LOS ÁNGELES – Hace años, los directivos de Los Ángeles Galaxy trataron de fichar a Frank Lampard. La salida de David Beckham abría las puertas a la llegada de otro jugador franquicia al equipo, sin embargo, el ex del Chelsea no lo vio claro. Tal y como afirmó en varias ocasiones, el centrocampista nunca sintió que aquella época fuera la adecuada para recalar en la MLS. La gerencia desistió y poco después volcó todos sus esfuerzos en firmar a Steven Gerrard, el archirrival histórico de Lampard, tanto en el ámbito colectivo como en el individual.
El ex jugador del Liverpool decidió decir adiós a su equipo de toda la vida y aceptó cambiar de aires tras la insistencia de Bruce Arena y los miembros de la directiva en hacerse con sus servicios. Desde un punto de vista gastronómico se podría decir que Gerrard fue el segundo plato del Galaxy después de que el primero ni siquiera saliera de la cocina. Desde la perspectiva meramente deportiva, a los angelinos les vino muy bien esperar, recibir la negativa de Lampard y volcarse en su compatriota y enemigo dentro de las canchas. Buen provecho.
Lo sucedido este domingo antes del encuentro entre el Galaxy y New York City F.C. evidencia la mayor. La cita se vendió como un duelo histórico entre Lampard y Gerrard y los boletos se vendieron a la velocidad del rayo atrayendo no solo a británicos esparcidos por todo Estados Unidos, sino a alrededor de 70 medios de comunicación ingleses y más de dos centenares de medios locales e internacionales. Había mucho interés, demasiado. En la franquicia neoyorquina hicieron todo lo posible por ayudar a Lampard a llegar a tono a la cita, al menos para jugar unos minutos y cumplir con las expectativas creadas. Sin embargo, la lógica estaba destinada a predominar. El volante entrenó apartado del grupo evidenciando que la lesión en el cuádriceps no le permitía ir al mismo ritmo de los demás. Pero nadie le dio por descartado, ni el club, ni la liga. Había que mantener la esperanza de los aficionados vivas por motivos obvios.
Lampard no habló el viernes durante la previa del partido. Sí lo hizo en el hotel ante los medios ingleses que cruzaron un charco y un país al completo para cubrir el encuentro. Ellos sí tenían una idea de la realidad que estaba por confirmarse dos días después. Su rostro lo decía todo y los problemas físicos que lleva arrastrando el jugador en la última etapa de su carrera le están dando más de un quebradero de cabeza. Y es que ahí, en ese punto reside la diferencia entre un primer plato y un segundo. El dorsal número ocho siempre se ha caracterizado por su cabezonería a la hora de entrenar. Su nivel de exigencia ha sido muy elevado, pero su filosofía de trabajo siempre fue la de curtirse a tope en cada práctica de una manera más visceral que estratégica. Desde que recaló en la franquicia en julio, Lampard tan solo ha participado en dos citas.
El caso de Gerrard es distinto. Las lesiones le persiguieron muy temprano en su carrera y desde entonces se sometió a un régimen tan exhaustivo como lógico para evitar lesiones en el futuro. También brilla por su disciplina y cuando las cosas no salen bien, trabaja para mejorarlas, pero lo hace de una manera más consciente que su rival. También llegó en julio y su productividad ha sido mucho mayor que la de Lampard: seis partidos, un gol y tres asistencias.
Ambos se vieron las caras antes de la cita del domingo, del castigo sin contemplaciones de los galácticos (5-1).
“Sí, hablé con él antes del partido”, afirmó a ESPN Deportes Digital. “Estaba decepcionado porque no estaba disponible para jugar hoy. Era un gran partido y una gran ocasión. Lo bueno es que está casi recuperado y todos queremos verle hacerlo bien en la MLS. Es un antiguo compañero y le deseo que esté bien hasta el final de la temporada”.
Antiguo compañero y rival, porque por encima de todo eso es lo que siempre han sido, son y serán. Porque ambos nunca se compenetraron a la perfección dentro de los terrenos de juego. Comparten posición y son dos de los mediocentros más dinámicos que ha tenido Inglaterra en su historia. Hay respeto entre ambos, calidad de sobra y un sentimiento de competitividad incuestionable. Demasiadas cosas en común para ser mejores amigos.
Un día después del encuentro entre Galaxy y New York City FC ya ha dado tiempo de sobra para la reflexión. Por un lado, las filosofías y el juego de ambos equipos están a años luz de distancia; por el otro, la gerencia de los angelinos ha sido más afortunada que la de los neoyorquinos. A día de hoy el fichaje de Gerrard parece más acertado de lo que lo hubiera sido el de un Lampard con demasiados problemas físicos.