Jordi Blanco | Corresponsal 9y

La Champions regresa al escenario en medio de una gran expectación

BARCELONA -- El reto de repetir título, el desafío de reconquistarlo, la necesidad de dar un paso al frente, la presión del entorno, la ilusión de romper los pronósticos… La Champions, 32 equipos y San Siro en la mirada. Barcelona y Real Madrid, PSG y Manchester City, Bayern, Juventus, Manchester United, Atlético, Leverkusen, Benfica, Arsenal, Oporto, Valencia…

La melodía más estimada en el futbol comienza este martes con la final de Milán del 28 de mayo de 2016 como objetivo de un puñado de clubs vestidos como favoritos y aspirantes, necesitados de cumplir el pronóstico en una fase de grupos menos exigente que en otras ocasiones en la mayoría de grupos, que no en todos.

La Liga española se presenta una temporada más como la mejor representada en el torneo. No solo por la presencia de cinco clubs gracias a la conquista de la Europa League por parte del Sevilla, sino porque en los dos últimos años ganaron el título Real Madrid y Barcelona, acompañando el Atlético en la final de 2014.

El equipo de Luis Enrique, que debuta en la legendaria Roma visitando a un equipo al que venció cómodamente hace un mes en el trofeo Gamper, parte con el reto de ser el primer campeón que defiende con éxito la corona desde que existe la Champions League. Y suceder en este éxito al legendario Milan de Arrigo Sacchi, vencedor en 1989 y 1990 para ser el último en repetir.

Para acabar con la maldición del campeón deberá, antes de todo, concretar su superioridad en un grupo que le emparejó, además de con la Roma, con el Bayer Leverkusen que hace cuatro años facilitó el record goleador de Messi (cinco dianas en un partido) y el BATE Borisov, convidado de piedra en buena lógica.

Las apuestas presentan a Real Madrid y Bayern Múnich como los mayores rivales para el Barcelona. A la presión siempre presente en el Bernabéu se suma en Múnich la que siente Guardiola en su tercer y, para muchos, último curso al frente del campeón bávaro, que le fichó para igualar, por lo menos, a Heynckes y que se estrelló ante los dos gigantes españoles en los dos años precedentes.

El primer tramo de la competición se presenta vital para Cristiano Ronaldo en su mínima esperanza de conquistar el Balón de Oro por encima de Leo Messi. El portugués, máximo anotador del torneo con 78 goles, (uno más que el argentino) dirigirá el favoritismo del Madrid por encima del PSG de Laurent Blanc, necesitado de dar ese paso al frente que le exige el multimillonario presupuesto que rige el proyecto qatarí.

Con todo, y tras los mayores nombres entre los que se debería colocar al Manchester City, emerge en general la necesidad de Inglaterra de recuperar el mando perdido desde que el Chelsea logró en 2012 el último trofeo de un club de la Premier, que en los diez últimos años apenas ha levantado dos veces el título.

El Manchester United vuelve tras la ausencia del pasado ejercicio, extrañamente apartado de los favoritos y con Van Gaal expresando un temor exagerado ante PSV, frente a quien debutará mañana, Wolfsburgo y CSKA Moscú para lograr el pase a octavos. Después de invertir 335 millones de euros en fichajes desde el verano de 2014 se entiende grotesco que el entrenador de los diablos rojos se equipare ante tres rivales que, sumados, no han alcanzado los 134 millones en fichajes en el mismo periodo.

Menos excusas se le contemplan al City de Manuel Pellegrini, por mucho que el sorteo fue especialmente duro en su caso. Tanto como en el de Juventus, Sevilla y Borussia Mönchengladbach, con quienes compartirá el llamado, con razón, grupo de la muerte. “No perder puntos en casa será importantísimo” aseguró Allegri, el entrenador de una Juve necesitada de cambiar la depresión de la Serie A por la alegría en Europa… Y que mañana inicia camino en Manchester con un partido, de entrada, explosivo.

Tanta presión se le observa al City como al Chelsea, no por el club, que logró el sueño en 2012, sino por José Mourinho, campeón con Oporto e Inter, pero que persigue desde su primera etapa ese objetivo con los blues de Stamford Bridge para poder proclamarse el primer entrenador en lograr el título con tres clubs distintos.

De entrada al equipo londinense se le adivina una fase de grupos más calmada, junto a su ex Oporto y por encima de Dinamo Kiev y Maccabi Tel Aviv. Similar presentación se le entenderá al cuarto representante ingles, el Arsenal que al cabo de diez años buscaría esa final que perdió en París. Los gunners de Wenger comienzan luchando con el Bayern que les eliminó consecutivamente en 2013 y 2014 en los octavos, fase en la que también cayó en 2015 ante el Mónaco, 2012 frente al Milan o 2011 contra el Barcelona.

La Bundesliga presenta como candidato innegociable al Bayern de Pep Guardiola, arrodillado de mala manera en las dos campañas precedentes por el campeón de turno y al que se le exigirá llegar a la final sin excusas. Bayer Leverkusen, Wolfsburgo y, por encima de todo, Borussia Mönchengladbach sufrirán una fase de grupos de alto riesgo, demasiado como para, de entrada, presentarles como candidatos.

Ellos podrían darse a concer con el papel de outsiders, tal como Valencia y Atlético, subcampeones en dos ocasiones, o los portugueses Benfica y Oporto, que con Casillas en la portería aspira a mejorar las prestaciones de los últimos años. Como el PSV, Olympique de Lyon, Galatasaray, Olympiakos, Zenit, CSKA o Shakhtar…Aspirantes a hacerse ver por encima de lo que la lógica indicaría de entrada.

Por debajo quedan los invitados a la fiesta, aquellos que deberían pasar de puntillas y que en más de una ocasión han dado que hablar por un descaro que les convirtió en protagonistas. Ocurrió en años pasados con APOEL o Basilea, ausentes en esta edición que tiene en el regreso del Maccabi israelí o el debut del Astana de Kazajistán a los mayores protagonistas.

Nada se espera de ellos como tampoco del Malmoe sueco, subcampeón en 1979, del Gent belga, el Dinamo Zagreb croata o el BATE bielorruso. Clubs necesarios para completar la nómina de participantes en una Champions que echará en falta tanto al Ajax (ausente por primera vez después de seis años) como al Celtic o el Mónaco, Borussia Dortmund, Fenerbahçe o Brujas. Y, por supuesto, a Inter o Milan.

Por segunda temporada consecutiva la final se disputará en una ciudad sin representante en la competición, algo que no ocurría desde 2006, cuando el PSG aún no estaba en la nómina de la aristocracia futbolística. Que no participase el Hertha de Berlín el pasado año podía considerarse tan lógico como ilógico se contempla la ausencia, a la vez, de Milan e Inter, que suman 10 títulos y 16 finales entre ambos y que siguen apartados del plano.

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