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No se culpe a Chris Paul

MIAMI -- Estamos en una era en la cual las etiquetas parecen ser necesarias.

Siempre tiene que haber un héroe y un villano, o como en el caso de Chris Paul ha sucedido en las últimas horas "un pecho frío".

La verdad que tenemos memoria a corto plazo, porque unos días atrás estábamos catalogando a su actuación ante los Spurs como "heroica".

Después de todo, jugó lesionado y encestó el lanzamiento ganador para eliminar al campeón defensor.

No obstante, pasan unos días y volvemos a sacar conclusiones absolutas únicamente basándonos en los resultados.

Entiendo que el objetivo de todo equipo es ganar, pero si fuese así de sencillo, todos serían campeones.

También comprendo que ya se menciona a Paul en la misma oración que Karl Malone, John Stockton y Patrick Ewing, grandes jugadores que nunca fueron campeones.

Ni ellos fueron "pechos fríos", ni Paul lo es.

La NBA es un deporte de equipo, y son muy pocos los atletas que trascienden al nivel de cargarse a un equipo en sus hombros para llevarlos a conseguir un anillo pese a las deficiencias de conjunto.

Chris Paul es uno de los mejores armadores de la liga hoy en día, sino el mejor. Y esta postemporada no cambia eso.

Igual que la carencia de títulos tampoco le quita lustre a las carreras de los Stockton y Malone de este mundo.

Claro está que si hubiesen ganado, su legado hubiese mejorado considerablemente, pero no todos están destinados a ser Michael Jordan, Larry Bird o Magic Johnson.

Si ustedes quieren insistir con las etiquetas, yo no puedo detenerlos, pero sí les puedo asegurar que los Clippers no quedaron eliminados por culpa de Paul o porque no dio la talla en los momentos cruciales.

Si mañana jugasen los Clippers, yo le volvería a dar el balón a Paul, teniendo claro que él sería el jugador que más posibilidades me daría de ganar.

Pero Los Angeles es un equipo con deficiencias. Esencialmente tienen una rotación de seis jugadores, y luego de Jamaal Crawford, Austin Rivers y Glen Davis son los jugadores más importantes que salen desde la banca.
Imagínense ustedes intentar ganar con una rotación tan estrecha en la Conferencia Oeste.

Magic Johnson se encargó de darle una "chicana" a los Clippers en twitter al decir "que pensó que habían aprendido a ganar tras eliminar a los Spurs, pero siguen siendo los Clippers".

Es verdad que la historia de la franquicia es perdedora, pero esta versión de los Clippers no estaba lista para ganar ahora.

La serie ante los Spurs fue tremenda, pero no fue gratis. Dejó a Paul en una pierna y le quitó piernas a la plantilla corta.

Cuando sufrieron la implosión del Juego 6, tras estar arriba 19 puntos con menos de dos minutos por jugarse en el tercer cuarto, la cabeza dijo basta.

Estamos todos de acuerdo en que los Clippers sufrieron un colapso épico, pero asignarla la culpa o la etiqueta a un solo jugador, que dicho sea de paso es el mejor de ese plantel que fue fundamental ante los Spurs, sería un análisis haragán e injusto.

Los Clippers colapsaron como equipo, y si bien siempre parte de la culpa siempre recaerá sobre la estrella del equipo, decir que es "pecho frío" es otra historia.
Paul no tuvo unos buenos playoffs el año anterior, pero sigue siendo un hombre letal en los últimos segundos de un partido.

Todos los suplentes combinados de los Clippers jugaron un monto combinado de 49 minutos, y eso que el juego ya estaba definido sobre el final.

Paul tuvo culpa, como todos, en la eliminación e los Clippers, pero cuando uno revise las razones del colapso, se dará cuenta que el base armador de Los Angeles está al fondo de la lista.