ESPN Los Angeles
Rigo Cervantez 9y

Cae el telón de la fiesta de LA2015

LOS ÁNGELES -- En los Juegos Mundiales de las Olimpíadas Especiales Los Angeles 2015, luego de una semana de competencias, no hubo ganadores ni perdedores.

Solo caras sonrientes y cuerpos más sanos, gracias a los más de 5 mil atletas que pasaron por las diferentes estaciones para igual número de chequéos médicos, que hacen parte del programa ‘Atletas Saludables’ y que estuvieron a disposición de los participantes, durante la competencia.

La llama olímpica, “Llama de la Esperanza,“ la que llegó luego de ese largo viaje desde Grecia, que iluminó el cielo angelino y los pasos de más de seis mil deportistas participantes en la cita, desde el pebetero del histórico Coliseo Memorial de Los Angeles, no se ha extinguido.

No, simplemente ha iniciado una nueva jornada que llevará el fuego sagrado hasta Austria, donde en el año de 2017, se volverán a dar cita estos atletas especiales, en esta oportunidad, para intervenir en los Juegos de Invierno.

Para el 2019, se celebrarán los Juegos de Verano, de la especialidad, en una sede que aún no ha sido definida.

En cuanto a la cita deportiva de los atletas con alguna deficiencia intelectual, celebrada en Los Angeles, esta fue oficialmente declarada como concluída, por la Directora Ejecutiva de lo Olímpicos Especiales, Janet Froetscher, durante la Ceremonia de Clausura, celebrada este domingo en el Coliseo Memorial.

Fue otra fiesta, que volvió a contar con la presencia de un espectáculo musical, que se convirtió en una enorme convivencia de atletas, sus familias, confundidos con miles de voluntarios que donaron su tiempo para el éxito del evento.

Y uno de los legados más importantes que dejan los Juegos de Los Angeles 2015, es que tuvieron una concurrencia de público, sin precedentes, con más de 150 mil espectadores presentes en las diferentes competencias, sin contar a las aproximadamente 100 mil almas que acudieron al Coliseo Memorial para las ceremonias de apertura y de clausura.

Juán Pablo López Corpus, parte de la delegación que representó a México en LA 2015, contó su experiencia:

“Muchos de los atletas disfrutaron este evento a más no poder, se la pasaron muy bien, entre cada competencia, asistiendo a los festivales musicales que se presentaron y también, recibiendo atención médica,” aseguró el maestro docente, de profesión.

“Fue también muy importante que los atletas se hospedaran en las facilidades de dos universidades tan importantes y prestigiosas como USC y UCLA, porque, como en mi caso, que soy maestro, tuvimos una gran oprtunidad de disfrutar de su hospitalidad, pero también de conocer mejor a estos centros de estudios.”

Por su parte, Víctor Claudio Russel, técnico del equipo de Futbol 7 de Perú, integrado por diez jugadores que llegaron desde Lima, no olvidaba el gran despliegue de sus pupilos, en una de las muchas jornadas vividas en la competencia.

“El calor nos afectó, sin embargo, logramos darle una gran pelea a Italia, que nos ganó por 4-3, en un juego muy parejo, en el que ellos tuvieron más jugadores de recambio,” relataba un emocionado entrenador, al recordar su juego de semifinales de la especialidad, celebrado en Balboa Park.

Las anécdotas, las hazañas, todas las medallas, nadie sabe cuantas, junto con los listones, que estos seres humanos tan especiales se colgaron en el pecho, quedan para la posteridad.

¿El recuento de los triunfos?

Eso es lo menos importante en esta clase de juegos.

“Las Olimpíadas Especiales no entregan un cuadro de medallas, porque no interesa el conteo del metal que ganó tal o cual país, delegación o atleta en particular. Lo que vale en estos juegos, es la convivencia humana y social de los atletas especiales, personas con alguna deficiencia intelectual y hacerles sentir que tienen los mismos derechos, los mismo privelegios, y las mismas oportunidades que cualquier otro ser humano,” lo resumió Rich Perelman, vocero del Comité Organizador de los juegos de LA 2015.

¿Y la fiesta por la clausura de los juegos, en el Coliseo Memorial?

Esa tampoco parecía tener fin.

Este reportero de ESPN Deportes dejó, ya entrada la noche, las instalaciones del Coliseo Memorial, y la música seguía y seguía.

Y el baile, también.

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