenar en seco al tonto del pueblo y a uno de estos poderosos propietarios, a un hombre que ha demostrado no vestirse por los pies, no sólo por este incidente en el que instaba a los negros a no entrar en el Staples Center (incluido Magic Johnson), sino por sus causas abiertas por acoso sexual en dos ocasiones (1996 y 2003), por adeudar a sus empleados (caso de Bill Fitch en 2002), por discriminación en viviendas a minorías (2003 y 2009). Por todas estas perlas facilitadas por ESPN Stats and Info, Sterling merece la peor sanción.

Y así, envuelto en papel de regalo, caminará el propietario de funciones coartadas por Los Ángeles; cabizbajo, debería, pero ya se sabe como se las gastan los adictos al poder, capaces de alzar el rostro en las situaciones más estrambóticas. Que lo suelten en el Este de la ciudad.

Porque las sanciones anteriores contra otros propietarios son un paseo por Disneyland comparada con ésta. Como la de 2000 a Glen Taylor (Timberwolves) por una violación del tope salarial: 3.5 millones de dólares; la de 2010 a Dan Gilbert (Cleveland Cavaliers) por faltar el respeto a LeBron James: cien mil dólares de multa; la de Michael Jordan (Charlotte Bobcats) por rajar del lockout en 2010: cien mil dólares; la de Michy Arison (Miami Heat) por lo mismo, pero vía twitter: 500 mil dólares; o la de Marc Cuban (Dallas Mavericks) por encararse a los árbitros tras una derrota: cien mil dólares en 2014 y 2.5 millones en total por incidentes similares.

Una sanción menor que la de acabar con la carrera como dueño de Clippers de Sterling hubiera sido injusta, igual que lo hubiera sido la suspensión al aficionado en España.

Así que un aplauso a todos los que se han encargado de salvaguardar el mundo del deporte, dando igual la disciplina que sea, de estos individuos que creen que pueden campar a sus anchas con impunidad.

Y potasio para todos.