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Premio al que más lo quiso

BUENOS AIRES -- Sin demasiados brillos, pero consiguiendo un merecido premio, Santos de Brasil derrotó a Peñarol de Uruguay y se consagró en la Copa Libertadores de América.

La definición se jugó en un ritmo anodino, no se veía gran cosa. Neymar, el único que intentaba, quería hacer una fantasía para desequilibrar y no lo lograba. Ze Eduardo, su compañero de ataque, no es gran cosa. Es raro que haga la diferencia. Lucha, pelea, trata de cubrir el balón, pero le cuesta anotar. Mientras que Elano no va a lo concreto. Tiene buena pegada, interesante gambeta, pero no participa en el ataque de su equipo.

Más allá de ostentar la tenencia, con el buen manejo de Arouca, Ganso y Neymar, Santos no logró crear situaciones netas en la primera mitad. Las mejores aproximaciones se dieron a los 3 minutos, cuando el capitán Edu Dracena desperdició un cabezazo en la puerta del área chica y recién al final de esa etapa, con un remate desviado de Leo, con su pierna menos hábil, la derecha.

Peñarol jugó como lo conocemos. Se basó en su principal cualidad: el orden defensivo. Y eso que le marcaron 19 tantos en 14 encuentros. Pero vale aclarar que 11 de ellos los recibió en la primera ronda, lo que marca una mejora en el tramo final del certamen.

Todo cambió en el arranque del complemento. Santos recuperó a unos 40 metros del arco rival y parece haber tomado mal parado al equipo uruguayo. Después de un lujoso taco, Arouca se sacó de encima a un par de rivales y abrió a la izquierda para Neymar, quien batió a Sosa con un remate potente al primer palo. Noto cierta responsabilidad del arquero, que quiso tirarle un manotazo al balón para rechazarlo. Calculó mal y permitió que le anotaran con un ángulo cerrado, en el palo que mejor debía cubrir.

A partir de la apertura del marcador, el dueño de casa empezó a jugar más tranquilo. La final transcurría con un Peñarol que trataba y no podía. Conocemos sus límites. Construye muy poco juego. Depende de uno solo, Martinuccio, que encima estaba muy bien tomado por Adriano. La principal carta ofensiva del Manya no pudo desequilibrar en ningún momento y Rafael pasó una noche tranquila.

El trámite pudo haberse modificado pero el árbitro Pezzotta prefirió no sancionar como correspondía dos fuertes faltas de Corujo y Albin. El juez argentino intentó evitar problemas ni expulsiones para que el partido no se complique. Sobre todo la primera es para expulsión.

El segundo grito llegó por consecuencia, con una recuperación de atrás, que derivó en Neymar, cambio para Elano y toque a la derecha para la entrada de Danilo. Después de amagarle con ir para afuera a Rodríguez, el lateral enganchó hacia el centro y metió un zurdazo cruzado. Convirtió un golazo porque quiso meterla ahí.

Pensábamos que la final estaba definida, porque por más coraje que exhibiera, Peñarol no complicaba nunca a Rafael. Hasta que entró Estoyanoff y en su primera participación, desbordó por derecha y envió el centro que Durval terminó transformando en gol en contra.

Lo más emotivo fueron los últimos 10 minutos. Reapareció la posibilidad de un milagro. Aunque Peñarol largó las velas y trató de complicar a una desorientada defensa de Santos, no se generaron chances de peligro en el área local. Sí en la visitante, con contraataques increíblemente desperdiciados por los jugadores brasileños.

Se terminó dando un final lógico, con un título merecido para el que más lo quiso. Sin lugar a dudas, esta final no quedará en el recuerdo, salvo para los hinchas de Santos que alcanzaron la gloria en América después de 48 años.

Pienso que el DT campeón, Muricy Ramalho, no se equivocó al destacar la fuerza de Peñarol y el nivel de Vélez. Viendo el desenlace de la historia, vuelvo a creer que el Fortín merecía largamente estar en esta definición. Lo cierto es que Peñarol lo eliminó. Le ganó 1-0 en Uruguay, anotó el necesario gol de visitante en el 2-1 de Buenos Aires, influyó el resbalón de Santiago Silva en aquel penal y otras tantas causas que ya son parte del pasado.

Todos los flashes se fueron con Neymar. Creo que tiene unas cualidades tremendas, pero nos deja con apetito. Cuenta con enormes condiciones técnicas, le pega bien con las dos piernas, pero se queda generalmente en el andarivel izquierdo y no trata de involucrarse en el juego. Seguramente siga creciendo, pero deberá mejorar ese aspecto porque lo más fácil para un defensor es marcar a un delantero con poco recorrido. Eso le quita posibilidades de desequilibrar aún más.

Santos amaga a jugar mucho, pero no concreta tanto. De hecho, sólo venció una vez por más de un gol de diferencia. Fue 3-1 ante Táchira en la fase de grupos. Siempre resultados cortos. Ganando con lo justo, le sirvió para ser campeón. Y como digo siempre, el que sale campeón es el mejor de todos.

Del final sólo puedo decir que es lastimoso, sobre todo para aquellos que ya tenemos unos años, porque retrocedimos medio siglo.

Hasta la próxima.

Felicidades.

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